El Gigante Que Susurra - PlanetadeLibros

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2.02LAS FIERAS FÚTBOL CLUBEl gigante que susurraSoy yo, Marlon, el número 10. Dicen que soy el corazónde Las Fieras. Y el corazón se me rompe con sólo pensarque otro de mis amigos pueda abandonarme. Sobre todoahora, cuando en el Azote del Trueno nos espera nuestroprimer rival: Las Bestias Bestiales. Aun así, y aunque sóloéramos ocho, dejé que Vanesa se fuera. «¿Te importa,Marlon –me preguntó– si te dejo, si dejo las Fieras? ¿Y medesearás suerte en lo que haga?» No pude más que gritar.No en voz alta, no. Grité para mis adentros. Pero ¿cómopuedo retenerla? Sin ella no sólo pierdo el partido contralas Bestias, sino todo.¡LAS FIERAS CONQUISTAN EL FÚTBOL!PVP 8,95 10035828www.planetadelibrosinfantilyjuvenil.comLAS FIERAS FÚTBOL CLUB EL GIGANTE QUE SUSURRA2.02

nivel 2.02el gigante que susurraJoachim MasannekEl gigante que susurra.indd 320/09/13 08:42

ÍndiceOlor a tempestad nocturna . 7La victoria se va al agua . 14Las Protofieras. 23Jugando a «quitarse la careta». 35Fieros y rabiosos . 43Gélida pesadilla pascual . 55¡Éramos los mejores!. 58El renacimiento. 62AT-Compatible . 70Willi, lárgate . 79Un día con Vanesa . 96Adultos a los trece .102Más fieros que nunca .110Corazón sin corazón .122Entre traidores.132Miedo y nada más .142¿Dónde está Marlon?.153La Rueda de la Fortuna .164Tienes que decidirte, Vanesa .179Certamen de fútbol freestyle - 1.ª parte .185Lágrimas en la lluvia .193Con el corazón de un lobo .197El gigante que susurra.indd 520/09/13 08:42

Fiero para siempreFiero para siempreBueno para siempreHirviendo de rabiaSé siempre fieroSé siempre buenoHagas lo que hagas11. Banana Fishbones, Für immer wild, título de la banda sonora de Las Fieras3 (2005).El gigante que susurra.indd 620/09/13 08:42

Olor a tempestad nocturnaCaían rayos y truenos cuando salíamos del Azote del Trueno pasada la medianoche. La lluvia nos calaba hasta loshuesos y refrescaba nuestro ánimo caldeado. Nos mirábamos y nos reíamos, y vociferábamos nuestros nombrescomo si fueran un sortilegio mágico que nos traería suerte.—¡Eh, Raban!—¡Eh, Nerv!—León, lo has visto, ¿no?Mientras por el loro Solo-ante-el-peligro, que Juli llevaba en el sidecar de su bici, retumbaba nuestro himno,Todo irá bien mientras seas una Fiera, revivíamos en losojos radiantes de los demás el gol decisivo: Nerv cayendodesde las alturas; la mirada asustada de Klette, convencida, como los demás Lobos, de que nuestro compañerose haría papilla contra el suelo; nosotros extendiendo labandera de Las Bestias Bestiales a modo de lona de salvamento; Nerv cogiendo impulso en plena caída con lapierna izquierda y propulsando con sangre fría la derecha,7El gigante que susurra.indd 720/09/13 08:42

su pierna buena; el pobre Gilead, el portero de Los Lobos,dándose cuenta de que no tenía la menor oportunidad;la bola, roja como la lava, entrando rasa por la derecha,rebotando contra el palo y haciendo aletear el fondo dela red como alas de mariposa. Casi no podíamos creerlo.Un gol de ensueño.Cuando Nerv, también grácil y aleteante cual mariposa, cayó con los brazos extendidos al cielo sobre la telasalvadora, lo volteamos al menos una docena de vecesentre gritos de júbilo.Vaya zorro astuto estaba hecho la inofensiva criaturita. ¿Osdais cuenta? Estábamos en la Liga de los mejores, la «Ligadel nueve», y pronto, en dos semanas, el primer domingodespués de Pascua, jugaríamos nuestro primer encuentroen el Azote del Trueno. El certamen de fútbol freestyle, ¿oís?Daba igual qué insidiosas reglas se escondieran tras esenombre, nada nos asustaba. Estábamos preparados.Y como yo, Marlon, era ese día el jefe, guié a las sieteFieras que aún quedábamos desde el Bosque Salvaje,2cruzando el Vado Mágico,3 hasta la ciudad, donde la refrescante tormenta había cesado hacía rato.2. Bosque al oeste del Territorio Fieras donde se encuentra la pista cubiertaen la que Las Fieras se entrenan durante el invierno. Volumen 7: Maxi Futbolín Maximilian.3. Cruzando el Vado Mágico se sale de la ciudad y se entra en el Bosque Salvaje. Volumen 7: Maxi Futbolín Maximilian.8El gigante que susurra.indd 820/09/13 08:42

Mi hermano León el Superdriblador, cazador de golesy servidor de pases a gol, iba pegado a mí como si fuerami sombra. A su lado, sobre el asfalto aún húmedo, ibaRaban el Héroe, con sus gafas de culo de botella brillando como reflectores y su rueda de tractor en la partetrasera. Detrás de él, Markus el Imbatible y Maxi FutbolínMaximilian, el hombre del Bum más potente del mundo, propulsaban con tracción a manos y pies el buqueinsignia de la horda negra. Y a su lado, en el sidecar multifunción, Juli Huckleberry Fort Knox, el mejor defensa,y Nerv, el que pone de los nervios, cantaban la canciónde nuestra victoria. Los focos de nuestras bicis brillabancomo soles. Las turborruedas4 de inercia ronroneaban ysobre los depósitos de nuestras bicimotos brillaba nuestro rugiente logo.«Raaaa», despertaron nuestros cantos a toda la ciudad.Y es que todos debían saberlo: allá íbamos otra vez. Elequipo más fiero había vuelto y ninguna maldición ni ningún reniego podrían impedirlo:—¿Es que estáis chiflados?—Vaya caradura.—Los niños de hoy no tienen modales.—¿Dónde están vuestros padres?4. Las turborruedas fueron una aportación de Annika, la Dama del Dragón, aLas Fieras. Volumen 12: Rocce, el Mago.9El gigante que susurra.indd 920/09/13 08:42

—¿No deberías estar en la cama?—Os tendrían que. ¿oís?Pero a nosotros nos resbalaba. Nos sonreíamos y,mientras nos adelantábamos los unos a los otros de camino hacia la casa de Maxi, en la Alten Allee, despertamosa la madre de Juli, pasamos dando gritos por delante dela heladería de mi padre, dejamos temblando la calle deRaban y le dimos un susto al padre de Markus.—Fútbol, allá vamos –oyó éste justo en el momentoen que soñaba que Markus le decía lo que quería oírledecir desde hacía años: «Papá, quiero dedicarme al golfprofesional». Pero lo que oyó fue nuestro: «Fútbol, allávamos».10El gigante que susurra.indd 1020/09/13 08:42

Se despertó de su sueño y corrió a la ventana bajo laque pasábamos como bólidos.—Fútbol, allá vamos —cantamos todos, y Markus másfuerte que nadie—. Porque sin ti, fútbol, no soy nada.Yo comandaba la horda, y me sentía tan feliz, que porun momento lo olvidé todo. Sí, olvidé lo que había pasadoen el partido, que Vanesa se había ido y por qué y lo enfadada que estaba. Enfadada y triste, sí, y desesperada. Desesperada porque yo me había visto en secreto con Abril,la Loba de Ragnarök, y había permitido que me besara. Yporque Abril me había pedido que me uniera a Los Lobos.Maldita sea, estaba tan contento que lo había olvidado. Porque allí estaba yo, con Las Fieras. Era tan feliz queme metí en la calle donde vivía Vanesa. Vi a mi novia trasla ventana y la saludé con la mano. De la alegría, se mequebró la voz al gritar:—¡Lo hemos conseguido. Ven con nosotros al Calderodel Diablo a contárselo a Willi, a darle las gracias!La miré radiante. Aún la veía bailando sobre la vallade madera, la valla que, ladeada por el viento, rodeaba el Caldero del Diablo. La veía recorriéndola con losojos vendados y superando el Test Lancelot al cuadrado,mientras Los Lobos de Ragnarök, que espiaban nuestroentrenamiento, se quedaban pasmados y se tragabansus burlas.11El gigante que susurra.indd 1120/09/13 08:42

Reviví cómo había ido todo: mi pase había sido demasiado impreciso, demasiado corto, y ella no había podidoalcanzarlo. Así que saltó de la valla, corrió a una de lasbanderas que colgaban de la torre que había en la esquina, se impulsó con ella como si fuera una liana, volvióal terreno de juego y, estirándose al máximo, pudo rozarcon la punta del pie el cuero poco antes de que éste tocara el suelo y pasármelo con autoridad.—¡Raaaa! –grité—. Ven, Vanesa. Lo hemos conseguido.Vamos al Caldero del Diablo.La miraba radiante con el puño en alto. No podía ver laslágrimas en sus ojos. Y para darme cuenta, para notar las lágrimas de Vanesa —como en realidad habría debido porque laquería—, para eso el mundo olía demasiado bien. Despuésde la lluvia, el aire era tan limpio y puro. Y los colores, apesar de la oscuridad, relucían como si alguien acabara depintarlo todo, como si todo acabara de nacer, como si tododesbordara fiereza. Y con la convicción de poderlo todo,me puse a la cabeza de Las Fieras colina arriba a toda velocidad. Íbamos tan de prisa que casi saltamos por encima.Chillamos alborozados.—Eh, Willi, despierta de tu sueño de Bella Durmiente.—Se acabaron los sueños.Vimos la luna llena en el cielo y cómo su luz caía enel Caldero del Diablo. Parecía salir de él y no del cielo. Y12El gigante que susurra.indd 1220/09/13 08:42

en el mismo momento en que las nubes de tormentacubrían su faz y la oscurecían de repente, el mundo pegóun vuelco.—¡Cuidado, Marlon! –oí chillar a León detrás de mí.—¡Desastre pringososulfúrico! —gritó Nerv junto a Juli.Mi bici BMX se atascó en el barro y su megarruedatrasera se separó tan bruscamente del suelo que me hizosalir despedido por encima del manillar. Aún tuve tiempo de ver cómo León se caía a mi lado y cómo Markusy Nerv salían volando porencima de mí. Primero losoí gritar y después oí elchof, el doble chof, al aterrizar ambos en el sueloencharcado. El reflejo delas nubes sobre el aguaestalló. Y es que todo elCaldero del Diablo era unlago en el que se reflejaba el cielo. Oí a mi ladoel siseo de la rueda delsidecar, que se elevaba alcielo. Lo oí cada vez máslento, más lento. hastaque se hizo el silencio.13El gigante que susurra.indd 1320/09/13 08:42

Y como yo, Marlon, era ese día el jefe, guié a las siete Fieras que aún quedábamos desde el Bosque Salvaje,2 cruzando el Vado Mágico,3 hasta la ciudad, donde la re-frescante tormenta había cesado hacía rato. 2. Bosque al oeste del Territorio Fieras donde se encuentra la pista cubierta en la que Las Fieras se entrenan durante el invierno.

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3 abía una vez.un gigante muy grande. Tan grande era, que podía rodear la Tierra con sus formidables brazos y tocarse la punta de los dedos de sus enormes

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Micomicona, que le ha tajado la cabeza cercén a cercén como si fuera un nabo. ¿Qué dices, hermano?, dijo el Cura, dejando . ¿Cómo diablos puede ser eso que decís, estando el gigante dos mil leguas de aquí? 2 En esto oyeron un gran ruido en el aposento, y que Don Quijote decía

and measured pile capacities. API-1993 provides potentially non-conservative results for shaft capacity in loose sands, and in loose-to-medium sands with high length (L) to diameter (D) ratios. Figures 1 and 2 illustrate these skewed trends, reproducing the database comparisons given by Jardine et al (2005) between calculated (Q c) and measured (Q m) shaft capacities. 2.2.2 Non-conservative .