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PropagandasLa creación de las actitudesen las personasJacques Ellul1962Traducción SyA

IntroducciónLa visión de Jacques Ellul de la propaganda, y su enfoque de estudio de la propaganda son nuevos. Laprincipal diferencia entre su estructura de pensamiento y la mayor parte de otra literatura sobrepropaganda es que Ellul contempla la propaganda más como un fenómeno sociológico que como algofabricado por algunas personas para ciertos propósitos.La propaganda existe y prospera; es el gemelo siamés de nuestra sociedad tecnológica. Sólo en la sociedadtecnológica puede existir algo con la forma y orden de magnitud de la propaganda moderna, que está connosotros para siempre; y solo con los efectos omnipresentes que emanan de la propaganda puede lasociedad tecnológica mantenerse a sí misma unida y seguir expandiéndose.La mayoría de personas son presa fácil de la propaganda, nos dice Ellul, debido a su firme pero totalmenteerrónea convicción de que está compuesta solo de mentiras y de patrañas y que, a la inversa, lo que esverdad no puede ser propaganda. Pero la propaganda moderna hace tiempo que ha desestimado lasmentiras ridículas del pasado y las formas desfasadas de propaganda. En lugar de eso funciona con muchasformas diferentes de verdad: medias verdades, verdades limitadas, verdades fuera de contexto. InclusoGoebbels insistía siempre en que los comunicados de la Wehrmacht fueran tan exactos como fuera posible.Una segunda idea básica equivocada que hace que la gente sea vulnerable a la propaganda es la noción deque sólo sirve para cambiar opiniones.Ese es solo uno de sus objetivos, pero es uno de limitado, de subordinado. Lo que es más importante es quetiene como objetivo intensificar las tendencias que ya existen, agudizarlas y enfocarlas, y por encima detodo, conducir a los hombres a la acción (o, cuando está dirigida a oponentes inflexibles, a la no acción através del terror o del desánimo, para impedirles que interfieran). Por tanto, Ellul distingue diversas formasde propaganda, y llama a su libro Propagandas, siendo ese plural una de las claves de su concepto. Ladiferencia más incisiva que hace Ellul es entre la propaganda de agitación, y la propaganda de integración.La primera conduce a los hombres del simple resentimiento a la rebelión; la última apunta a hacer que seajusten a los modelos deseados. Los dos tipos se apoyan en medios totalmente diferentes. Ambos existenpor todo el mundo. La propaganda de integración se necesita especialmente para que florezca la sociedadtecnológica, y sus medios tecnológicos ―entre ellos los medios de comunicación― hacen a su vez que talpropaganda de integración sea posible.Un punto central relacionado en la tesis de Ellul es que la propaganda moderna no puede funcionar sin“educación”; por tanto así invierte la difundida noción de que la educación es el mejor profiláctico contra lapropaganda. Por el contrario, dice, la educación, o lo que generalmente pasa por ese nombre en el mundomoderno, es el prerrequisito absoluto de la propaganda. De hecho, la educación es en gran parte idéntica alo que Ellul denomina la “pre-propaganda”, el condicionamiento de las mentes con ingentes cantidades deinformación incoherente, que se dispensa para conseguir los propósitos ulteriores, y planteando como“hechos” y como “educación” Ellul continúa señalando a los intelectuales como virtualmente los másvulnerables de todos a la propaganda moderna, por tres razones:1. Son ellos quienes absorben la mayor cantidad de información no verificable de segunda mano.2. Ellos sienten la necesidad compulsiva de tener una opinión acerca de cada uno de los temasimportantes de nuestra época, con lo que sucumben con facilidad a las opiniones que lapropaganda les ofrece sobre todas esas partes indigeribles de información.3. Ellos se consideran a sí mismos capaces de “juzgar” por sí mismos. Literalmente, necesitanpropaganda.De hecho, la necesidad de propaganda por parte del receptor de la propaganda es uno de los máspoderosos elementos de la tesis de Ellul. Expulsado de los micro-grupos que se desintegran del pasado,tales como la familia, la iglesia, o el pueblo, el individuo está sumergido en una sociedad masiva, y arrojadode vuelta a sus propios inadecuados recursos, su aislamiento, su soledad, su escasa efectividad, lapropaganda le da a manos llenas lo que necesita: una razón para existir, una implicación personal, y laparticipación en acontecimientos importantes, un motivo y una excusa para algunos de sus másPág. 2 de 187

cuestionables impulsos, la corrección, todo ficticio, para estar seguro, todo más o menos falsificado; pero éllo bebe hasta la última gota y pide más. Sin esta intensa colaboración por parte del receptor de lapropaganda, el propagandista sería impotente.Por tanto la propaganda, a través de crear primero las falsas necesidades mediante la “ pre-propaganda”, yluego aportando las falsas satisfacciones de las mismas, es perniciosa. ¿Es posible tener una propagandasana para una causa sana? ¿Puede la Democracia, el cristianismo, el humanismo, ser propagados mediantelas modernas técnicas de propaganda? Ellul traza las similitudes entre todos los esfuerzos de propaganda:comunistas, nazis, democráticos. Cree que nadie puede utilizar esta arma intrínsecamente no democrática-o más bien, abandonarse a ella- y salir indemne, o sin sufrir en el proceso profundas transformaciones.Muestra los efectos inevitables e indeseados de la propaganda, de los que el “buen” propagandista no esconsciente, la “repercusión” de cualquier gran actividad de propaganda y de todas sus perniciosasconsecuencias. La peor de todas ellas es que: una vez lanzado totalmente el proceso, tiende a convertirseen irreversible.Ellul repasa de forma crítica lo que la mayoría de escritores estadounidenses han escrito sobre el tema de lapropaganda y de los medios de comunicación, habiendo estudiado la bibliografía, desde Lasswell aRiesman, con toda profundidad. Aceptando algunos de sus hallazgos, rechaza otros, concretamente losesfuerzos para determinar los efectos de la propaganda. Ellul cree que en total, la propaganda es muchomás efectiva, y efectiva en muchas más maneras, de lo que muestran la mayoría de análisisestadounidenses. Concretamente, rechaza como no realistas y no significativos todos los experimentos quehan sido llevados a cabo con grupos pequeños; la propaganda es un fenómeno único que resulta de latotalidad de fuerzas presionando sobre un individuo en su sociedad, y por tanto no puede ser replicado enun ‘tubo de ensayo’.Para ilustrar sus muchos argumentos originales, Ellul nunca confía en la estadística ni en la cuantificación,que menosprecia profundamente, sino en la observación y la lógica. Su tratado es una estructuratotalmente integrada de pensamiento en la que cada pieza encaja con todas las demás, aunque sea uncentenar de páginas después. A este respecto su obra se parece a la de Schopenhauer, The World as Willand Idea, de la que el filósofo afirmó que para que el lector comprendiera totalmente el libro debía leerlodos veces porque ninguna página del libro podía ser plenamente comprendida sin conocer el total. Ennuestra ajetreada época este procedimiento apenas puede ser sugerido al lector. Pero debería estaradvertido de que ojear el libro no basta.Paul Pickrel, de Harper’s Magazine, dijo del libro The Tecnological Society de Ellul, que Ellul era ―”un granhombre”― que había escrito “con una calma monumental y una exasperante minuciosidad.un magníficolibro”. Propaganda, de Ellul no es menos exasperante, monumental y minucioso.¿Qué puede hacer la humanidad, en opinión de Ellul? Al final de este libro Ellul no llega a ningunaconclusión pesimista ni optimista en relación al futuro. Afirma simplemente que, en su opinión, lapropaganda es, hoy en día, un peligro mucho mayor para la humanidad de lo que cualquier otra de las másgrandiosamente anunciadas amenazas que se ciernen sobre la raza humana. Su súper análisis finaliza conuna advertencia, no con una profecía.Konrad Kellen (traductor del francés al inglés de la obra)febrero de 1965Pág. 3 de 187

PrefacioLa propaganda, sea cual sea el nombre que le demos, ha llegado a ser un fenómeno muy generalizado en elmundo moderno. Las diferencias en los regímenes políticos importan poco, las diferencias en los nivelessociales son más importantes, y mucho más importantes en la autoconciencia nacional. Hoy en día en elmundo existen tres grandes bloques de propaganda: la Unión Soviética, China y Estados Unidos. Son lossistemas de propaganda más importantes, en términos de su profundidad y coherencia. Incidentalmenterepresentan tres tipos y métodos totalmente diferentes de propaganda.Hay otros sistemas de propaganda, ―en diversos estadios de desarrollo y efectividad, pero menosadelantados que estos tres―, de todo un grupo de países. Son los de las repúblicas socialistas de Europa yAsia; Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Yugoslavia, Alemania del Este, Vietnam del Norte, modelan supropaganda sobre la de la Unión Soviética, pero con cierta falta de comprensión y sin los recursosadecuados. Luego están Alemania Occidental, Francia, España, Egipto, Vietnam del Sur y Corea, con formasde propaganda menos elaboradas y más bien confusas. Países como Italia y Argentina, que llegaron a tenersistemas poderosos de propaganda, ya no utilizan esta arma.Sea cual sea la diversidad de países y métodos, comparten una característica en común; se preocupan por laefectividad1. Se hace propaganda en primer lugar y ante todo debido a un deseo de actuar, para el propósitode activar una política efectiva y de dar un poder irresistible a sus decisiones 2. Cualquiera que maneje esteinstrumento únicamente puede estar preocupado por su efectividad. Es la ley suprema, que no debeolvidarse nunca cuando se analiza el fenómeno de la propaganda. La propaganda que no es efectiva no espropaganda. Este instrumento pertenece al universo tecnológico, comparte sus características y estáindisolublemente vinculado a él.La propaganda no sólo es en sí misma una técnica, también es una condición indispensable para eldesarrollo del progreso técnico y para el establecimiento de una civilización tecnológica. Y, como con todaslas técnicas, la propaganda está sujeta a la ley de la eficiencia. Pero si bien es relativamente fácil de estudiaruna técnica precisa, cuyo alcance puede ser definido, estudiar la propaganda choca con algunos obstáculosextraordinarios.Desde el principio resulta evidente que existe una gran incertidumbre sobre el propio fenómeno, que surgeante todo de unos conceptos a priori morales o políticos. Generalmente se contempla la propaganda comoalgo maligno: en sí mismo, esto dificulta su estudio. Para estudiar algo adecuadamente, se deben dejar delado los juicios éticos. Quizás un estudio objetivo vuelva a dirigirnos hacia ellos, pero eso será más tarde, ycon pleno conocimiento de los hechos.Una segunda causa de confusión es la convicción general, derivada de pasadas experiencias, de que lapropaganda consiste principalmente de “patrañas” diseminadas mediante mentiras. Adoptar esta opiniónes impedirse a uno mismo la comprensión de todo lo que concierne el verdadero fenómeno, que es muydiferente de lo que fue en el pasado.Incluso habiendo eliminado esos obstáculos, resulta todavía difícil determinar qué constituye propagandaen nuestro mundo, y cuál es la naturaleza de la propaganda. Ello se debe a que es una acción secreta. Latentación tiene entonces dos aspectos: estar de acuerdo con Jacques Driencourt en que “ todo espropaganda”, porque todo en las esferas políticas o económicas parece estar penetrado y moldeado poresta fuerza, o como algunos modernos científicos estadounidenses han hecho, abandonar por completo eltérmino de propaganda, dado que no puede ser definido con ningún grado de precisión. Este derrotero esuna inadmisible rendición intelectual. Adoptar tal actitud nos llevaría a abandonar el estudio de unfenómeno que existe y que necesita ser definido.12Goebbels dijo: “No hablamos para decir algo sino para conseguir cierto efecto”. Y F.C. Bartlett declaró exactamente que el objetivo de lapropaganda no es incrementar la comprensión política de los acontecimientos, sino de obtener resultados a través de la acción.La definición del objeto de la propaganda de Harold D. Lasswell es exacta: “Maximizar el poder en el país subordinando los grupos e individuos,a la vez que reduciendo el coste material del poder”. De forma similar, la propaganda, en la guerra, es un intento de conseguir la victoria con unmínimo de gasto físico. Antes de la guerra, la propaganda es un sustituto de la violencia física, durante la guerra, es un suplemento de lamisma.Pág. 4 de 187

Nos enfrentamos entonces con la extrema dificultad de la definición. De inmediato podemos descartardefiniciones tan simplistas como la ofrecida por Marbury B. Ogle: “Propaganda es cualquier esfuerzodestinado a cambiar la opinión o las actitudes Propagandista es cualquiera que comunica sus ideas con laintención de influenciar al oyente”. Una tal definición incluiría al maestro, al sacerdote y en realidad acualquier persona que converse con otra sobre cualquier tema. Una definición tan amplia no ayuda en nadaa comprender el carácter específico de la propaganda.En Estados Unidos, en lo que se refiere a definiciones, ha existido una evolución característica. Desde 1910hasta casi 1933, el principal énfasis era sobre lo psicológico: Propaganda es una manipulación de símbolospsicológicos teniendo objetivos de los que el oyente no es consciente 3.A partir de la aparición de los estudios de Lasrwell, se consideró posible la propaganda mediante otrosmedios y con objetivos declarados. Entonces la atención se enfocó en la intención del propagandista. Enlibros más recientes, el objetivo de adoctrinar ―concretamente en relación a asuntos políticos, económicosy sociales― se ha contemplado como la característica de la propaganda. Dentro de este marco dereferencia, se podría determinar qué constituye propaganda mirando al propagandista, tal y cual personason propagandistas, por tanto sus palabras y hechos son propaganda. Pero parece que los escritoresestadounidenses aceptaron finalmente la definición dada por el Instituto para el Análisis de la Propaganda,y que está inspirada en Lasswell:“Propaganda es la expresión de opiniones o de acciones realizadas deliberadamente por individuos ogrupos con vistas a influir las opiniones o acciones de otros individuos o grupos para conseguir unos finespredeterminados y a través de manipulaciones psicológicas” 4Podríamos citar indefinidamente páginas de definiciones. Un escritor italiano, Antonio Miotto, dice quepropaganda es una “técnica de presión social que tiende a crear grupos psicológicos o sociales con unaestructura unificada a través de la homogeneidad de los estados afectivos y mentales de los individuossujetos a examen”.Para Leonard W. Doob, el reconocido especialista estadounidense, se trata de "un intento de modificar laspersonalidades y controlar el comportamiento de los individuos en relación a objetivos considerados nocientíficos o de cuestionable valor en una sociedad y periodo de tiempo determinados”.Y si examinásemos la literatura alemana o rusa podrían incluso encontrar definiciones más remotas sobre eltema. Aquí no ofreceré mi propia definición. Sólo quería mostrar la inseguridad entre los especialistas en eltema. Considero más útil proceder a analizar las características de la propaganda como una fenómenosociológico que existe. Quizá resulte adecuado subrayar la palabra. Examinaremos la propaganda tanto ensus formas pasadas como presentes, porque evidentemente no podemos eliminar de nuestro estudio lossistemas de propaganda altamente desarrollados de la Alemania de Hitler, de la Rusia de Stalin, y de la Italiafascista.Esto resulta evidente, pero no lo es; muchos escritores no están de acuerdo con este enfoque. Establecencierta imagen o definición de propaganda, y proceden a estudiar lo que sea que corresponda a sudefinición, o se han rendido a la atracción de un estudio científico, e intentan experimentar con algúnmétodo concreto de propaganda sobre pequeños grupos, y en pequeñas dosis, momento en el cual deja deser propaganda.Para estudiar la propaganda no debemos recurrir al psicólogo sino al propagandista; no debemos examinarun grupo de estudio, sino toda una nación sometida a una propaganda real y efectiva. Desde luego estoexcluye a todos los tipos de estudio denominados científicos (es decir, estadísticos), pero por lo menoshabremos respetado el objeto de nuestro estudio, al contrario que muchos especialistas actuales queestablecen un riguroso método de observación, pero a fin de aplicarlo pierden el objeto a ser estudiado.34John Albig ha denominado a estos elementos de definición: el carácter secreto de las fuentes y objetivos de la propaganda; la intención demodificar las opiniones; la diseminación de conclusiones de dudosa validez; la noción de inculcar ideas más que de explicarlas. Esto es en partecorrecto, pero desfasado.A menudo se añade la idea de que la propaganda trata con “temas controvertidos en un grupo”. Más profunda es la idea de Daniel Lerner deque la propaganda es un medio de alterar la proporción de poder en un grupo, modificando las actitudes a través de la manipulación de lossímbolos. Sin embargo, no estoy totalmente de acuerdo con el carácter exclusivamente psicológico de esta definición.Pág. 5 de 187

Consideraremos más bien qué es la naturaleza de la propaganda dondequiera que sea aplicada ydondequiera que esté dominada por una preocupación por su efectividad.Finalmente, tomamos el término de propaganda en su acepción más amplia, que abarca las siguientesáreas: Acción psicológica: El propagandista busca modificar opiniones a través de medios puramentepsicológicos; lo más habitual es que persiga un objetivo semi-educativo y se dirija él mismo a susconciudadanos Guerra psicológica: Aquí el propagandista trata con un adversario extranjero cuya moral buscadestruir mediante medios psicológicos de manera que el oponente empiece a dudar de la validez desus creencias y acciones.5 Reeducación y lavado de cerebro: Métodos complejos de transformar a un adversario en un aliado,que sólo pueden ser utilizados con prisioneros. Relaciones públicas y humanas: Éstas deben necesariamente quedar incluidas en la propaganda.Esta afirmación puede que impacte a algunos lectores, pero mostraremos que sus actividades sonpropaganda porque buscan amoldar el individuo a la sociedad, a un estándar de vida, a unaactividad. Sirven para hacer que se adapte, que es el objetivo de toda propaganda.En su sentido más amplio, la propaganda los incluye a todos ellos. En su sentido más estrecho, secaracteriza por una calidad institucional. En la propaganda encontramos técnicas de influencia psicológicacombinadas con técnicas de organización, y la envoltura de personas con la intención de desencadenar laacción. Este será pues el campo más amplio de nuestra investigación.De este universo completo de propaganda he excluido deliberadamente los siguientes temas que seencuentran en la mayoría de estudios sobre propaganda: Los relatos históricos de propaganda, concretamente del pasado reciente: la propaganda en 1914, oen 1940, etc. La propaganda y la opinión pública como una entidad, considerando la opinión pública, suformación, y todo lo demás, como principal problema, y la propaganda como un simpleinstrumento para formar o cambiar opinión como un problema menor. Las bases psicológicas de la propaganda: ¿con qué prejuicios, impulsos, motivaciones, pasiones,complejos, juega el propagandista? ¿Qué fuerza psíquica utiliza para conseguir sus resultados? Las técnicas de propaganda: ¿Como pone en acción el propagandista la fuerza psíquica, cómopuede llegar a la gente, cómo puede inducirle a actuar? Los medios de propaganda: los medios de comunicación de masas.Tales son los cinco titulares de capítulo que se encuentran en todas partes. Algo menos comunes son losestudios sobre las características de los grandes ejemplos de propaganda: hitleriana, estalinista,estadounidense, y demás. Aquí han sido precisamente omitidos porque han sido ya frecuentementeanalizados. El lector encontrará en la bibliografía todo lo que es útil conocer sobre cada uno de esos temas.En lugar de esos he intentado examinar aspectos de propaganda que son tratados en raras ocasiones, paraadoptar un punto de vista, una perspectiva, una visión no ortodoxa. He buscado utilizar un método que nosea ni abstracto ni estadístico, sino que de vez en cuando se base en estudios existentes. El lector deberíasaber que no está tratando con una Enciclopedia de Propaganda, sino con una obra que supone que estáfamiliarizado con sus bases psicológicas, técnicas y métodos, y que pretende llevar al hombrecontemporáneo un paso más cerca de conocer la propaganda, el fenómeno real que le condiciona y locontrola.Por otro lado, he considerado la propaganda como una totalidad. Es habitual trasladar juicios éticos sobresus fines, juicios que entonces redundan en que la propaganda sea considerada como un medio, tales5El análisis de Maurice Mégret distingue tres partes: una agencia de propaganda (apoya operaciones militares); una acción político-militar (paraasegurar la sumisión de la población por medios técnicos, no violentos); un sistema de pensamiento coherente.Pág. 6 de 187

como: dado que la democracia es buena y la dictadura mala, la propaganda que sirve a la democracia esbuena incluso si como técnica es idéntica a la propaganda que sirve a la dictadura . O, dado que elsocialismo es bueno y el fascismo es malo, la propaganda no es totalmente mala en manos de los socialistaspero es totalmente maligna en manos fascistas.6 Rechazo esa actitud. La propaganda, como fenómeno, esesencialmente lo mismo en China que en la Unión Soviética, o en Estados Unidos que en Argelia. Lastécnicas tienden a alinearse a sí mismas unas con otras. Los medios de divulgación pueden estar más omenos perfeccionados, pueden ser utilizados más o menos directamente, de la misma manera que lasorganizaciones pueden ser más o menos efectivas, pero eso no cambia el núcleo del problema: quienesaceptan el principio de propaganda, y deciden utilizarlo, emplearán inevitablemente la organización ymétodos más eficientes.7Además, la premisa de este libro es que la propaganda, sin importar quien la haga, ya sea el más correcto ymejor intencionado de los hombres, tiene resultados seguros idénticos en el comunismo, hitlerismo, o en lademocracia occidental, resultados inevitables sobre el individuo o sobre los grupos, y diferente de ladoctrina promulgada o del régimen que se ha apoyado por esa propaganda. Dicho de otra manera, elhitlerismo como régimen tuvo ciertos efectos, y la propaganda utilizada por los nazis innegablemente tuvociertas características específicas. Pero si bien la mayoría de analistas se detienen ante esta especificidad, yohe intentado eliminarla a fin de mirar solo las características más generales, los efectos que resultancomunes, en todos los casos, a todos los métodos de propaganda. Por tanto, he adoptado la mismaperspectiva y el mismo método al estudiar la propaganda que al estudiar cualquier otra técnica.Dedicaré mucho espacio al hecho de que la propaganda se ha convertido en una necesidad ineludible paracada uno. En relación a esto he dado con una fuente de muchos malentendidos. El hombre moderno adoralos “hechos”, es decir, acepta los “hechos” como la realidad definitiva. Está convencido de que lo que es, esbueno. Él cree que los hechos por sí mismos aportan evidencias y pruebas, y subordina voluntariamente losvalores a ellos; obedece lo que cree que es una necesidad, cosa de alguna manera conecta con la idea delprogreso.Esta actitud ideológica estereotipada da como resultado inevitable una confusión entre juicios deprobabilidad y juicios de valor. Dado que el hecho es el único criterio, debe ser bueno. En consecuencia seda por supuesto que cualquiera que declare un hecho (incluso aunque no aporte juicio sobre él), está portanto a su favor. Cualquiera que afirme (simplemente declarando un juicio de probabilidad) que loscomunistas ganarán algunas elecciones es de inmediato considerado pro-comunista; cualquiera que diceque toda la actividad humana está siendo cada vez más dominada por la tecnología, es contemplado comoun “tecnócrata”, y así sucesivamente.A medida que procedemos a analizar el desarrollo de la propaganda, para considerar su ineludibleinfluencia en el mundo moderno, y su conexión con todas las estructuras de nuestra sociedad, el lectorestará tentado de ver una aprobación de la propaganda. Dado que la propaganda se presenta como unanecesidad, una obra así obligaría por tanto al autor a hacer propaganda, a incentivarla, a intensificarla.Quiero remarcar que nada está más lejos de mi mente; un supuesto tal solo es posible por aquellos queadoran los hechos y el poder. En mi opinión, la necesidad nunca establece la legitimidad; el mundo de lanecesidad es un mundo de debilidad, un mundo que niega al hombre. Decir que un fenómeno es necesariosignifica, para mí, que niega al hombre: lo que se necesita es una prueba del poder que [el fenómeno] tiene,no una prueba de lo excelente que es.Sin embargo, confrontado por una necesidad, el hombre debe llegar a ser consciente de ella, si es que debellegar a dominarla. En tanto y cuanto el hombre niegue la inevitabilidad de un fenómeno, evitandoenfrentarlo, seguirá desviándole. Se engañará a sí mismo, sometiéndose de hecho a la “ necesidad” mientraspretende ser libre “a pesar de ella”, y únicamente porque afirma ser libre. Sólo cuando se da cuenta de suengaño experimentará el inicio de la verdadera libertad ―en el acto de realizarse a sí mismo―aunque solo67Esto es lo que afirma Serge Tchakhotin.Como dijo Mégret, los funcionarios en Indochina que entraron en contacto con la propaganda norvietnamita tenían una “visión política global”que se sustituyó por el “uso fragmentado de medios técnicos” de la propaganda; todo esto forma parte de la progresión de las viejas ideas alnuevo fenómeno.Pág. 7 de 187

sea por el esfuerzo de mantenerse alejado, mirar de frente al fenómeno, y reducirlo a un hecho desnudo.(la cruda realidad)La fuerza de la propaganda es un ataque directo contra el hombre. La cuestión es determinar cuán grandees el peligro. Muchas de las respuestas se basan en dogmas anteriores inconscientes. Así, los comunistasque no creen en la naturaleza humana sino solo en la condición humana, creen que la propaganda estodopoderosa, legítima (siempre que sean ellos quienes la empleen), e instrumental para crear un nuevotipo de hombre. Los sociólogos estadounidenses intentan restar importancia científicamente a la efectividadde la propaganda porque no pueden aceptar la idea de que el individuo ―esa piedra fundamental de lademocracia―pueda ser tan frágil; y porque conservan su confianza definitiva en el hombre.Personalmente, también tiendo a creer en la preeminencia del hombre y, en consecuencia, me doy cuentade que el hombre es terriblemente maleable, inseguro de sí mismo, listo para aceptar y seguir muchassugestiones, y que está zarandeado por todos los vientos de la doctrina. Pero aun cuando, en el transcursode estas páginas, revelaré el poder total de la propaganda contra el hombre, cuando me adelante hasta elpropio umbral de mostrar los cambios más profundos en su personalidad, no significa que seaantidemócrata.La fuerza de la propaganda revela, desde luego, uno de los fallos más peligrosos de la democracia. Pero esono tiene nada que ver con mis propias opiniones. Estoy a favor de la democracia, sólo puede lamentar quela propaganda convierta su verdadero ejercicio [de la democracia] en algo casi imposible. Pero pienso quesería incluso peor mantener cualquier ilusión sobre una coexistencia de la verdadera democracia y lapropaganda. En momentos de peligro nada es peor que vivir en un mundo de sueño. Avisar a un sistemapolítico de la amenaza que cuelga sobre él no implica estarlo atacando sino que es el mayor servicio que sepueda prestar al sistema. Y lo mismo se aplica al hombre: avisarle de su debilidad no es intentar destruirlesino más bien alentarle para que se refuerce a sí mismo.No tengo simpatías hacia el altanero intelectual aristócrata que juzga desde las alturas, creyéndose a símismo invulnerable ante las fuerzas destructoras de su tiempo, y que considera desdeñosamente al hombrecomún como una oveja a ser manipulada, a ser moldeada por la acción de la propaganda en los aspectosmás íntimos de su ser. Insisto que dar un aviso así es un acto en defensa del hombre, y que no estoyjuzgando a la propaganda con un desapego olímpico, y que habiendo sufrido, sentido y analizado el impactodel poder de la propaganda en mí mismo, habiendo sido una y otra vez, y siéndolo todavía, objeto de lapropaganda, quiero hablar de ella como una amenaza que atenta contra la personalidad total.A fin de perfilar las dimensiones reales de la propaganda debemos siempre considerarla dentro del contextode la civilización. Quizás el defecto más básico de la mayoría de estudios realizados al respecto es su intentode analizar la propaganda como un fenómeno aislado. Esto corresponde a la actitud más bien prevalenteque separa los fenómenos socio-políticos unos de otros, y no establece correlación alguna entre las partes,actitud que a su vez reafirma al estudiante de la validez de los diversos sistemas.La democracia, por ejemplo, se estudia como si los ciudadanos fuesen una entidad separada del Estado,como si la opinión pública fuera “un algo en sí mismo”; mientras, el estudio científico de la opinión pública yde la propaganda se deja para otros especialistas, y a su vez el especialista en opinión pública confía en eljurista para definir un marco legal adecuado para la democracia. Los problemas de la sociedad tecnológicason estudiados sin referencia a su posible influencia sobre la vida men

La visión de Jacques Ellul de la propaganda, y su enfoque de estudio de la propaganda son nuevos. La principal diferencia entre su estructura de pensamiento y la mayor parte de otra literatura sobre propaganda es que Ellul contempla la propaganda más como un fenómeno sociológico que como algo fabricado por algunas personas para ciertos .

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