Estudio De Cristología - Vida & Verdad

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Estudio deCristologíaPara más recursos entre a:www.vidayverdad.org / www.facebook.com/dr.felixmunozTabla de contenidoSección 1: La persona y obra de CristoEl Hijo de DiosSu calidad de Hijo como el enviadoTú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoySignificado del título «el Primogénito»En él estaba la vidaLa calidad eterna de Hijo que Cristo tieneLa encarnación de Nuestro SeñorEl Siervo perfectoLa impecabilidad de CristoLas glorias morales de CristoEl sacrificio expiatorio de CristoLa resurrección de CristoLa ascensión de CristoEl sumo sacerdocio de CristoCristo el PrimogénitoLa expiaciónCristo es el SeñorLa cruz de CristoEl sacrificio vicario de CristoRedención

El prólogo del EvangelioCristo como la luzLa necesidad del nuevo nacimientoCristo como la vidaDesbordamiento que da vidaLa resurrección y la vidaLos que reciben la vidaCristo el enviadoTestigos de CristoAmor divinoLa muerte de CristoSección 2: La vida de CristoLa selección de discípulosLas bodas de CanáLa purificación del temploNicodemoEl testimonio adicional del BautistaLa mujer de SamariaLa segunda señalSanidad de un hombre inválidoLos cinco milCristo y los doceLa mujer sorprendida en adulterioCiego de nacimientoLa revivificación de LázaroJesús lava los pies de los discípulosGetsemaníPilato y los judíosLa muerte de CristoEvidencias de la resurrecciónJesús se aparece a los discípulosSección 3: Las enseñanzas de CristoEl primer discurso público en el Evangelio de JuanEl segundo discurso público en el Evangelio de JuanEl tercer discurso público en el Evangelio de JuanEl cuarto discurso público en el Evangelio de JuanEl Buen PastorEl quinto discurso público en el Evangelio de JuanEl preludio al sacrificioEl discurso en el aposento altoLa oración intercesora

Estudio de CristologìaCCIÓN1LAPERSONA YOBRA DECRISTOEL HIJO DE DIOSEn el Evangelio de Juan, el escritor hace énfasis en su declaración de que Jesúses tanto eterno como igual con Dios Padre. Padre e Hijo son uno y, sinembargo, distintos. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son tres seresseparados; cada uno posee los atributos de Deidad. El que hay un solo Diossigue siendo una doctrina esencial de la fe cristiana. Este énfasis se enfocacon más precisión en el prólogo de Juan. No solo hay asombrosos enunciadosteológicos en cuanto a Jesucristo y su relación con el Padre, sino tambiénafirmaciones muy prácticas en cuanto a sus cualidades y características,muchas de las cuales se pueden ver en el griego original, algo que usted leeráa continuación.EL VERBO ETERNO«En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios» (Jn 1.1).El primero de estos enunciados declara su preexistencia. Cualquiera que sea lamanera en que se entienda la frase «en el principio» (probablemente se refiere a lacreación del universo), el hecho primordial es que él, el Verbo, existía antes de eso.Fuera cuando fuese el principio de la creación, él ya estaba allí. No hubo principiopara su ser.1

Estudio de CristologìaEl segundo enunciado declara lo distintivo de su persona. Él estaba «con Dios».La preposición no es sun, que significa «acompañamiento», ni meta, que sugiereacompañamiento con interés mutuo, sino pros, que expresa una actitud personalhacia y ocupación con Aquel cuya presencia se está experimentando.El tercer enunciado proclama su Deidad, su unidad en la Deidad con Aquel aquien el segundo enunciado mencionó como Dios. Las tres declaraciones recalcanla naturaleza personal de Aquel que es el Verbo. El que esto implique la existenciade dos dioses queda refutado por este mismo Evangelio, que declara que el Padre yel Hijo son uno, y por otros pasajes bíblicos que proclaman que hay solo un Dios.1SIGNIFICADO DE LAS REPETICIONESA estos enunciados iniciales les sigue una repetición del primero y del segundo, conénfasis en el pronombre demostrativo: «Éste» (o, más bien, «Éste uno») era en elprincipio con Dios». Pero, ¿por qué esta repetición? No hay repeticiones vanas enlas Escrituras. A veces, un enunciado que se repite es confirmación de lo que se hadicho; a veces también es introducción de lo que sigue de inmediato. Este es el casoaquí, porque, justo después del enunciado repetido de que el Verbo estaba en elprincipio con Dios, se le atribuye el origen de la existencia del Universo. «Todas lascosas por él fueron hechas».Se reitera y amplía de nuevo: «Y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho».Esto tampoco es una simple repetición. Es una preparación para la declaración deque él es el autor de la vida: la vida, que existe en él esencialmente, es concedida pormedio de él a sus criaturas. «En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres».La dependencia de sus criaturas en él y para la vida descansa sobre el hecho de queen él la vida es sin origen y esencial. El orden de la vida y la luz es significativo. Enla naturaleza, la vida en su plena actividad depende de la luz; la luz es la vida de lacreación física animada. En los asuntos espirituales, la posición se invierte. La Vidaes la luz. No recibimos vida espiritual simplemente porque Cristo es la luz. Él traeluz a nuestras tinieblas porque él trae vida, la vida que llega a ser nuestra cuandonacemos de Dios, es decir, cuando recibimos a Cristo por fe (v. 12).Estos temas, el Verbo, la Vida y la Luz, según se presentan en los versículos 413, llevan a un retorno al título «el Verbo» en el versículo 14, y a la afirmación «yaquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros». La Versión Revisada eninglés ha traducido correctamente «se hizo» en lugar de «fue hecho».2 La afirmaciónde que él «se hizo carne» declara lo voluntario, de parte de Aquel que es el Verbo,del hecho de su encarnación. Más adelante en el Evangelio, como también en laPrimera Epístola de Juan, aprendemos que este acto voluntario fue igualmente elenvío por parte del Padre. Los consejos de la gracia fueron diseñados y puesto enpráctica en forma mutua; esto también es cierto respecto al Espíritu Santo, cuya parteen la encarnación se declara en Mateo 1.18-20 y Lucas 1.35.2

Estudio de CristologìaOMISIÓN DEL ARTÍCULO DEFINIDOEl apóstol da testimonio por sí mismo y por sus colegas apóstoles de que «vimos sugloria, gloria como del unigénito del Padre». Hay ciertos hechos a subrayar en estafraseología. El artículo definido está ausente en el original antes de «unigénito» y de«Padre». De acuerdo con un bien conocido principio sobre el artículo definidogriego, su omisión antes de ciertas descripciones de personas u objetos sirve pararecalcar el rasgo o carácter particular mencionado en esa descripción; por otro lado,la inserción del artículo definido simplemente dirige al lector a la persona u objetocomo algo bien conocido, o algo que hay que reconocer. De este modo, si se hubieranusado artículos definidos aquí, el apóstol simplemente habría estado señalando(como suele ser) que las dos personas a quienes ha mencionado eran bien conocidaspara sus lectores como «el unigénito» y «el Padre». Pero este no es el caso, porqueestá dando una descripción de la clase particular de gloria que él y sus colegasapóstoles habían visto. La naturaleza de la descripción, entonces, muestra que losartículos definidos se omitieron a propósito para recalcar las característicasparticulares del primero como Unigénito y del otro como Padre.EL SIGNIFICADO DE «GLORIA»Podemos notar aquí el significado en las Escrituras de la palabra «gloria», según seusa para Dios y Cristo. Por lo que se dice en los pasajes en donde se halla la palabra,entendemos que gloria, en este sentido, es la manifestación de características ocarácter. Por ejemplo, cuando en el capítulo 2 leemos: «Este principio de señales[una señal es un milagro con un significado o mensaje] hizo Jesús en Caná deGalilea, y manifestó su gloria», la gloria que él reveló en su obra misericordiosa enlas bodas fue la expresión tanto de su poder como de su carácter.Así pues, la gloria que los apóstoles presenciaron en Cristo era la expresión visiblede lo que se indica en la relación de «un unigénito del Padre».Es más, la Versión Revisada ha traducido con acierto la preposición «desde» y no«de». La palabra en el original es pará, que significa, en la construcción, «desde lapresencia de», «desde con [una persona]». La misma preposición se usa en laspropias palabras del Señor en 7.29: «de él procedo, y él me envió».Esta preposición «de», junto con lo que ya se ha establecido respecto a la gloriacomo la del unigénito del Padre, indica que el que se hizo carne fue él mismo, envirtud de la relación previamente existente, el único y perfecto representante ymanifestación del ser y carácter del Padre, desde cuya presencia vino. En otraspalabras, la gloria a la que Juan se refiere fue el resplandor de una calidad de HijoUnigénito, único y eterno.3EL TÉRMINO «UNIGÉNITO»3

Estudio de CristologìaEl término «unigénito», usado en el versículo en conexión con el artículo definido,es una palabra que, con referencia a Cristo, se halla solo en los escritos del apóstolJuan, y, como hemos visto en el ejemplo anterior en el versículo 14, el término nose refiere a que su humanidad se generase. Hay otras declaraciones relativas a sucalidad de Hijo que no contienen el título «unigénito» y que de hecho se refieren asu encarnación; pero ese no es el caso de monogenés, «unigénito». Se refiere a unarelación como Hijo en el cual él está solo, coigual y eterno con el Padre, y es sinembargo distinto en personalidad como Hijo.De nuevo, según se usa para la relación del Hijo con el Padre en los afectos idealese íntimos incluidos en el mismo, este término se debe distinguir del de generación alaplicárselo a seres humanos. La frase «generación eterna» no halla nada quecorresponda con ello en las Escrituras. No sirve para explicar la doctrina de lasrelaciones personales eternas en la Deidad. Las limitaciones humanas impiden unacomprensión completa de lo eterno. Y, sin embargo, en su gracia, Dios ha presentadolos hechos relativos a sí mismo con un léxico y expresiones que podemos entender,aunque los hechos en sí mismos están más allá del alcance del concepto humano.El término, como es frecuente en las Escrituras, significa aquí tanto unicidadcomo cariño. Así, en Hebreos 11.17, el escritor, citando Génesis 22.2 de laSeptuaginta, en lugar del hebreo traducible como «tu hijo, tu único hijo, el que amas,el mismo Isaac», dice que Abraham ofrecía (lit., «estaba ofreciendo») «suunigénito».Por consiguiente, está claro que unigénito equivale en ese pasaje a «único». Ahorabien, en cuanto al parentesco en sí, Isaac no era el único hijo de Abraham. Ismaelhabía nacido antes, pero Isaac ocupaba una relación única con Abraham y un lugarde cariño especial.El significado de la palabra «unigénito», en un sentido totalmente aparte del denacimiento, tiene ejemplos contundentes en dos pasajes de Salmos. En la parte delSalmo 22 que predice las expresiones del Señor en la cruz se apela: «Libra de laespada mi alma, del poder del perro mi vida». Según el hebreo y el griego, la palabratraducida como «vida» es «unigénito». Lo mismo sucede en el Salmo 35.17, cuyatraducción al español dice: «Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de losleones». Desde luego, no puede haber aquí una conexión con la relación natural depadre e hijo; lo que se insinúa es esa parte del ser que se menciona en la posición deprecioso y único. Lo mismo ocurre con el uso del término respecto a la relacióninfinita y sin origen entre el Padre y el Hijo.Además del pensamiento de unicidad y cariño, el término, cuando va junto a lapalabra «Hijo», conlleva la idea de representación completa, el Hijo manifestandoen plena expresión las características del Padre. Esto lo establece lo que leemostambién en Juan 1.18.4

Estudio de CristologìaEN EL SENO DEL PADRELa clara implicación de la calidad preexistente de Hijo de Cristo se confirma en elversículo por la descripción del Hijo como aquel que está «en el seno del Padre». Ensu expresión se emplea el artículo definido con el participio presente del verbo «ser»;lit., «el [un] ser en el seno». Esta forma de redacción nos da prácticamente unadescripción titular, que se debe distinguir del uso del pronombre relativo con eltiempo presente del verbo ser («quien está»). Si hubiera sido la intención del escritorindicar que el Hijo está en el presente en el seno del Padre, en contraste con untiempo del pasado en el que no estaba en esa posición y relación, se habría usado lacláusula relativa, es decir, el pronombre relativo con el tiempo presente (i.e., jos estí,«quien está»). La construcción en participio (el artículo definido con el participiopresente «estando») no está limitada, de este modo, en un punto del tiempo. Aquí, laconstrucción conlleva una descripción eterna, expresando una condición ycaracterísticas de relación, esencial y no originada.La frase «en el seno del Padre» implica la idea de afecto, y es indicativa de laintimidad y amor inefables esencialmente existentes entre el Padre y el Hijo, en laque el Hijo participa en todos los consejos del Padre y es siempre objeto de su amor.La preposición eis («en») expresa algo más que la preposición similar en.4No solo se sugiere «en» indicando la unión esencial del Hijo con el Padre, sinotambién la idea de su absoluta competencia para responder al amor del Padre. Deningún otro se podría decir eso. No se gana nada al traducir la preposición con«entre», como si fuera un sentido más literal.Por tanto, el uso del artículo definido en esta construcción señala la naturalezaúnica y esencial tanto de la posición como de la relación de Cristo.Así como en los versículos 1-14 las doctrinas relativas a él como el Verboculminanen la declaración de su encarnación, «el Verbo se hizo carne», así ahora en elversículo 18, recordando la descripción de «unigénito» del versículo 14, ydistinguiendo al Hijo mediante esa designación, conduce, al terminarse el prólogo,al testimonio de Juan el Bautista. Lo introduce la partícula «y» que conecta elversículo 19 con el versículo 18. Este testimonio trae ante nosotros la verdadculminante de Cristo como Cordero de Dios (v. 29).ILUSTRACIONES ADICIONALES DEL ARTÍCULO OMITIDOEl principio de recalcar el carácter o descripción de una persona mediante la omisióndel artículo, como se ejemplifica en la cláusula «un unigénito del Padre», queda bienilustrado en ciertos pasajes de la Epístola a los Hebreos en conexión con la calidadde Hijo que posee Cristo.HEBREOS 1.1, 25

Estudio de CristologìaEn las palabras iniciales de la epístola, «Dios, habiendo hablado muchas veces y demuchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros díasnos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quienasimismo hizo el universo», la inserción de la palabra «su» en cursiva es suficienteindicación de que no hay artículo definido en el original. Así pues, el enunciado diceliteralmente: «nos ha al fin de los días hablado en un Hijo». El énfasis se pone en larelación personal. Aquel en quien Dios nos ha hablado se destaca como el que estáen relación con él como Hijo con Padre. En el versículo 8, en contraste, se usa elartículo: «Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo». El uso aquídel artículo definido marca al Hijo como la Persona de quien ya se ha hablado eneste sentido.El propósito del énfasis en la palabra «Hijo» en el versículo 2 no es dar la idea deque Dios nos ha hablado en uno que llegó a ser su Hijo, sino que lo ha hecho en unocuya relación con él como Hijo existe antes de la creación y de su encarnación.Designar a Cristo como heredero fue cuestión de los consejos divinos en la eternidad.El pasaje es en sí mismo un testimonio de la calidad de Cristo como Hijopreexistente; porque Dios no solo nos ha hablado en Aquel que es su Hijo, sino porél, «el heredero de todo», y «quien hizo el universo» (las edades). La claraimplicación es que Aquel por quien Dios hizo los mundos estaba en relación con élen ese respecto como su Hijo. Si no había tal relación antes de la encarnación, pareceinevitable concluir que un Dios hizo uso de otro Dios para hacer los mundos. No haydos dioses, ni tres actuando juntos. La Deidad es monoteísta. Aquel por quien todaslas cosas fueron creadas (Col 1.16) era Hijo del amor del Padre (v. 13) y uno con élen Deidad como Creador y en todos los demás atributos de la Deidad.El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nunca fueron tres seres separados, poseyendocada uno los atributos de la Deidad, siendo cada uno autoexistente y poseedor decarácter y poder similares. Que hay solo un Dios sigue siendo una doctrina esencialde la fe cristiana. Que hay tres personas distintas en la Deidad es coherente con laverdad fundamental de la unidad de la Deidad. Los mismos títulos dados en lasEscrituras son evidencia de esto. Y, sin embargo, cada uno es Dios, es decir,poseedor de la Deidad, y todos subsisten juntos como un Dios. El negar la calidadeterna de Hijo que posee Cristo lo deja a uno abierto a la idea triteísta de que, encuanto a presencia, lugar y gloria, las personas divinas estuvieron juntas, coigualesy coeternas, pero el Padre y el Hijo no estaban relacionados como Padre e Hijo. Esoconduce también a la noción errónea de que las relaciones del Padre y el Hijopertenecen simplemente a la esfera de la revelación.Será útil aquí citar los comentarios de Liddon sobre el uso de la palabra personascon referencia al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Hablando de la verdadrelacionada con la Deidad, dice: «Postula la existencia en Dios de ciertas distincionesreales teniendo su base necesaria en la esencia de la Deidad. Que tales distincionesexisten es un asunto de la revelación Estas formas distintas de ser se llaman6

Estudio de Cristologìapersonas. Sin embargo, ese término no puede emplearse para denotarlas sinconsiderable cautela intelectual. Al aplicarse a los hombres, “personas” implica lanoción antecedente de una especie, que se determina por el momento y por la fuerzade la expresión, en un solo modo, incomunicable, de ser. Pero la noción de especieses totalmente inaplicable a esa Esencia Una Suprema que llamamos Dios; la mismaesencia pertenece a cada una de las personas divinas. Sin embargo, no por ello hemosde suponer que la doctrina revelada propone nada más que tres variantes de larelación de Dios en sus tratos con el mundo. Por el contrario, su revelación propiatiene como base ciertas distinciones eternas en su naturaleza, que son en sí mismastotalmente anteriores a, e independientes de toda relación con la vida creada. Apartede estas distinciones, la revelación cristiana de la paternidad eterna, de una verdaderaencarnación de Dios y de una comunicación real de su Espíritu no es sino la tramainfundamentada de un sueño. Estas tres distintas “subsistencias”, que llamamosPadre, Hijo y Espíritu, a la vez que nos permiten comprender mejor el misterio de lavida autosuficiente y bendita de Dios antes de rodearse de seres creados, son tambiénperfectamente compatibles con la verdad de la unidad divina. Y cuando decimos queJesucristo es Dios, queremos decir que en el hombre Cristo Jesús la segunda de estaspersonas o subsistencias, una en esencia con la primera y con la tercera, se dignóllegar a encarnarse».EL ARTÍCULO DEFINIDO OMITIDO EN HEBREOS 1.5De nuevo, en Hebreos 1.5, en la cita «Yo seré a él Padre, y él me será a mí hijo», laomisión del artículo definido pone el énfasis en la relación expresada en los términos«Padre» e «Hijo». Este enunciado no es una predicción de un tiempo en que diesecomienzo la relación personal. No es el principio de la relación personal lo que setiene en mente. Lo que se establece es, primero, su carácter distinto en contraste conla no existencia, como en el caso de los ángeles; y en segundo lugar, la realizaciónadecuada de la misma en su vida de entera obediencia a la voluntad del Padre; y nosolo entonces, sino su eterna continuación después. La relación personal que habíaexistido eternamente halló una nueva expresión en el Hijo encarnado.Hay un amor que no tuvo principio para su relación personal. El amor del Padreal Hijo y del Hijo al Padre nunca hubiera sido conocido y captado en adoración porlos redimidos si no hubiera sido por la encarnación del Hijo. La manifestación de larelación personal nos da para apreciar en su medida lo que el Padre es para el Hijo ylo que el Hijo es para el Padre. Entonces, en el enunciado «Yo seré a él Padre, y élme será a mí hijo» tenemos que se nos asegura que la relación personal iba arealizarse en un cumplimiento eterno en las actuaciones divinas a favor del hombrey en un inefable aprecio allí de la paternidad del Padre por parte del Hijo, y de lacalidad de hijo del Hijo por parte del Padre.7

Estudio de CristologìaLa palabra juios, «hijo», no es simplemente, ni desde luego lo es siempre,indicativo de prole; significa expresión de carácter. Leemos, por ejemplo, de «hijosde este mundo» e «hijos de luz» (Lc 16.8). Referido al Señor Jesús, el títuloindividual «Hijo» generalmente significa, como en los pasajes que acabamos deconsiderar respecto a él, que participa en una subsistencia sin origen de la naturalezadel Padre, y es el revelador de su carácter. Así, le dijo a Felipe: «El que me ha vistoa mí, ha visto al Padre» (Jn 14.9). Está claro que lo que se tiene en mente en taldeclaración no es el comienzo de la relación personal.1. Esto mismo se aplica al Espíritu Santo. La doctrina de la unidad de la Deidadesprominente en el Antiguo Testamento, y así se mantiene en el Nuevo. El Nuevo,sin embargo, en coherencia con el progreso de la doctrina en el volumen sagrado,revela claramente la verdad de la Trinidad de personas en la unidad de la Deidad.Hace poco, un unitario hizo el siguiente comentario en una conversación conalguien que sostiene la verdad de la Trinidad en unidad: «Si lo que nosotroscreemos es verdad, ustedes son idólatras; si lo que ustedes creen es verdad, nosomos cristianos». Ahora bien, la doctrina de la Trinidad, entretejida como lo estáen la misma trama del Nuevo Testamento, excluye el triteísmo e invalidacualquier imputación de adoración de tres dioses. Y sin embargo, negar ladivinidad de Cristo es privarse del título de ser cristiano.2. Ginomai nunca se debe traducir «hacer», excepto en la voz pasiva cuando elespañol lo exige.3. El que de Juan el Bautista se diga que ha sido enviado «enviado de [pará] Dios»,no contradice la idea en 1.14 de que Cristo estuvo antes de su encarnación en unarelación personal, sin origen, como Hijo del Padre, y que la gloria que losapóstoles contemplaron fue la gloria de Aquel que sostenía esta relación personal.Lo que requiere consideración es tanto la fraseología contextual acerca de lagloria de Cristo en su manifestación a este respecto, y la enseñanza de lasEscrituras en otras partes respecto a la relación eterna entre el Padre y el Hijo.Son totalmente distintas las circunstancias del Bautista y lo que las Escriturasenseñan sobre la persona de Cristo. Esto último excluye de antemano queforcemos la analogía basándonos en un uso similar de la preposición. De losángeles y profetas se dice que están en la presencia de Dios y, en este sentido,Juan el Bautista fue enviado de Dios, pero la verdad relativa a Cristo como«unigénito del Padre» es diferente. Pará con el genitivo referido a él tiene quever con lo que antecede a su nacimiento.4. Etimológicamente eis (en realidad ens) era pues una palabra más comprehensivaque el simple en.8

Estudio de CristologìaSU CALIDAD DE HIJO COMO EL ENVIADOJesús fue enviado por el Padre, y se le llama Hijo de Dios. Lo que sigue se centraen la relación entre Padre e Hijo —miembros coexistentes y coiguales de ladivina Trinidad— según se describe en el Nuevo Testamento. La calidad deHijo de Jesús también es un elemento esencial en nuestra comprensión de lafidelidad de Jesús.Hay muchos pasajes que hablan de su calidad de Hijo como el que el Padre envió;esto exige nuestra contemplación, sobre todo en lo que tiene que ver con la gloria yla gracia de nuestro bendito Señor. El primero de estos pasajes en el Evangelio deJuan está en el capítulo 3, versículos 16 y 17: «Porque de tal manera amó Dios almundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no sepierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo paracondenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él». Ni este pasaje bíbliconi ningún otro dicen que fue el Hijo de Dios en su condición humana el que fue dadoy enviado. Este enunciado no significa que el envío al mundo tuvo lugar después desu nacimiento y de haber llegado a ser un hombre maduro. Tanto el dar como elenviar fueron desde el cielo. La grandeza del amor de Dios al dar y enviar se mideen términos de la relación personal preexistente expresada en el título «unigénito».El hecho de que el Señor estuviera en presencia de Nicodemo cuando dijo esto desí mismo no sustenta la idea de que el envío al mundo fuera posterior a sunacimiento. Tampoco el hecho de que Juan el Bautista empezara su carrera públicacomo hombre enviado de Dios da lugar a una analogía para el envío de Cristo de lamisma manera. Juan no tenía existencia antecedente; Cristo era preexistente en laeternidad.Tampoco el hecho de que Cristo viniera como mediador provee argumento encontra de su calidad preexistente de Hijo. Su relación, como Hijo, con el Padre noes contingente con respecto a su obra mediadora. Por el contrario, como veremos enColosenses 1.15, 18, sus actos mediadores, respecto tanto a la creación como a laredención, fueron consecuentes con su ya existente calidad de Hijo.«SANTIFICÓ Y ENVIÓ»En su controversia con los judíos, el Señor habló de sí mismo como el «que el Padresantificó y envió al mundo» (Jn 10.36). El orden es significativo, y es suficiente paramostrar, cuando se toma con otros pasajes bíblicos, que el envío fue del cielo a latierra. El orden es «santificó y envió», y no «envío y santificó». La santificación, esdecir, el apartar para el propósito, no fue una cuestión de tiempo. Antes de la9

Estudio de Cristologìafundación del mundo estaba en los consejos de Dios que el Hijo fuera apartado parasu misión de gracia redentora.El testimonio de 1 Juan 4.9-10 respecto al amor de Dios por nosotros solo se puedeentender correctamente de la misma manera: «En esto se mostró el amor de Diospara con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para quevivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado aDios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación pornuestros pecados». El amor del Padre por el Hijo, implícito en el término«unigénito», fue un amor del cual el Hijo mismo, al dirigirse al Padre como Padre,dice: «me has amado desde antes de la fundación del mundo» (Jn 17.24). Si nohabía ese amor preexistente entre el Padre y el Hijo, ¿cuál puede haber sido larelación personal en la cual se ejerció? No basta que las personas divinas fuerancoiguales y coeternas. Dios no envió a alguien que fuera únicamente Dios.GLORIA PREEXISTENTE CON EL PADREEl amor incluido en la relación personal antes de la encarnación señala que el envíono tiene lugar surgiendo de la vida pública después de que Cristo hubiera crecido,sino de la gloria de la cual dice: «Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, conaquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese» (17.5). Tales palabras soncon certeza un testimonio en contra de una interpretación de que la gloria que tuvoera con uno que con el tiempo llegó a ser su Padre cuando él nació. Es verdad queno podemos definir esa gloria, pero podemos aceptar la verdad de la existencia eternade la relación personal y el amor eterno que incluye. El hecho de recibir honor ygloria del Padre en los días de su carne excluye la posibilidad de testimonio alcontrario. Así que, insistimos, la declaración del apóstol, «Y nosotros hemos visto ytestificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo» (1 Jn 4.14), noquiere decir que, habiendo llegado a ser el Padre, envió al que había llegado a ser suHijo para que fuera el Salvador del mundo.SU CONDICIÓN DE HIJO, ESENCIAL EN SU DIVINIDADEs evidente, por la oración del Señor que se registra en Juan 17, que su relacióncomo Hijo con el Padre subsiste esencialmente en su personalidad divina. Su calidadde Hijo, por consiguiente, debe haber subsistido en la Deidad eterna, e inmutabletambién, porque un cambio en la Deidad es imposible.La relación preexistente se expresa en las palabras del Señor en Juan 16.28: «Salídel Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre». El cursodoble, tanto al venir como al volver, es claro. Su retorno al Padre fue en el ordeninverso del procedimiento de su venida. Él vino del cielo al mundo; volvió delmundo al cielo. Habla de Aquel de quien vino como «el Padre», no en el sentido deque salió de uno que luego llegó a ser su Padre en su nacimiento, sino de uno que10

Estudio de Cristologìaera el Padre cuando él vino. Tampoco pueden sus declaraciones querer decir que suvenida al mundo fue una entrada a la vida pública, al llegar a su edad adulta, despuésde que Dios había llegado a ser su Padre. Su salida del mundo, mediante suexaltación a la diestra del Padre, era una antítesis directa de la humillación queasumió cuando, viniendo de la gloria que había tenido con el Padre, se humilló a símismo y se encarnó.UNA ANALOGÍA RESPECTO AL ESPÍRITU SANTO (GÁ 4.4-6)La palabra «enviar» se usa tanto para el Hijo como para el Espíritu Santo en Gálatas4.4-6: «Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacidode mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a finde que recibiésemos la adopción de hijos.Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, elcual clama: ¡Abba, Padre!».El uso de la palabra «envió» con referencia al Espíritu Santo arroja luz sobre lasignificación de la palabra al usarse en referencia al envío del Hijo por el Padre. ElSeñor dijo que el Pad

La dependencia de sus criaturas en él y para la vida descansa sobre el hecho de que en él la vida es sin origen y esencial. El orden de la vida y la luz es significativo. En la naturaleza, la vida en su plena actividad depende de la luz; la luz es la vida de la creación física animada. En los asuntos espirituales, la posición se invierte .

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