LOS ESTADOS UNIDOS DE MURCIA Presentan URGE

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LOS ESTADOS UNIDOS DE MURCIA presentanURGE2028:EL AÑO DEL AGUA

DOOMporLA PRIMERA MINISTRA(J.M. SALA)2

Apenas hay gente en la plaza. Algono muy normal siendo domingo,piensa. Pasa por delante de un barcerrado cuyo rótulo reza EL SECRETO. Juan trata de recordar si algunavez ha estado allí.Juan está en la plaza Santa Isabelcuando olvida el nombre de suspadres.Como cualquier pérdida importanteen la vida, sucede sin avisar. Mientras mira los columpios, Juan sepregunta si alguna vez había jugadoen ese parque cuando era niño. Seimagina a sí mismo con cinco años,correteando entre los toboganes oxidados, saltando sobre la arena, observado con orgullo Se imagina su cerebro latiendo comoun corazón, palpitando mientras intenta resolver el problema. Pero esinútil.Distingue en la fuente una pareja dechicos de su misma edad. Posiblemente universitarios, a juzgar porlas carpetas que tienen en las manos. y entonces, en ese lugar de su memoria donde deben estar los rostrosde sus padres, solo encuentra unvacío absoluto.Al mirarlos Juan distingue una mirada llena de confusión. Un pánicosilencioso reflejado en sus ojos.Qué raro, piensa Juan. Tiene veinteaños pero, aun así ¿cuándo fuela última vez que los llamó por susnombres?Juan no se detiene y sigue caminando, saliendo por la calle JarraCarrillo. En su camino se encuentracon más gente, la mayoría jóvenes.Caminan de forma rápida, igual queél, como si supieran a dónde van.Sus labios se mueven, como siquisiera invocar de nuevo las sílabasen su mente. ¿Era Miguel o Manuel?¿María o Marta?Sin embargo, si uno presta atención,se da cuenta de que sus rostros noparan de mirar de un lado para otro,como si contemplaran por primeravez el hotel Zenit o la plaza de SanPedro.Sus nombres empiezan con la mismaletra. De eso (al menos) está seguro.Desorientado, Juan siente la urgencia de levantarse y andar. Sea cualsea la razón por la que ha ido a SantaIsabel, tampoco es algo que puedarecordar en este momentoJuan observa cómo una chica dequince años se derrumba en el suelofrente la pastelería LA COLEGIALAy se pone a llorar. Un par de chicosse acercan para ayudarla, pero Juansigue su camino.Abandona la glorieta por la aceraque lleva a la plaza de las Flores.Camina rápido, sin detenerse en losescaparates cubiertos con cartelesde SE TRAPASA.Cinco minutos después, en el callejón Riquelme, Juan asume que nosabe a dónde va. Se ha perdido dosveces intentando volver a la plaza de3

Un móvil (sin patrón de seguridad).las Flores y ha acabado en dos callessin salida.Juan le echa un vistazo a las galeríasde imágenes. Álbum de Navidad.Fotos de comidas familiares. Capturas de gente sonriendo a la cámara,desconocidos en torno a una mesarectangular. Felices.Media hora después consigueregresar a la plaza Santa Isabel. Sesienta en el mismo banco y trata deechar un vistazo al teléfono móvil.Desgraciadamente tampoco puederecordar el patrón para desbloquearla pantalla. Intenta comunicarse mediante la llamada de emergencia,pero al parecer el servicio está saturado. El icono de Internet le dice queno hay señal.A continuación, Juan saca un llavero.Vuelve la vista hacia donde vio salira la chica, la puerta de cristal situadaen la esquina de la plaza.Tras un momento de vacilación sedirige hacia el portal.Sin duda, algo se ha roto en el mundo.Tal y como había pensado, la llavemás grande abre la puerta delvestíbulo, adornado con plantas deplástico.Todo son buenas noticias.Al otro lado de Santa Isabel está laGran Vía. A esta hora debería escucharse el rugido de coches, peroJuan no percibe nada. Lo único quealcanza a oír son gritos, que vienenmás allá del Puente Viejo.Al fondo están los buzones de correo.Busca el apellido García Abellán enla lista.7.ºAMientras piensa qué hacer, Juan ve auna chica salir corriendo de uno delos portales que rodean la plaza. Alpasar a su lado se le cae el bolso quellevaba colgando.Decide usar las escaleras, aunque lamayoría de las plantas parecen oficinas vacías. Aun así, toda precauciónes poca.¡Eh, tú!, la llama Juan.Una vez llega al séptimo introducedespacio la llave para abrir la puerta.Pero la chica no se detiene y se pierdepor la calle que da al banco Sabadell.Juan se acerca y lo recoge del suelo.El pomo hace un chasquido ahogadoal girarse.La cremallera está abierta.Afortunadamente, la casa está vacía.Cartera con veinte euros, dos tarjetas de crédito y DNI. Marta GarcíaAbellán. Juan investiga el bolso unpoco más. Una agenda. Compresas.Pañuelos.Se trata de un apartamento grande.El salón tiene un inmenso ventanalporque da a toda la plaza SantaIsabel. Una estantería negra cubre lapared izquierda, llena de libros.4

Juan reconoce la mesa rectangular de la foto del móvil, situada a laderecha del salón.sé quién soy Tenía estas llaves enmi mochila y No te preocupes, le interrumpe Juan,que ha hecho los deberes mientrasesperaba al primer visitante. Te llamas Antonio. Yo soy tu hermanomayor, Damián. Acabo de volver aMurcia después de tres años trabajando fuera. Pero no te preocupes.Ya estoy en casa.Sobre ella hay un gato negro, bastante gordo. Permanece ahí, quieto,observándole con una mirada queno puede significar otra cosa salvodesafío.Juan comprende que no puedearriesgarse, así quelevanta alanimal y lo lanza por la ventanaabierta del salón.Juan escucha los sollozos y balbuceos de Antonio durante casi unahora, y a cambio Juan le consuela yle asegura de que todo va a ir bien.También se preocupa de que encuanto Antonio termina su terciotenga otro listo en la mesa. Este chaval se bebe la cerveza de una formarealmente imprudente. Mejor así,piensa.Desde el séptimo no se oye el golpecontra el suelo de la plaza.Una vez inspeccionados los dormitorios, Juan investiga la nevera de lacocina.Estrella Levante. Bien.El timbre vuelve a sonar.También hay algo de ensaladilla enuna bandeja cubierta por aluminio.Se echa un poco en un plato y selleva la cerveza al salón.Mira a ver, le ordena Juan.Dos minutos más tarde Antonio traedel vestíbulo a dos chicas, de quincey veinte años.Y se limita a esperar.Media hora más tarde llaman desdeel telefonillo.Te llamas Belén, le explica Juan a lamás joven. Y tú eres mi novia desde el instituto, le dice a la chica deveinte años. Te llamas Vero. Ahoraque he vuelto a Murcia habíamospensado en irnos a vivir juntos. Nosqueremos con locura.Juan le da alinterruptor, sin nisiquiera molestarse en preguntarquién es.Un minuto después un chico dequince años está en la puerta,temeroso de entrar en el apartamento. Sus ojos desmemoriados combinan una extraña mezcla de ternura ycompasión.Las chicas parecen confundidas,pero finalmente asienten, con lágrimas en los ojos.Tenéis que cuidar de vuestro hermano Antonio, continúa explicándolesJuan. Ahora no es tiempo de que-No recuerdo nada , le explica eldesconocido que tiene delante. No5

cabeza.darse paradas. Tenéis que cuidar dela casa y de nosotros. Id a la cocina,limpiad las habitaciones. Aún faltanmuchos de los nuestros por encontrar el camino a casa.Al cabo de una hora hay tres adultosque apenas pueden sujetar el tenedor, dos niños (que ayudan a ponerla mesa), cuatro ancianos (sentadosen los sillones con sus correspondientes baberos) y tres niñas pequeñas (bautizadas en el momento porJuan con el nombre Míriam, Cris yBea) que juegan al escondite portoda la casa.Y Juan no se equivoca. Al cabode unos minutos llega un nuevodesconocido.Se trata de un anciano de unos setenta años. Cuando Juan se dirige a élse da cuenta de que apenas puedehablar. Camina despacio, con unamirada de terror en sus ojos.Todos hablan de los rostros de lasfotografías que hay en el piso. Losque no están y los que no reconocen.Los fantasmas y los vivos.(Quizás lo que ha pasado afecta demanera diferente a los mayores quea los jóvenes, aventura Juan).A veces, si Juan ve que estándemasiado confundidos, les cuentanuevos recuerdos, para que así semantengan ocupados.Con muchas palabras dulces y esfuerzo consigue que se siente en elsofá del salón.Solíamos ir al mar Menor en agosto, antes de que la contaminación lodestruyera, les dice, mientras susnuevos hermanos le sirven el postre.Cuando todo esto pase recordaremos los días que íbamos a la playa,y al parque de la plaza a jugar a loscolumpios. Recordaremos todos losmomentos que vivimos juntos. Lascosas pequeñas que realmente importan.Soy tu hijo mayor, Damián, le diceJuan. No sé lo que ha pasado, papá,pero no te preocupes. Ahora que hevuelto a casa yo cuidaré de todos. Novoy a dejar que nadie os haga nada yse aproveche de vosotros.Cayéndole la baba por la comisurade la boca, el viejo asiente asustado.A lo lejos se oyen las campanas deuna iglesia. Jorge echa un vistazo alcielo, blanco y sin nubes.Al terminar de comer los másjóvenes friegan los platos y preparancafé. Vero se sienta al lado de Juan,como si supiera el sitio de maneraautomática.Debe de ser hora de comer.MientrasBelényVerocontinúan ocupadas en la cocina, másdesconocidos llegan a la casa. Antonio los sienta en la mesa rectangular mientras Juan lee el periódico yprepara genealogías familiares en suVamos a la habitación, le susurraentonces Juan al oído, dándole unbeso.6

Abandonan el salón cogidos de lamano, mientras alguien enciende latelevisión.Al parecer, las cadenas públicas hanmuerto y nadie sale para decir lo queestá pasando. Los canales se limitana retransmitir series. Temporadasenteras, sin cortes ni publicidad.Los desconocidos del salón disfrutan, unidos por la ficción que creenver por primera vez. Hacen bromasentre ellos. Comentan las escenas. Seríen. Se sienten a salvo.Mientras tanto, un pensamientorecorre la cabeza de Juan en el dormitorio, justo antes de arrancarle lablusa a Vero de un tirón y arrojarlaa la cama.En esta nueva era, todo funcionarácomo de costumbre.7

Depósito Legal MU 434 -2018Autor:José Manuel Sala (La Primera Ministra)Ilustración de cubierta Urge 2028 El Año del Agua:Beatriz FletesEdición y autoría de Los Estados Unidos de Murcia: Primera Ministraurgefanzine@gmail.com8

se da cuenta de que sus rostros no paran de mirar de un lado para otro, como si contemplaran por primera vez el hotel Zenit o la plaza de San Pedro. Juan observa cómo una chica de quince años se derrumba en el suelo frente la pastelería LA COLEGIALA y se pone a llorar. Un par de chicos se acercan para ayudarla, pero Juan sigue su camino.

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