Reflexiones Aubianas En Torno A La Escritura De «El .

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JAVIER LLUCHUniversità di BolognaReflexiones aubianas en torno a la escriturade El laberinto mágicoEl proceso de creación aubiano, como acto permanente de toma de decisión, muestra su génesis y movimiento, sus opciones yvariaciones, en los cuadernos, agendas, libretas y papeles diversoshoy conservados en la Fundación Max Aub. En buena medida, éstosson documentos cuyos variados contenidos se relacionan con la inicialización y preparación de la obra del escritor: citas de otros autores, dibujos, planes y esbozos varios, fichas de personajes, textosensayísticos, narrativos, poéticos o dramáticos, diálogos sueltos,anotaciones personales. Cuando el investigador tiene la oportunidad de leer un manuscrito aubiano se halla, pues, con la memoriade la escritura, y asiste al imponente esfuerzo creativo de Aub, asus idas y venidas con las palabras, a la fragmentación que, unavez ensamblada, dio lugar a sus textos en diferentes moldes.Pero, además, como sucede en dos borradores de las tres últimas novelas de El laberinto mágico, autógrafos que datan de 1959en adelante, aparte de las secuencias narrativas contenidas enellos, que en muchos casos recogió en la versión definitiva de susnovelas con notables modificaciones, Aub incluyó una serie de anotaciones de carácter autocrítico en las cuales planteó problemasteóricos de interesante dilucidación. Se hallan en los manuscritos 1(«Campo del Moro») y 7 («Campo Francés») de la Caja 22 del Archivo de Manuscritos de la Fundación Max Aub, que he denominadoms. 1 y ms. 2, respectivamente, y de cuyas características doy noticia en otro lugar1.1J. Lluch, «Un manuscrito del taller de Max Aub», publicado en Olivar,AISPI. Reflexiones aubianas en torno a la escritura de «El laberinto mágico».

176Javier LluchLos textos que nos ocupan son reflexiones que Aub se hacíapara sí mismo, tal vez con la idea de utilizarlas como prólogos, enensayos, o para la solapa o la contraportada de alguna obra; se presentan como iluminadoras notas que aportan ciertas claves interpretativas de su labor creadora: los estímulos que le llevan a escribir acerca de la Guerra Civil española; su concepción de la Novela ysu relación con la Historia; la evolución de su estilo; y la génesis ylos personajes del Laberinto, ciclo que trenza el hilo de su sentido apartir de la conjunción entre la realidad y la ficción, erigiéndose enparadigma de la ficción histórica contemporánea.Tras su rastreo, consideramos que tales textos eran inéditos.Con el tiempo, algunos de ellos han sido publicados por F. Caudeten la introducción a su edición de Campo de los almendros y otrospor mí en la de Campo del Moro2; no obstante, todos ven aquí la luzen conjunto. Y los supusimos inéditos porque el escritor tenía lacostumbre de tachar los textos con una raya transversal una vezque habían sido mecanografiados, como hizo con buena parte decuantos transcribimos en estas páginas. Pero que se rayaran, e incluso que existiera su copia dactilografiada, no significaba que Aublos publicase. En una anotación del 3 de enero de 1972, Aub escribe: «Algunos de los textos rayados, ¿dónde fueron a parar? Loignoro; deben de andar por ahí en algún cajón, en una carpeta olvidada»3.Una de las características recurrentes de Aub fue, como señala M. Aznar, la reivindicación de la memoria histórica, de la verdadhistórica contra la deformación y la mentira, contra el silencio y elolvido. Una memoria que desemboca, lógica y obsesivamente, en laRevista de literatura y cultura españolas. Número Monográfico - Max Aub. III, 3.La Plata: Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria, Universidad Nacionalde La Plata, Facultad de Humanidades, 2002, pp. 117-144.2Campo de los almendros, ed. de F. Caudet, Madrid, Castalia, 2000; yCampo del Moro, ed. de J. Lluch, en Obras Completas de Max Aub. El laberintomágico II. Voi. III-A. Valencia: Biblioteca Valenciana-Institució Alfons el Magnànim, 2002.3M. Aub, Diarios (1939-1972), ed. de Manuel Aznar Soler, Barcelona, Alba1998, p. 491.AISPI. Reflexiones aubianas en torno a la escritura de «El laberinto mágico».

Reflexiones aubianas en torno a la escritura de El laberinto mágico177Guerra Civil4, que llevó al escritor a variar su rumbo estético y seconvirtió en el tema axial de cuantas obras integran El laberintomágico, que dan cuenta de su ambiciosa tarea vinculada a contarnos (y a contarse) la contienda y sus inmediatas consecuencias: lasnovelas Campo cerrado (1943), Campo de sangre (1945), Campoabierto (1951), Campo del Moro (1963), Campo francés (1965) yCampo de los almendros (1968), así como los relatos en torno a laguerra, los campos de concentración y el exilio5.Aub hizo de la guerra materia literaria de un ámbito de su escritura, el de una literatura activa, responsable, en la que «el realismo testimonial no significaba memoria autobiográfica sino polifonía y dialogismo, su voluntad de construir mentiras artísticas deverdades históricas que recogieran la memoria colectiva republicana»6. El Laberinto es el mejor testimonio literario en torno a eseacontecimiento histórico crucial de la España contemporánea y, ensuma, como anota Aub en uno de sus cuadernos: «Vistas así, a ojode buen pájaro, estas narraciones pueden dar una idea de lo quefue la lucha y la derrota de lo mejor que tenía España en 1936. Porlo menos con esa intención de cronista las escribí»7. Y añade en otrolugar: «No podía poner toda mi obra al servicio de este Laberintosólo mágico para mí. Pero preferí agrupar lo más significativo de laguerra y sus inmediatas consecuencias»8.Sobre la Gran Cosa, como se refirió a la guerra9, Aub escribió:4M. Aznar, «Memoria y olvido de la Guerra Civil en los diarios de MaxAub», en Cuadernos Hispanoamericanos, 623, mayo 2002, pp. 37-43.5J. Quiñones los distribuyó según esta división temática en Enero sin nombre, Barcelona, Alba, 1994.6M. Aznar, cit., pp. 37-38.7Ms. 1, f»8 4, 6 r .8Véase el «Borrador de Prólogo a El laberinto mágico», escrito por Aub enoctubre de 1970, y publicado por vez primera en el voi. III-A de sus Obras Completas, El laberinto mágico II, Valencia, Biblioteca Valenciana-Institució Alfons elMagnànim, 2002, pp. 71-72.9En el ms. 2, fs 2-7, texto genético de «La guerra de España», incluido enHablo como hombre, México, Joaquín Mortiz, 1967, pp. 97-123.AISPI. Reflexiones aubianas en torno a la escritura de «El laberinto mágico».

178Javier LluchLa Guerra de España corresponde a un tiempo de confusión,de muerte y nacimiento de mundos distintos. Tal vez por estoy no sólo por impotencia estos relatos, imbricados unos enotros y no machihembrados geométricamente, como tal vez debieran estarlo, den una idea del caos que fue en tantas ocasiones aquella lucha. El desorden, la complejidad de los motivos puede explicar el fárrago y embrollo del revuelo de lo quesigue, las tinieblas - la niebla - que muchas veces el sol español no logró vencer, aun sin contar la ofuscación de los contendientes.La Guerra de España fue un Laberinto del que no salió nadie,aun estamos dentro, clamando (hay naturalmente los que lovieron desde fuera, aun sin pagar, y los que han nacidodespués, a quienes no importa gran cosa), el hilo de Ariadnaconducía a la disgregación del átomo: ¿quién lo sabía?- ¿Cuántas veces no ha aparecido Europa sentada sobre eltoro? Llevada en volandas si no se sabe adonde ni para qué. Loque no se ha fijado es que el toro es España que había de volar- como lo hizo sin contemplaciones - a Europa. España es elpaís del toro. Es el toro que lleva a Europa en volandas. Aveces la geografía no es tan tonta como parece10.En otra anotación, Aub alude a la relación que en sus narraciones se establece entre la Historia y la Novela, de la que señala:¿Historia? ¿horda? No lo sé. Mezcla, como todo. ¿O hay historia que «no tenga» algo de novela, y al revés? El solo documento no es historia sin intérprete. ¿Qué me llevó adelante?,¿lo sucedido o lo inventado, los hechos o los personajes? Siempre los confundí, para lograr imposibles. Ésta: la derrota.¿Historia? ¿Novela? Ni lo uno ni lo otro. No hay historia queno tenga algo de novela, y al revés. El solo documento no eshistoria sin interpretación. ¿Qué me lleva adelante?, ¿lo suce10113 V.Ms. 2, f" 114 r . Elfragmentoaparece subrayado por Aub en el ms. 2, f AISPI. Reflexiones aubianas en torno a la escritura de «El laberinto mágico».

Reflexiones aubianas en torno a la escritura de El laberinto mágico179dido o lo inventado? ¿los hechos o los personajes? Siempre quise atener éstos a aquéllos, para lograr imposibles. Lo imaginado no acaba nunca por llevárselo todo por delante. Los recuerdos se olvidan, que el hombre dura menos que la memoria, aunque su lucha, a veces heroica, sea por lo contrario. Sivuelven los tiempos - hazañas o cobardías - están agujereadospor el viento del pasado y los documentos sólo sirven de hitos,y la historia o la novela no son más que interpretación, recuerdo, y éstos fallan - aun en los que más presumen -; vuélvense atrás los ojos y sólo quedan algunas imágenes; la mayoría, a pesar del esfuerzo, se han borrado11.En cuanto a si sería posible deslindar historia y ficción, hechos certificados o verificables y hechos posibles, en una entrevistaconcedida en México con motivo de la publicación de Campo delMoro, en julio de 1963, Aub afirmó:No existe una diferencia tajante entre historia y ficción. Todahistoria que se repite da cabida a la ficción, del mismo modoque yo doy en mis novelas y cuentos cabida a la historia. Todas las novelas, las buenas novelas, son históricas. Es imposible reconstruir la realidad objetiva e imparcialmente porquetodos la vemos e interpretamos de manera distinta. Un historiador es siempre un novelista y, por supuesto, un novelistaauténtico se parece en muchos aspectos a un historiador. [.]Desde el punto de vista artístico aspiro a no ser imparcial [.].Desde un punto de vista ideológico veo los sucesos y los personajes de acuerdo con mis ideas republicanas. Lo que yo hagoen esta novela y en las otras que tratan de la Guerra Civil,puede calificarse, históricamente, como la «visión de los vencidos»12.11Ms. 1, f 1 r , y f suelto entre los P 8 1 y 2.E. Carballo, «Autores/Editores/Libreros. Próximas lecturas», en Siempre.México. 31 de julio de 1963.12AISPI. Reflexiones aubianas en torno a la escritura de «El laberinto mágico».

180Javier LluchEn la escritura del Laberinto, de esa «visión de los vencidos»,Aub recurrió a testimonios de muy diversa índole: memorias propias y ajenas, epístolas, intertextos de obras de carácter histórico,literario, filosófico., textos transcritos y trasladados a sus creaciones a veces casi literalmente, como fue el caso de algunas cartas deManuel Tuñón de Lara incluidas en Campo de los almendros, o laselección de pasajes de Los vencedores de Negrín de EdmundoDomínguez en Campo del Moro. Lecturas y relecturas de alguienque siempre se quejó de su falta de memoria:No me sirvió nunca la memoria con fidelidad, he recurridoconstantemente a la de otros. A veces, he tenido de un mismosuceso, en el que participaron varios, hombro con hombro, versiones dispares. Es achaque humano, nadie ve nada igual, esdecir, todos ciegos, sin contar que no somos cíclopes y dos, cuatro, seis ojos ven más que uno; pero siempre desde ángulosdistintos. La novela no es sino reducir a memoria lo olvidado olo imaginado, que viene a ser para los demás lo mismo13.Aub también recuerda la génesis de los Campos en estos borradores, cómo empezó a escribirlos en 1939 en la buhardilla parisina en que se alojó con Perpetua Barjau, su mujer, cómo le leía asu amigo José Ma Quiroga Pía - poeta, ensayista y traductor madrileño - cada sábado un capítulo de Campo cerrado, novela que lededicó, mientras sus hijas estaban repartidas entre familias obreras por los alrededores:Hablando de esta serie de novelas entre amigos, siempre mereferí a «los campos». Quédese así, lo mismo por la tierra laborable, el sitio escogido para su desafío, que el espacio real oimaginario en que se supone contenida cualquier cosa, el fondo de un cuadro, sus acepciones de blasón y las castrenses odeportivas: cada una sirve; y su derivado reciente: de concentración (de concentrarse, encerrarse en sí mismo para mejordecir)14.1314Ms. 1, f suelto entre los f s 1 y 2.Ms. 1, f1 2 r .AISPI. Reflexiones aubianas en torno a la escritura de «El laberinto mágico».

Reflexiones aubianas en torno a la escritura de El laberinto mágico181En otro folio, Aub recogió en una lista veintisiete obras, relatos y novelas, e incluyó como apéndice el libro poemático Diario deDjelfa15:Bajo el título, dijimos definitivo, de Los Campos podrían reunirse todos según el orden cronológico de los sucesos que losmotivaron:I. Campo cerrado. II Campo abierto. III El cojo. IV Cota. VUna canción. VI Manuel, el de la Font. VII La Ley. VIII Unasturiano. IX Santander y Gijón. X Alrededor de una mesa. XITeresita. XII Campo de sangre. XIII La espera. XIV Enero sinnombre. XV [Campo de los almendros.] Los traidores. XVIHistoria de Alicante. XVI Una historia cualquiera. XVTIEnrique Serrano Pina. XVIII Historia de Vidal. XIX Otro. XXUn traidor. XXI Ruptura. XXII [Morir por cerrar los ojos]Campo francés. XXIII Los creyentes. XXIV Historia de Jacobo.XXV El limpiabotas del Padre Eterno. XXVI Yo no inventonada. Apéndice: Diario de Djelfa.Si estos libros son historia, según Aub, es a pesar de ellos:¿Cómo contar - si de historia trata - lo que no vi? Y, sin embargo, estas historias son, para mí, la historia de la guerra civil española. Si llegan a serlo para los demás será por casualidad o porque así fue, en el futuro. Sobran documentos, memorias acerca de estos acontecimientos. Entonces, ¿a qué éstos? No lo sé. Nací para escritor, no he intentado serlo. La guerra me dio tema para mal de todos16.Sobre su estilo, Aub anota: «En el curso de los veinte años enque he ido escribiendo estas páginas mi estilo ha variado no poco.Despojándose, ignoro si para bien o su contrario, de cierto barro1516[ ]: tachadura en el original. Aub erró al numerar la serie. Ms. 1, f 3 r .Ms.l, f 6 r .AISPI. Reflexiones aubianas en torno a la escritura de «El laberinto mágico».

182Javier Lluchquismo incierto, sin huir sin embargo de todo conceptismo, comohubiese querido»17. En la línea evolutiva de su estética, que no puede reducirse a dos etapas, vanguardista y realista, se entrevén todos los elementos que Aub arrastra (neobarroquismo, conceptismoverbal, collage, fragmentación.). La circunstancia sociopolítica deparada por la guerra varió su orientación estética hacia el realismo,pero esto no impidió un viraje compartido de su caudal expresivo yestilístico de herencia vanguardista con un arte imaginativo receptor de fórmulas innovadoras, dado su conocimiento de las corrientes literarias de su tiempo y su receptividad de la renovaciónde los lenguajes literarios. Tal como Aub apuntó, sus creaciones ponen de relieve el devenir de su estilo «variado no poco». En los últimos textos laberínticos, Aub evoluciona frente a lo que fueroncampos de exploración del léxico inusual como Campo cerrado oCampo de sangre, y su prosa conceptista se repliega, se condensa,camina hacia una expresividad más directa, natural, fluida, sintética, precisa, donde cada palabra cuenta, demostrando todos los recursos de la maestría del escritor, quien en la entrevista antes citada definió su estilo en Campo del Moro: «Es cortado, conciso. Procuro decir las cosas con las menos palabras posibles. Atemperar ellenguaje a los sentimientos y a los sucesos [.] El único influjo quereconozco es el de Quevedo. Desgraciadamente Quevedo es para mímás entrañable que Cervantes. Ello se debe, quizá, a que éste crecey se expresa en una época de decadencia»18. En este sentido, por suconceptismo, R. Mesa se aprestó a señalar que el ojo de Max Aub,con lentes quevedescas en su efigie, es el ojo quevedesco de la literatura española19.La escritura de Aub prodiga notablemente la recurrencia a latécnica de montaje cinematográfica: los fundidos de secuencias, lavariación de encuadres, el distanciamiento y las focalizaciones; conel tiempo hará más usual la composición fragmentaria, la mul" Ms. 2, f» 46 v .E. Carballo, cit.19R. Mesa, «Presentación», en Max Aub, San Juan, Barcelona: Anthropos;Segorbe: Fundación Caja Segorbe (coed.). Col. Memoria Rota. Exilio y Heterodoxias, 1992, p. 13.18AISPI. Reflexiones aubianas en torno a la escritura de «El laberinto mágico».

Reflexiones aubianas en torno a la escritura de El laberinto mágico183tiplicidad de acontecimientos y la alternancia de secuencias de extensión desigual que desarrollan narrativamente el tema del relato.Y es que el escritor hace convivir los géneros explotando las posibilidades que ofrece un modo creativo que con frecuencia incorporaelementos del cine y del teatro. Muestra de ello son la Nota de Auba Campo francés, híbrido entre novela y guión cinematográfico, quese inicia con el prólogo de Galdós a su* obra Casandra, «producto delcruzamiento de la Novela y el Teatro», escribe20. Emerge, por tanto,el Aub dramaturgo y guionista cinematográfico cuyo discurso muchas veces se acerca a las acotaciones dramáticas que motivan elestilo breve y objetivo, la organización teatral de los numerosos diálogos - construidos con lenguaje coloquial en registros múltiples mediante los cuales consigue una multiplicidad de tonos, las vocesde los miles de personajes que transitan por el Laberinto compartiendo el camino marcado por la marcha de la historia: unos actuando, otros constituyendo el andamiaje sobre el que se asienta laexistencia de los primeros. A través de ellos Aub confiere el «tonoprivado»21, el aspecto personal a los textos laberínticos, que son unaclave esencial para la elaboración de la historia total por dar vida apersonajes portadores de los estigmas de un tiempo, por ser testimonio de decisivos episodios del mundo en que nacieron y expresión de la mentalidad de ese mundo. No se da la figura del héroeejemplar y superior, ni siquiera la del tradicional personaje principal22, y tampoco Aub eleva a los grandes protagonistas de laHistoria, sino que se sitúa frente al hombre que vivió y sufrió la20Campo francés, París, Ruedo Ibérico, 1965, pp. 5-6.1 . Soldevila, La obra narrativa de Max Aub (1929-1969), Madrid, Gredos,1973, pp. 306-10.22Principal o protagonista son denominaciones que coexisten en la teoríanarrativa. En uno de los textos de Aub expuesto seguidamente leemos: «Sólo dealgunos personajes - pocos - me agarro desesperadamente para no hundirme».Por lo tanto, si habláramos de principales aludiríamos a los que actúan en variostextos y adquieren relevancia en El laberinto mágico, como Vicente Dalmases,Asunción Meliá, Julián Templado, Paulino Cuartero o Carlos Riquelme, cuya realzada presencia advertirá el lector. A pesar de ello, en sus idas y venidas soncontemplados siempre como elementos de ese «multiforme y proteico sobrehombreque es el Laberinto» (I. Soldevila, cit., 1973, p. 335). Y es que hay que tener encuenta la inserción en la colectividad a la que los personajes son sometidos, comoocurre con Rafael López Serrador en Campo cerrado.21AISPI. Reflexiones aubianas en torno a la escritura de «El laberinto mágico».

184Javier Lluchcontienda, percatándose incluso de quienes no parecían enterarsede nada. Crea, pues, un «extenso laberinto por donde deambulanentrecruzándose los personajes más heterogéneos, unos puramenteepisódicos, otros de mayor entidad, que pueblan el universo narrativo»23. Unos reales, otros inventados, muchos deformados2*:Decir que todos los personajes que aquí salen son inventadossería un rasgo de humor que no tendría de tener su miga; desgraciadamente no es cierto; ahora bien - como es natural - loson hasta cierto punto (más deformados que inventados) yotros hay para quienes no tuve en cuenta, para nada, la rea-Sin duda hay repeticiones, debido a las encrucijadas se ven amis personajes aparecer y desaparecer a lo largo de estas páginas. Las discusiones se renuevan poco porque reflejan preocupaciones personal

Reflexiones aubianas en torno a la escritura de El laberinto mágico 177 Guerra Civil4, que llevó al escritor a variar su rumbo estético y se convirtió en el tema axial de cuantas obras integran El laberinto mágico, que dan cuenta de su ambiciosa tarea vinculada a contar-nos (y a c

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