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LA REVOLUCIÓN ALEMANAVÍCTOR SERGE - KARL LIEBKNECHTROSA LUXEMBURGO

Víctor Serge - Karl Liebknecht - Rosa LuxemburgoLibro 12

La Revolución AlemanaLA REVOLUCIÓN ALEMANAVíctor SergePublicado originalmente como Prólogo y capitulo décimo del libroEL AÑO 1 DE LA REVOLUCIÓN RUSAEL DESALIENTO Y EL ENTUSIASMOVíctor SergePublicado originalmente como capitulo tercero del libroMEMORIAS DE UN REVOLUCIONARIO.(1919 -1920)¿QUÉ QUIERE LA LIGA ESPARTAQUISTA?Karl LiebknechtDISCURSO ANTE EL CONGRESO DE FUNDACIÓN DELPARTIDO COMUNISTA ALEMÁNRosa Luxemburgo[Selección de textos]3

Víctor Serge - Karl Liebknecht - Rosa Luxemburgo“La clase oprimida y luchadora es, en sí misma, el sujeto del conocimientohistórico. En Marx aparece como la última clase esclavizada, como elvengador que completa la tarea de liberación en nombre de todas lasgeneraciones previas de oprimidos. Esta convicción, que tuvo un breveresurgir en el grupo de los Espartaquistas, ha resultado desagradablesiempre a los socialdemócratas.En tres décadas, ellos lograron borrar el nombre de Blanqui casitotalmente, aunque fuera la voz que habría que haber rescatado y cuyosonido reverberó durante el siglo precedente. La socialdemocracia se lasarregló para adjudicar a la clase obrera el papel de Redentor de futurasgeneraciones, cortando de esta manera los tendones de su mayor fuerza.Con esta táctica, la clase obrera tendió a olvidar su odio y su espíritu delsacrificio: ambos se nutren de la imagen de antepasados esclavizados y node la de nietos redimidos.”Walter BenjamínTesis sobre el concepto de historiahttp://elsudamericano.wordpress.comHIJOS en luchaLa red mundial de los hijos de la revolución social4

La Revolución Alemana“La pretendida imparcialidad de los historiadores no pasa de ser unaleyenda, destinada a consolidar ciertas convicciones útiles. Bastarían paradestruir esta leyenda, si ello fuese necesario, las obras que se hanpublicado acerca de la gran guerra. El historiador pertenece siempre “a sutiempo”, es decir, a su clase social, a su país, a su medio político.Sólo la no disimulada parcialidad del historiador proletario es hoycompatible con la mayor preocupación por la verdad. Porque únicamente laclase obrera obtendría toda clase de ventajas, en toda clase decircunstancias, del conocimiento de la verdad. Nada tiene que ocultar, en lahistoria por lo menos. Las mentiras sociales siempre han servido, y sirventodavía, para engañaría. Ella las refuta para vencer, y vence refutándolas.No han faltado, sin duda, algunos historiadores proletarios que hanacomodado la historia a ciertas preocupaciones de actualidad política. Alhacerlo se han plegado a tradiciones que no son las suyas y han sacrificadolos intereses superiores y permanentes de su clase a ciertos interesesparciales y pasajeros.(.)El núcleo del partido bolchevique se templó para las lucha y levantó elbalance de una experiencia, ya formidable, durante la crisis moral que vinoluego -los años de reacción fueron dolorosos para el movimientorevolucionario, como lo son siempre los días que siguen a la derrota: elindividualismo, el escepticismo, el desaliento y el apartamiento de losdébiles se manifestaron bajo diversas formas. El proletariado no tiene otraescuela que la de la lucha.Clase explotada, clase oprimida, clase por definición de vencidos es en losreveses donde aprende a vencer; sólo el hecho de alzarse y de actuar esya, en cierto sentido, una victoria, y sus más sensacionales derrotasequivalen a veces, en la historia, a fecundas victorias. Así ocurrió en 1905.[cita a Lenin] "Sobre la guerra de guerrillas".El 30 de septiembre de 1906escribía, contestando a todos aquellos que le trataban de “blanquista”,“anarquista” y “bakuninista”:“.El marxismo se distingue de todas las formas primitivas delsocialismo en que no vincula el movimiento revolucionario aninguna forma determinada de lucha. Admite los métodos másdiversos de actuación, sin por ello ‘inventarlos’; se limita ageneralizar, a organizar, a dar sentido consciente a los métodos deacción de las clases revolucionarias que surgen espontáneamenteen el transcurso del movimiento revolucionario. Enemigo resueltode todas las fórmulas abstractas, de todas las recetas de los5

Víctor Serge - Karl Liebknecht - Rosa Luxemburgodoctrinarios, exige el marxismo una actitud atenta hacia la lucha delas masas, lucha que suscita sin cesar nuevos métodos de ataque yde defensa, conforme se desarrollan los acontecimientos y laconciencia de las masas, y conforme se agravan las crisiseconómicas y políticas. El marxismo no rechaza ninguna forma delucha. El marxismo no se contenta en todo caso con las formas delucha existentes o posibles en un momento dado, reconociendoque son imprescindibles nuevos métodos de acción, desconocidosaún por los militantes actuales, así que se hayan modificado lacoyuntura. Puede afirmarse a este respecto que, lejos de abrigar lapretensión de enseñar a las masas métodos de acción ideados porlos confeccionadores de sistemas, producto de gabinete, es elmarxismo una escuela permanente de la práctica de las masas. "“.El marxismo exige de una manera incondicional el estudiohistórico del problema de las formas de lucha. Plantear esteproblema con independencia de una situación histórica concretaequivale a desconocer el abecé del materialismo dialéctico. Adistintos momentos de la evolución económica correspondendiferentes formas de lucha condicionadas por las situacionespolíticas, nacionales y culturales, así como por las costumbres quemodifican a su vez las formas secundarias, auxiliares, de la acción.”( ) “Tengamos presente que se acerca la gran lucha de masas.Esta lucha equivale a la insurrección armada. Dentro de lo posible,deberá ser simultánea en todo el país. Las masas deben saber quemarchan a una lucha armada, sangrienta, desesperada. Debencompenetrarse del desprecio a la muerte, que es el que ha deasegurarles la victoria. Hay que llevar adelante la ofensiva con lamayor energía; el santo y seña de las masas ha de ser la agresióny no la defensa; el exterminio implacable del enemigo ha deconstituir su objetivo; la organización de la lucha será flexible y degran movilidad; se arrastrará a la acción a los elementos vacilantesdel ejército. El partido del proletariado consciente debe cumplir sudeber en esta gran lucha.”Las masas tienen millones de caras; no son homogéneas; están dominadaspor los intereses de clases, variados y contradictorios; no llegan a alcanzarla verdadera conciencia -sin la cual no es posible ninguna acción fecundasino mediante la organización.El año I de la revolución rusa6

La Revolución AlemanaPrólogoal libro EL AÑO 1 DE LA REVOLUCIÓN RUSAHe procurado presentar en este libro un cuadro verídico, vivo y razonado,de las primeras luchas de la revolución socialista rusa. Siendo mi principaldeseo el poner de relieve ante los ojos de los proletarios las enseñanzas deuna de las épocas más grandes y decisivas de la lucha de clases en lostiempos modernos, no me era posible hacer otra cosa que exponer elpunto de vista de los revolucionarios proletarios. Esta actitud mía tendrápara el lector ajeno a las doctrinas comunistas la ventaja de darle aconocer cómo comprendían y cómo comprenden la revolución quienes lahicieron.La pretendida imparcialidad de los historiadores no pasa de ser unaleyenda, destinada a consolidar ciertas convicciones útiles. Bastarían paradestruir esta leyenda, si ello fuese necesario, las obras que se hanpublicado acerca de la gran guerra. El historiador pertenece siempre “a sutiempo”, es decir, a su clase social, a su país, a su medio político. Sólo lano disimulada parcialidad del historiador proletario es hoy compatible conla mayor preocupación por la verdad. Porque únicamente la clase obreraobtendría toda clase de ventajas, en toda clase de circunstancias, delconocimiento de la verdad. Nada tiene que ocultar, en la historia por lomenos. Las mentiras sociales siempre han servido, y sirven todavía, paraengañaría. Ella las refuta para vencer, y vence refutándolas. No hanfaltado, sin duda, algunos historiadores proletarios que han acomodado lahistoria a ciertas preocupaciones de actualidad política. Al hacerlo se hanplegado a tradiciones que no son las suyas y han sacrificado los interesessuperiores y permanentes de su clase a ciertos intereses parciales ypasajeros. Me he guardado mucho de imitarlos. Si acaso he llegado adeformar la verdad en algunos puntos, lo que es probable, ha sido sindarme cuenta, por no disponer de datos suficientes o por error.Tal cual es este libro resultará, sin duda alguna, muy imperfecto. Absortoen otros trabajos, entregado a la vida de militante en una época bastanteaccidentada, no he dispuesto nunca del ocio tranquilo que es necesariopara el estudio de la historia. Por idénticas razones, no suelen, los quehacen la historia, tener la oportunidad de escribirla.Por otra parte, tampoco la materia se encuentra a punto. Los hechos sondemasiado recientes, demasiado palpitantes; las cenizas del brasero estáncalientes todavía, queman si se acerca a ellas la mano. Existe en Rusia,acerca de la revolución de octubre, una literatura más abundante que rica.7

Víctor Serge - Karl Liebknecht - Rosa LuxemburgoMemorias, relatos, notas, documentos y estudios parciales salenprofusamente a la luz pública. Pero es necesario confesar que no hay nadamás difícil que sacar partido de esta inmensa documentación, demasiadosubordinada a propósitos de agitación, y en la que faltan casi por completolas obras sistemáticas, de conjunto. La historia de los partidos, de la guerracivil, del Ejército rojo, del terror, de las organizaciones obreras, no hallegado siquiera a esbozarse. No se ha publicado en la URSS -y no hay porqué sorprenderse de ello- una historia a fondo de la revolución, aparte dealgunas obras que sólo son un compendio de la misma. Los únicos que hanabordado a fondo algunos de los problemas que a ellos les afectan son losescritores militares. En estas condiciones, las memorias, a las que esindispensable recurrir, presentan grandes fallas. Los revolucionarios nopasan de ser, en el mejor de los casos, unos medianos cronistas; además,casi siempre han tomado la pluma con un fin preconcebido, a saber:conmemorar algún aniversario, rendir homenajes, polemizar y aundeformar la historia de acuerdo con las conveniencias de determinadosintereses del momento. Los trabajos parciales, como, por ejemplo, lasmonografías locales, presentan pocas garantías científicas.Me he esforzado, pues, por buscar el rasgo característico aprovechando lamayor parte de esta documentación. Para dar al lector elementos muyconcretos de apreciación he reproducido profusamente detalles y citas. Mehe limitado a indicar mis fuentes de información cuando he aprovechadociertos trabajos anteriores que ofrecen un valor real, y cuando he creídoútil subrayar la autoridad de un testimonio, y, finalmente, con el propósitode facilitar al lector el trabajo de investigación.He de proseguir estos trabajos en cuanto me sea posible. Quedaré muyreconocido a los lectores que reclamen mi atención sobre los puntosincompletos de esta obra, así como sobre aquellos temas que creanconveniente esclarecer. Conviene que fijemos aquí lo que representa el añoI en la historia de la revolución.El año I de la revolución proletaria -o sea, de la República de los Sovietsempieza el 7 de noviembre de 1917 (el 25 de octubre, según el antiguocalendario) y se cierra, como es natural, el 7 de noviembre de 1918, en elmomento en que estalla la esperada revolución alemana.Existe una coincidencia casi perfecta entre el calendario y la primera fasedel drama histórico, que se inicia con la insurrección victoriosa y terminacon la extensión de la revolución a la Europa central. Vemos entoncesplantearse, por primera vez, todos los problemas que está llamada aresolver la dictadura del proletariado: organización de los abastecimientos,8

La Revolución Alemanaorganización de la producción, defensa interior y exterior, actitud hacia lasclases medias, los intelectuales, los campesinos, y vida del partido y de losSoviets.Propondríamos que se llamase a esta primera fase las conquistas delproletariado, a saber: toma del poder, conquista del territorio, conquista dela producción, creación del Estado y del ejército, conquista del derecho a lavida.La revolución alemana abre la fase siguiente, la de la lucha internacional (omás concretamente, la de la defensa armada -defensa agresiva en ciertosmomentos- del hogar de la revolución internacional). En 1919 se forma laprimera coalición contra la República de los Soviets.Pareciendo a los aliados insuficiente el bloqueo, fomentan la formación deEstados contrarrevolucionarios en Siberia, en Arkhangelsk, en el Mediodía,en el Cáucaso. Durante el mes de octubre de 1919, al finalizar el año II, laRepública, asaltada por ejércitos blancos, parece estar a punto desucumbir. Kolchak avanza sobre el río Volga; Denikin, después de invadirUcrania, avanza sobre Moscú; Yudenich avanza sobre Petrogrado,apoyándose en una escuadra inglesa. Un milagro de energía da la victoriaa la revolución. Continúan reinando el hambre, las agresiones, el terror, elrégimen heroico, implacable y ascético del “comunismo de guerra”. Al añosiguiente, en el momento en que acaba de decretarse el fin del terror, lacoalición europea lanza a Polonia contra los Soviets. El Ejército rojo llega alpie de las murallas de Varsovia, en el momento mismo en que laInternacional Comunista celebra en Moscú su segundo congreso, y alzasobre Europa la amenaza de una nueva crisis revolucionara. Termina esteperíodo en los meses de noviembre-diciembre de 1920 con la derrota deWrangel en Crimea y con la paz con Polonia. Parece haber terminado laguerra civil, pero el levantamiento de los campesinos y la insurrección deCronstadt ponen brutalmente de manifiesto el grave conflicto entre elrégimen socialista y las masas del campo.En 1921 se abre una tercera fase, que podríamos llamar la de lareconstrucción económica, que se inicia con la nueva política económica(llamada, en abreviatura, la NEP) y que acaba en 1925-26 con la vuelta dela producción al nivel de la anteguerra (aunque con una cifra de poblaciónsuperior). Recordemos en breves palabras en qué consistía la NEP.Después de las derrotas sufridas por las clases obreras de Europa, ladictadura del proletariado se vio forzada a realizar determinadasconcesiones económicas a la pequeña burguesía rural. Estas concesiones9

Víctor Serge - Karl Liebknecht - Rosa Luxemburgofueron la abolición del monopolio del trigo, la libertad de comercio y latolerancia, dentro de ciertos límites, del capital privado. El Estado socialistaconservó todas las posiciones dominantes en el campo económico y nohizo concesión alguna en el terreno de la política. Esta importante“retirada” -la palabra es de Lenin-, cuya finalidad fue la de preparar elavance ulterior hacia el socialismo, pacificó el país e hizo más fácil sureconstrucción.A partir de 1925 26 entra la historia de la revolución proletaria de Rusiaen una cuarta fase. Ha llegado a buen término la reconstruccióneconómica, lo que constituye un triunfo admirable cuando apenas hanpasado cinco años desde la terminación de la guerra civil, en un paísduramente castigado y abandonado a sus propias fuerzas.LA REVOLUCIÓN ALEMANAPublicado originalmente como capitulo décimo del libroEl año 1 de la revolución rusaHUNDIMIENTO DE LOS IMPERIOS CENTRALESNo habían sido menos decisivos en Occidente que en Rusia los meses dejulio y agosto. Las grandes ofensivas alemanas de la primavera, llevadas acabo en momentos en que todavía no habían entrado en juego las fuerzasnorteamericanas y Rusia se declaraba fuera de combate, no habíanconseguido quebrar la voluntad de resistir de los aliados. La tenazaalemana sólo había conseguido acercarse a París. Las tropas deHindenburg y de Ludendorf salían a fines de abril de sus posiciones deCambrai, San Quintín y La Fère y avanzaban hasta Albert, Montdidier,Noyon (batalla del Somme), llevando a cabo en algunos puntos un avancede cincuenta kilómetros y amenazando a la vez Amiens y el entronque delos ejércitos ingleses y franceses, Compiegne y el camino de París. Otronuevo esfuerzo les había llevado a fines de mayo desde el Ailette hasta elMarne, otro avance de cuarenta kilómetros, ilustrado por la conquista deSoissons y de Château-Thierry.Pero desde que entró en la guerra la más grande potencia industrial yfinanciera del universo -los Estados Unidos-, la victoria de los Imperioscentrales era imposible, a menos que los aliados desfalleciesen. La guerrasubmarina sin limitaciones, que tal vez hubiera podido vencer a Inglaterra10

La Revolución Alemanaantes de la intervención norteamericana, no era ya sino un absurdomalbaratamiento de esfuerzos y de riquezas: los astilleros ingleses ybritánicos construían por mes más barcos que los que los submarinosalemanes podían hundir. El desgaste de los ejércitos aliados se veía cadadía mejor compensado con la llegada del magnífico material humanoenviado por Norteamérica desde fines de abril, a razón de 300000 hombrespor mes.Alemania y Austria habían llegado al límite de sus fuerzas cuando losEstados Unidos apenas si habían empezado a dar de sí, con un entusiasmocalculado. La ocupación de Ucrania había procurado a los Imperioscentrales muy poco trigo; en cambio obligó a tener inmovilizadas fuerzasconsiderables en el frente de Rusia: 22 divisiones, muy propensas, comopronto iba a verse, a sufrir el “contagio del bolchevismo”, porque, estabanformadas por reservistas. Hacia mediados de julio interrogó el cancillervon Hinze a Ludendorf acerca de la posibilidad de obtener una victoriadefinitiva, y recibió, a pesar de todo, esta asombrosa contestación:“Contesto categóricamente: sí”. A esta palabra, demasiado categórica,siguió el desastre del 15 de julio. Se lanzó una cuña entre Reims yChâteau-Thierry, en dirección a Epernay. Una vez pasado el Marne, fue achocar el agresor contra nuevas líneas inexpugnables. El esfuerzo alemánquedó quebrantado en veinticuatro horas. Dos días más tarde pasaba Focha la ofensiva contra “la bolsa de Château-Thierry”. Empezó la acción enVillers-Cotterets con un formidable ataque de carros de asalto. Era elprincipio del fin. En los últimos días de julio se retiraban los alemanessobre el río Vesle. “El 8 de agosto fue la más negra jornada del ejércitoalemán en la historia de la guerra mundial.” (Ludendorf.) Este día empiezala tercera batalla de Picardía, entre Albert y Moreuil. El carro de asaltoafirma finalmente en los campos de batalla la victoria de la técnica de losaliados.El 2º ejército alemán cede. Sus pérdidas son tan grandes que haynecesidad de rehacer varias divisiones.El gran hecho nuevo, el que lleva a los jefes el sentimiento del fin próximo,es que los soldados no quieren pelear más. “Se producen hechos quejamás se habrían creído posibles en el frente alemán: nuestros soldados serendían a los jinetes enemigos; unidades enteras rendían las armas anteun tanque. Una división de refresco que subía a la línea de fuegovalerosamente, fue acogida por las tropas que se retiraban con gritos de:‘¡Esquiroles!’ ‘¡No están todavía bastante hartos de guerra.!’ Los oficiales11

Víctor Serge - Karl Liebknecht - Rosa Luxemburgollegaban a perder toda influencia en ocasiones, y se plegaban almovimiento. Había que poner fin a la guerra.” (Ludendorf.)1Los alemanes retroceden ya en todo el frente, bajo los golpes precipitadosy matemáticos del enemigo que los domina cada día más. De una semanaa otra puede su resistencia trocarse en desastre. El Estado Mayor exigeque se hagan los ofrecimientos de paz sin perder un momento.2El 15 de septiembre atacan los aliados en Macedonia, entre el Vardar y elCzerna. Están enterados, por los diplomáticos norteamericanos, que se hanquedado sabiamente en Sofía, que Bulgaria no puede ya más. Elcampesino búlgaro no quiere seguir peleando. Las divisiones II y IIIabandonan sus posiciones sin combate. El ejército búlgaro se disgrega enpocos días. El zar Fernando, enloquecido, envía al frente al jefe de laoposición campesina, Stamboliski, al que han sacado de la cárcel el díaanterior. Un ejército republicano avanza sobre Sofía. No se conocen bienaún estos acontecimientos. Lo cierto es que fue necesaria, para contener larevolución, la intervención enérgica de las tropas alemanas, en primertérmino, que impidieron que el ejército insurreccionado se apoderase de lacapital, y luego la intervención de las tropas aliadas. El zar Fernandoabdicó en favor de su hijo Boris. Tomó el poder el partido que había estadoen la oposición hasta el día anterior. La revolución campesina continuóretumbando amenazadora bajo los cañones del extranjero. La capitulaciónoficial de Bulgaria, recibida por Franchet d’Espérey, data del 27 deseptiembre.Austria, a punto ya de derrumbarse, solicita la paz (nota del 14 deseptiembre, a los Estados Unidos). El 4 de octubre, Alemania y Austriaproponen conjuntamente al presidente Wilson un armisticio. Se forma enBerlín un nuevo gobierno: el príncipe Max de Baden ocupa el cargo decanciller, el socialdemócrata Scheidemann el de vicecanciller.Transcurren largas semanas en difíciles negociaciones con el presidenteWilson. Los Imperios centrales suscriben sus catorce puntos de enero(diplomacia abierta, libertad de los mares, igualdad comercial, derechos delos pueblos a disponer de sí mismos, independencia de Polonia, Sociedadde Naciones). Wilson declara que no consiente en tratar sino con unaAlemania democrática. La propaganda de la democracia y del derecho delas nacionalidades acaba la obra del bloqueo y de los carros de asalto. Yaquí se pone de manifiesto la superioridad de los países capitalistas másavanzados desde el punto de vista social, sobre los imperios entorpecidospor supervivencias de un régimen antiguo. Alemania, sobre la cual seciernen los espectros de la invasión y de la revolución, acepta todo. El12

La Revolución Alemanaemperador Carlos de Austria se ve de pronto con un alma de innovador yproclama (16 de octubre) el “‘Estado federativo”. Demasiado tarde. Loschecos, sin esperar ya a sus rescriptos, se organizan por sí mismos enEstado independiente. El día 31 de octubre se echa la revolución a lascalles en Viena y en Budapest.En Sofía, en Budapest, en Viena, en Berlín, los ojos se vuelven a Rusia:ejemplo, esperanza, fe. Se forman en todas partes Soviets clandestinos olegales. En Berlín, el grupo Espartaco resuelve el 7 de octubre, en unaconferencia clandestina, formar Soviets; Liebknecht, amnistiado, sale de lacárcel mientras el Estado Mayor prepara minuciosamente la represión delos desórdenes. Una venada de locura de los jefes del almirantazgo da laseñal para la revolución. La escuadra recibe orden de salir y presentar a losaliados una última batalla, evidentemente desesperada, para salvar elhonor. Los almirantes del Káiser quieren caer en bella postura. Pero losmarinos no tienen iguales razones para morir; por el contrario, seconvencen con razones nuevas de que deben vivir. Las tripulaciones,organizadas alrededor de Soviets clandestinos se sublevan; los obreros deKiel apoyan este movimiento con una huelga general (28 de octubre - 4 denoviembre). Es en vano que el socialdemócrata Noske arengue a losmarinos insurreccionados. La llama se extiende. Todavía el 6 de noviembreconferencian los hombres de Estado socialdemócratas, bajo la presidenciadel príncipe Max de Baden, con el general Groener, “acerca de los mediosde mantener la monarquía”. La obstinación de Guillermo II, que se niega aabdicar, compromete la dinastía a los ojos mismos de sus últimosdefensores. Max de Baden asume la regencia (9 de noviembre); FritzEbert, diputado socialdemócrata y antiguo obrero guarnicionero, sube aregente del Imperio; el Káiser desaparece de improviso, en auto, delcuartel general de Spa, y se dirige a Holanda, mientras Karl Liebknechtproclama, desde lo alto de un balcón del Palacio Imperial de Berlín, laRepública y el advenimiento del socialismo.Los verdaderos amos de Alemania son, desde el Escalda hasta el Volga, losconsejos de diputados obreros y soldados -los Soviets. Alemania tiene porgobierno legal un Consejo de Mandatarios del Pueblo, integrado por seissocialistas.Todos los acontecimientos de Rusia, desde fines de septiembre hastaenero de 1919, se desarrollan sobre este fondo en llamas. Este período secaracteriza por la ofensiva victoriosa de la revolución rusa en todos losfrentes y por la inmensa victoria que constituye, para los marxistasrevolucionarios que la han previsto, anunciado y descontado, la revolución13

Víctor Serge - Karl Liebknecht - Rosa Luxemburgoalemana, realización de esperanzas más vastas, principio de la revoluciónoccidental.TODO PARA LA REVOLUCIÓN ALEMANAEl Vtsik y el Soviet de Moscú se reúnen en sesión plenaria el 3 de octubre,día de la constitución del nuevo gabinete alemán, formado por el príncipeMax de Baden y Scheidemann. Lenin, convaleciente aún, no puede asistir.Se lee una breve carta suya.“La crisis alemana demuestra que ha empezado la revolución, oque es inminente e inevitable. El gobierno titubea entre ladictadura militar que en realidad existe desde el 2 de agosto de1914, y que es ya insuficiente, porque las tropas no son yaseguras, y la coalición con los socialistas. La entrada deScheidemann en el gabinete no hará más que activar la explosiónporque se pondrá pronto de manifiesto la impotencia de esosmiserables lacayos de la burguesía. La crisis no hace más queempezar y acabará infaliblemente con la toma del poder por elproletariado”.(.)“El proletariado de Rusia debe poner en tensión todas sus fuerzaspara acudir en ayuda de los obreros alemanes. llamados asostener la lucha más obstinada contra el imperialismo inglés ycontra el suyo propio. La derrota del imperialismo alemánprovocará durante algún tiempo en el imperialismo francés unrecrudecimiento de arrogancia, de crueldad, de espíritureaccionario y conquistador.“El proletariado ruso debe comprender que pronto le serán pedidoslos más grandes sacrificios en favor del internacionalismo. Seacerca la hora en que las circunstancias pueden exigir queayudemos contra el imperialismo anglosajón a los obrerosalemanes, que habrán sacudido el yugo de su propio imperialismo.”“Hay que crear una reserva de trigo para la revolución alemana,hay que activar la formación de un poderoso ejército rojo.”14

La Revolución Alemana“Habíamos resuelto contar con un ejército de un millón de hombrespara la primavera; ahora nos hace falta un ejército de tres millonesde hombres. Podemos tenerlo. Lo tendremos.”“Son posibles los cambios de situación más bruscos; es todavíaposible que los imperialismos alemán y anglo francés se usancontra el gobierno de los Soviets.”Trotsky trazó un amplio cuadro de los acontecimientos:“Se puede afirmar que, como materialistas que somos, habíamoscomprendido la naturaleza de los acontecimientos y quepreveíamos su desenlace. La historia se cumple, tal vez contranuestro gusto, pero siguiendo la curva que habíamos trazado. Yaunque sean precisos grandes sacrificios, el final será el que hemosprevisto: la caída de los dioses del capitalismo y del imperialismo.Parece que la historia haya querido dar a la humanidad una últimay asombrosa lección. Los trabajadores eran demasiado perezosos,apáticos e indecisos. Ciertamente que no habríamos sido testigosde esta guerra si, en 1914, hubiese tenido la clase obrerasuficiente resolución para oponerse a los designios imperialistas.Pero no sucedió nada de esto, la clase obrera necesitaba que lahistoria le diese una nueva y cruel lección. La historia permitió queel país más poderoso, el mejor organizado, se elevase a una alturainconcebible.Los cañones de 420 dictaron al universo la voluntad de Alemania.Pareció que Alemania había esclavizado a Europa para siempre. Yhe aquí que la historia, después de haber elevado el imperialismoalemán hasta semejante altura, después de haber hipnotizado a lasmasas, lo hunde vertiginosamente en un abismo de impotencia yde humillación, como para decir: ‘¡Ahí tenéis! Está destruido,barred, pues, sus restos de Europa, del universo.’”.Trotsky se dedicó a demostrar que la salvación de Alemania estribaba en latoma del poder por el proletariado:“Alemania se atraería con ello, poderosamente, la simpatía de lasmasas oprimidas del universo -y ante todo de las de Francia. Laclase obrera francesa, más desangrado que ninguna otra, sóloespera, en el fondo de su corazón revolucionario, la primera señalde Alemania.”.15

Víctor Serge - Karl Liebknecht - Rosa LuxemburgoY concluye:“.Si el proletariado de Alemania intenta tomar la ofensiva, eldeber esencial de la Rusia de los Soviets consistirá en pasar poralto, en la lucha revolucionaria, las fronteras nacionales. La Rusiade los Soviets no es más que la vanguardia de la revoluciónalemana y europea. Por una parte, el proletariado alemán y sutécnica y, por otra, nuestra Rusia desorganizada, pero rebosantede riquezas naturales y tan poblada, constituirán en bloqueformidable contra el cual vendrán a estrellarse todos los embatedel imperialismo.Liebknecht no tiene que preocuparse de firmar un tratado connosotros. Le ayudaremos, aun sin tratado, con todas nuestrasfuerzas. Lo consagramos todo a la lucha proletaria mundial. Leninnos recomienda en su carta que creemos un ejército de un millónde hombres para la defensa de la República de los Soviets. Esteprograma es demasiado estrecho.3 La historia nos dice: “Tal vez ospida socorro mañana la clase obrera de Alemania; cread un ejércitode dos millones de hombres.”.Tales eran, en efecto, los sentimientos y también la doctrina, no sólo delpartido, sino de todos los revolucionarios rusos, fuesen mencheviquesinternacionalistas. Lenin había llegado a escribir durante las discusionessobre la paz de Brest-Litovsk que, si se presentase el caso de unarevolución alemana amenazada en su lucha decisiva, “podría se

la mayor preocupación por la verdad. Porque únicamente la clase obrera obtendría toda clase de ventajas, en toda clase de circunstancias, del conocimiento de la verdad. Nada tiene que ocultar, en la historia por lo menos. Las mentiras sociales siempre han servido, y sirven todavía, para engañaría.

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