1932. El Alemán Martin Schulse Y El Quedará A . - IES Don Bosco

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1932. El alemán Martin Schulse y eljudío norteamericano Max Eisensteinse quieren como hermanos, y juntoshan abierto una galería de arte enCalifornia. Pero Martin decideregresar a casa, así que Max sequedará a ocuparse del negocio.Desde el primer día se escribencartas, como habían prometido,pero cuando Hitler ascienda al poderen 1933, la tierna complicidad de laprimera correspondencia empezaráa bascular hacia el horror.Con admirable economía de medios,

este epistolario retrata el horrorideológico de la Alemania nazi y, almismotiempo,lamecánicaintemporal que separa a víctimas yverdugos. Aunque se trata de unrelatorelacionadoconelHolocausto, Paradero desconocidoes, entre otras cosas, un thrillerimpredecible.

Kressmann TaylorParaderodesconocidoePub r1.0Dr.Doa & P3lµdµ5 11.11.13

Título original: Address unknownKressmann Taylor, 1938Traducción: Carmen AguilarEditor digital: Dr.Doa & P3lµdµ5ePub base r1.0

SCHULSE-EINSESTEIN GALLERIESSAN FRANCISCO, CALIFORNIA,EEUU12 de noviembre de 1932Herrn Martin SchulseSchloss RantzenburgMúnich, AlemaniaQuerido Martin:

¡De vuelta en Alemania! ¡Cómo teenvidio! Aunque no la he visto desdeque era un niño de escuela, escribirUnter den Linden todavía meconmueve La amplitud de horizontesde la libertad intelectual, lasdiscusiones, la música, el desenfado dela camaradería. Y ahora el viejo espírituaristócrata, la arrogancia prusiana y elmilitarismo han desaparecido. Llegas auna Alemania democrática, a una tierraprofundamente culta, donde la preciosalibertad política está en sus comienzos.Será una vida maravillosa. Tu nuevadirección no puede ser más sugestiva.Me alegro de que la travesía haya sido

tan agradable para Elsa y los pequeños.En cuanto a mí, no puedo decir queesté tan feliz. La mañana del domingome encuentra hecho un solterón solitariosin objetivo alguno. Mi hogar de losdomingos se ha trasladado a través delos anchos mares. ¡Aquel antiguocaserón en la colina tu bienvenidadiciéndome que el día no llegaba deltodo hasta que no estábamos otra vezjuntos! Y nuestra querida y jovial Elsa,que salía radiante a recibirme, me cogíade la mano, gritaba «¡Max, Max!» y meempujaba adentro para abrir mi Schnapsfavorito. Y también la preciosidad delos chiquillos, sobre todo tu guapísimo

pequeñín Heinrich. Será un hombrehecho y derecho antes de que vuelva aponerle los ojos encima.Y la comida ¿Habrá esperanzas deque vuelva a comer como comía? Ahoravoy a un restaurante y, por encima de midesolado roast beef veo borbotear elgebackner Schinken en su salsaburgundesa, el Spätzle, ¡ah, el Spätzle ySpargel! No, nunca me resignaré a midieta norteamericana. Y los vinos,deslizados con tanto cuidado a tierra delos barcos alemanes, y las promesas quenos hacíamos, cuando los vasosrebosaban por cuarta, quinta y sexta vez.Desde luego hiciste bien en irte.

Nunca llegaste a convertirte en unnorteamericano, a pesar de tus éxitosaquí. Y ahora que el negocio está tanbien consolidado, tenías que llevarte atus fornidos críos alemanes para que seeducaran en su país. Elsa ha echado demenos a su familia a lo largo de muchosaños y a todos ellos también les gustaráverte. El joven artista pobretón se haconvertido en el benefactor de la familiay eso significará para ti motivo desatisfacción.El negocio sigue marchando bien. Laseñora Levine ha comprado el Picassopequeño al precio que le habíamospedido —me felicito por haberlo

conseguido— y a la vieja señoraFleshman le hace tilín la horrendaMadonna. Nadie se molesta nunca endecirle que alguna de sus piezas seamala porque todo lo que tiene es malo.Yo no tengo tu refinado tacto paravenderle cualquier cosa a las viejasmatronas judías. Puedo convencerlas deque están haciendo una excelenteinversión pero, ante una obra de arte,sólo tú tenías ese refinado enfoqueespiritual que las desarmaba. Además,probablemente, nunca se fían del todo deotro judío.Ayer recibí carta de Griselle. Parececontentísima. Me dice que está a punto

de conseguir que pueda sentirmeorgulloso de mi hermanita. Es la actrizprincipal de una obra recién estrenadaen Viena y las críticas han sidoexcelentes Sus descorazonadorasexperiencias en compañías de pocamonta empiezan a dar fruto. Pobremuchacha, su vida no ha sido nada fácil,pero nunca se ha quejado. Tiene unespíritu refinado, es bonita y espero que,además, tenga talento. Pregunta por ti,Martin, con mucho cariño. No guardaresentimientos porque los resentimientosse olvidan enseguida cuando se es tanjoven como ella. En pocos años noquedará más que el recuerdo de la

herida y, desde luego, ninguno de losdos sois culpables de nada. Esas cosasson como tormentas pasajeras. Por unmomento te sientes calado hasta loshuesos, herido por el rayo, indefenso.Pero luego sale el sol y, aunque nuncaolvides del todo, sólo queda la ternura.El dolor ha desaparecido. Debestomarlo como lo he tomado yo. No le hedicho a Griselle que estás en Europapero, si te parece bien, tal vez lo hagaporque no hace amigos con facilidad ysé que le gustaría sentir que algunos noestán lejos.¡Ya hace catorce años que acabó laguerra! ¿Te has dado cuenta de la fecha?

¡Qué camino más largo hemos recorridocomo personas desde aquella derrota!Una vez más, querido Martin, te abrazocon toda el alma y mando mis máscariñosos recuerdos para Elsa y losniños.Tu siempre fiel,MAX

SCHLOSS RANTZENBURG,MÚNICH, ALEMANIA10 de diciembre de 1932Señor Max EisensteinSchulse-Eisenstein GalleriesSan Francisco, California, EEUUQuerido y viejo amigo Max:Llegaron sin demora el cheque y las

cuentas. Te lo agradezco. No necesitasdarme tanto detalle de cómo marcha elnegocio. Sabes que siempre he estado deacuerdo con tus métodos y aquí, enMúnich, estoy metido en un torbellino denuevas actividades. Estamos yaestablecidos ¡pero cuánta agitación!Como sabes, hace mucho que tenía en lacabeza cuál era la casa que quería. Y lahe conseguido. He hecho un negocioestupendo. Treinta habitaciones y unascuatro hectáreas de parque. Te costarácreerlo. No puedes imaginarte hasta quéextremos llega la pobreza en esta tristetierra mía. Las dependencias deservicio,losestablosylas

construcciones adyacentes no pueden sermás amplias y, aunque no lo creas, lossalarios de diez personas de servicionos cuestan lo mismo que lo quepagábamos por las dos que teníamos enla casa de San Francisco.Lasalfombrasymueblesdespachados por barco desde allí, másotros muebles, alfombras y cortinas, queme he procurado aquí, despiertanadmiración y casi diría envidia. Ademáshe comprado cuatro juegos de vajilla dela mejor porcelana y mucha cristalería,aparte de un juego completo decubiertos de plata, que tiene extasiada aElsa.

Y ya que hablamos de Elsa, te cuentoalgo gracioso. Estoy seguro de que tereirás conmigo. Le he comprado unacama inmensa. Es de un tamaño nuncavisto, dos veces mayor que una cama dematrimonio corriente. Y tiene cuatrocolumnas de madera labrada. He tenidoque encargar sábanas a medida porqueninguna de las que encontré hechas lesirven. Elsa no para de reírse y suanciana Grossmutter se asoma, sacudela cabeza y gruñe: «Nein, Martin, nein.Has querido hacerla así y ahora tendrásque ocuparte de que Elsa crezca paraajustarse a ella». «Ja», dice Elsa,«cinco niños más y daré la talla exacta».

Tenemos tres ponis para los niños(el pequeño Karl y Wolfgang todavía notienen edad para montarlos). Y leshemos tomado un preceptor. El alemánque hablan es muy malo, lo mezclandemasiado con el inglés.La familia de Elsa no lo pasa tanbien. Los hermanos son profesionalesmuy respetados, pero tienen que vivirjuntos en la misma casa. Les parecemosamericanos millonarios y, aunquetodavía estemos lejos de serlo, nuestrasentradas procedentes de Estados Unidosnos colocan aquí entre los ricos. Lacomida es muy cara y hay muchainquietud política, incluso ahora con el

presidente Hindenburg, un verdaderoliberal a quien admiro mucho.Los viejos conocidos me estánapremiando para que me interese en laadministración política de la ciudad. Loestoy pensando. Convertirme enfuncionariogubernamentalmebeneficiaría en el ámbito local.En cuanto a ti, mi buen Max, esverdad que te hemos dejado solo pero,no por eso, debes convertirte en unmisántropo. Consíguete de una buenavez una esposa bonita, bajita yregordeta, que se afane por cuidarte y tealimente para que no pierdas el buenhumor. Ése es mi consejo, un buen

consejo aunque sonría mientras loescribo.Me hablas de Griselle. ¡De modoque la deliciosa Griselle está teniendoéxito! Me alegro tanto como tú, pero nopuedo dejar de lamentar que unamuchacha tenga que abrirse paso sola.Cualquier hombre puede darse cuenta deque estaba hecha para vivir adorada,rodeada de lujos, dándose buena vida,que es lo que permite desarrollar sintrabas la sensibilidad. Un alma valientey tierna, con un aquél de voluntad férreay de osadía. Es una mujer que no hace nida nada a la ligera. ¡Ay, querido Max,como de costumbre me estoy

traicionando! Pero, aunque nunca dijisteuna palabra durante nuestra tormentosarelación sabes que, para mí, la decisiónno fue fácil. Nunca me reprochaste nada—a mí, tu amigo—, mientras veías sufrira tu hermana. Siempre sentí que sabíasque yo también sufría más que ella.¿Qué podía hacer? Estaban Elsa y mispequeños hijos. No podía tomar más queuna decisión. Por Griselle siempresentiré ternura, incluso cuando hayaencontrado a un hombre mucho másjoven, sea marido o amante. La viejaherida está curada pero, a veces, lacicatriz produce punzadas de dolor,amigo mío.

Quiero que le des nuestra dirección.Estamos tan cerca de Viena Leconvendrá saber que tiene aquí una casaa su disposición. Elsa no sabe nada delo que hubo entre nosotros y ya puedesimaginarte que recibiría a tu hermanacon el mismo entusiasmo que a ti. Sí,tienes que decirle que estamos aquí yurgirle a ponerse en contacto connosotros lo antes posible. Felicítala denuestra parte de todo corazón por suséxitos.Elsa te manda cariños y Heinrich ledice «¿Qué tal?» al tío Max. No teolvidamos, Maxel.Un fuerte abrazo,

MARTIN

SCHULSE-EINSESTEIN GALLERIESSAN FRANCISCO, CALIFORNIA,EEUU21 de enero de 1933Herrn Martin SchulseSchloss RantzenburgMúnich, AlemaniaMi querido Martin:

Me alegró mucho poder mandarle tudirección a Griselle. La tendráenseguida en sus manos, si es que no laha recibido ya. ¡Qué alegrón le daráencontrarse con todos vosotros! Estaréallí en espíritu con tanto regocijo comosi os viera en persona.Hablas de la pobreza que hasencontrado allí. Este invierno aquí lasituación ha sido mala pero, desdeluego, no hemos conocido lasprivaciones que tú has visto enAlemania.Tú y yo personalmente tenemos lasuerte de que la galería siga marchandobien. Por supuesto nuestra clientela ha

reducido sus compras pero, aunquecompren la mitad de lo que comprabanantes, podremos vivir con desahogo, sindespilfarrar pero muy cómodamente.Los óleos que mandaste son excelentes ylos precios asombrosos. Los venderéenseguida con una ganancia de miedo.¡Y por fin he despachado a la espantosaMadonna! Sí, a la vieja señoraFleshman. ¡Cómo balbuceé ante sususpicacia cuando estimaba los méritosde la pieza, mientras yo titubeaba quéprecio ponerle! Sospechó que tenía otrointeresado y le di una cifra descarada.Se abalanzó sobre la Madonna y sonriómaliciosamente al hacer el cheque.

¡Sólo tú puedes imaginar hasta qué puntoestaba yo exultante cuando la videsaparecer con ese horror a cuestas!¡Ay, Martin! ¡A veces me avergüenzode mí mismo por el placer que meproducen esos insignificantes éxitos! Túen Alemania con tu casa de campo,haciendo alarde de riqueza ante losparientes de Elsa y yo, aquí en América,regodeándome por haberle jugado a unavieja ridícula la mala pasada de hacerlecomprar una monstruosidad. ¡Bonitoplacer para dos hombres de cuarentaaños! ¿En eso nos pasamos la vida?¿Tramando intrigas para hacer dinero yluego pavonearnos en público? Vivo

censurándome, pero sigo igual. ¡Ay!,todos estamos atados a la misma noria.Somos vanos y deshonestos porque esnecesario pasar por encima de quienestambién son vanos y deshonestos. Si nole vendo a la señora Fleshman nuestroadefesio, alguien le habría vendido otropeor. Las cosas son como son.Pero siempre hay un refugio dondeencontrar algo que sea auténtico. Lacharla íntima con un amigo ante quiennos despojamos de nuestra estúpidafatuidad, en quien encontramos calor ycomprensión, con quien el egoísmomezquino es impensable. Un refugiodonde el vino y los libros le dan a la

vida un significado distinto. Ahí hemosfabricado algo, que la doblez no puedetocar. En ese refugio estamos a nuestrasanchas.¿Quién es ese tal Adolf Hitler, queparece estar haciéndose con el poder enAlemania? No me gustan las cosas queleo de él.Abraza a toda la joven tribu y anuestra entusiasta Elsa.Tu siempre amigo,MAX

SCHLOSS RANTZENBURG,MÚNICH, ALEMANIA25 de marzo de 1933Señor Max EisensteinSchulse-Eisenstein GalleriesSan Francisco, California, EEUUQuerido viejo Max:Como es natural estarás enterado de

los nuevos acontecimientos en Alemaniay querrás saber qué pensamos nosotrosaquí. Y de verdad te digo, Max, creo queen muchos sentidos Hitler puede serconveniente para Alemania. Pero noestoy seguro. Ahora está a la cabeza delgobierno y dudo mucho que, ni siquieraHindenburg pueda quitarle el poder,puesto que se vio forzado a dárselo. Elhombre es una suerte de electroshock,como sólo puede serlo un gran orador yun fanático. Pero me pregunto: ¿está deltodo cuerdo? Su ejército de camisaspardas está formado por gentes de lapeor calaña. Se dedican al pillaje y hanempezado a apalear judíos. Son cosas

sin mayor trascendencia. Es la escoriaque sale a la superficie cuando un granmovimiento entra en ebullición. Porquete digo, amigo mío, hay un renacer unverdadero renacer. El pueblo de todo elpaís se ha sentido sacudido. Lo notas enlas calles y en las tiendas. Los alemanesse han despojado de la desesperacióncomo si se despojaran de un abrigoviejo. La gente ya no está cubierta devergüenza. Vuelve a tener esperanza. Talvez pueda encontrarse la manera deacabar con la miseria. Algo, no puedodecir qué, va a pasar. ¡Ha aparecido unlíder! Tirar la desesperación por laborda nos conduce con frecuencia a

tomar rumbos descabellados.Como es lógico, en público noexpreso duda alguna. Ahora soyfuncionario, trabajo para el nuevorégimen y me muestro por ciertoexultante.Todosnosotros,losfuncionarios que queremos salvar elpellejo nos hemos apresurado aafiliarnos al nacionalsocialismo. Ése esel nombre del partido de Herr Hitler.Pero no se trata sólo de razones deconveniencia, hay algo más, la sensaciónde que los alemanes hemos encontradonuestro destino y de que el futuro se nosviene encima como una ola imparable. Ytenemos que tomarle la delantera.

Tenemos que remontarla. Incluso ahora,que se cometen atrocidades. Las tropasde asalto están viviendo su momento degloria. Las cabezas ensangrentadas y loscorazones atribulados lo demuestran.Pero esas cosas pasan. Si el finperseguido es justo, esas cosas pasan yse olvidan. La Historia escribe unapágina en blanco.Lo único que me pregunto, te lo digoa ti y a nadie más: ¿es justo el fin?¿Estamos intentando crear una sociedadmejor? Porque ¿sabes, Max?, he visto aestas gentes de mi raza desde que llegué,he visto las agonías que han sufrido, losaños pasados cada vez con menos pan

para llevarse a la boca, los cuerposcada vez más escuálidos, el fin de laesperanza. Estaban atrapadas en arenasmovedizas, les llegaban al cuello. Yjusto antes de morir apareció un hombreque las sacó de ellas. Lo único queahora saben es que no van a morir. Estánviviendo la histeria de la liberación,casi lo veneran. Cualquiera hubiera sidoel salvador habrían hecho lo mismo.Quiera Dios que a quien siguen con tantoregocijo sea un verdadero líder y no elángel de la muerte. Sólo a ti, Max, tedigo que no lo sé. No lo sé. Y sinembargo mantengo la esperanza.Basta de política. En cuanto a

nosotros estamos encantados en la nuevacasa y recibimos a mucha gente. Estanoche damos una cena para veintiochopersonas y el invitado de honor es elalcalde. Tal vez se nos está yendo unpoco la mano en los gastos, pero habráque perdonarnos. Elsa tiene un traje denoche nuevo de terciopelo y estáaterrorizada por el temor de que no seabastante grande. Espera otro niño. Es lamanera de mantener contenta a unamujer, Max. Tenerla ocupada con losbebés para que no tenga tiempo deponerse neurótica.Nuestro Heinrich ha hecho unaconquista social. Salió a pasear en su

pony, el caballo lo tiró y ¿quién loauxilió? Nada menos que el barón VonFreische.Tuvieronunalargaconversación sobre Estados Unidos y undía se presentó el barón en casa paratomar un café. Heinrich irá a comer conél la semana que viene. ¡Estemuchacho ! Es una pena que su alemánno haya mejorado pero, aun así, seducea todo el mundo.Y así vamos, amigo mío. Tal vez nosconvirtamos en protagonistas de grandesacontecimientos, tal vez sólo sigamosdedicados a la vida familiar. Pero nuncaperderemos la sinceridad de la amistad,de la cual hablas de manera tan

conmovedora. Nuestros corazones vanhacia ti a través del ancho mar y, cuandollenamos las copas, brindamos ¡por eltío Max!Mis más cariñosos recuerdos,MARTIN

SCHULSE-EINSESTEIN GALLERIESSAN FRANCISCO, CALIFORNIA,EEUU18 de mayo de 1933Herrn Martin SchulseSchloss RantzenburgMúnich, AlemaniaQuerido Martin:

Estoy angustiado por las noticiasque, gota a gota, publica la prensa sobrela madre patria. Por eso es natural que tepida a ti aclaración de lascontradictorias historias que aquí nosllegan. Estoy seguro de que las cosas noson tan fieras como las pintan. Losperiódicos americanos coinciden en queha comenzado un pogromo atroz.Sé que tu mentalidad liberal y tubuen corazón no tolerarían ningunaatrocidad y que, a través de ti, podrésaber la verdad. El hijo de AaronSilberman acaba de volver de Berlín yhe oído decir que se salvó por los pelos.No son precisamente bonitas las

historias que cuenta de gente apaleada,gente forzada a tragar con los dientesapretados un litro de aceite de ricino y asufrir con las tripas retorcidas horasmortales de lenta agonía. Esas cosaspueden ser verdad y pueden —como túdices— ser chispas superficialesbrutales de cualquier revolución. Ay,para los judíos es historia familiarrepetida a lo largo de los siglos. Es casiincreíble que haya de soportarse elmartirio hoy, en una nación civilizada.Escríbeme, amigo mío, y calma lainquietud de mi alma.La obra de Griselle bajará del cartela fines de junio, después de haber tenido

gran éxito. Me cuenta que ya tiene unaoferta para actuar en Viena y otra, que leinteresa mucho, al final del otoño enBerlín. Habla más de esa última, pero lehe escrito diciéndole que espere hastaque se aplaque la ola antisemita. Desdeluego usa un apellido no judío (decualquier modo Eisenstein sería unapellido imposible de usar en lastablas). Pero no es el apellido lo quetraicionaría su origen. Sus facciones, susgestos, la emoción de su voz proclamansu condición de judía, se llame como sellame y, si el antisemitismo tiene fuerzareal, lo mejor que puede hacer es noaventurarse a meterse en Alemania en

estos momentos. Perdóname, amigo mío,por escribirte una carta tan sosa y breve,pero no tendré descanso hasta que no mehayas tranquilizado. Sé que mecontestarás con absoluta sinceridad. Porfavor, hazlo de inmediato.Con las más ardientes muestras deconfianza y amistad para ti y los tuyos,tu siempre leal,MAX

9 de julio de 1933Señor Max EisensteinSchulse-Eisenstein GalleriesSan Francisco, California, EEUUQuerido Max:Como verás te escribo desde elescritorio de mi banco. Debo hacerloporque tengo que pedirte algo y quieroevitar la nueva censura, que es muy

estricta. Por el momento debemosinterrumpir el intercambio epistolar. Nome es posible mantener correspondenciacon un judío aunque no tuviera quedefender mi puesto de funcionario. Sifuera imprescindible mandarme unasletras, inclúyelas en el cheque y novuelvas a escribirme a casa.En cuanto a las severas medidas quetanto te preocupan, debo decirte que amí mismo tampoco me gustaron alprincipio, pero me he dado cuenta deque, desgraciadamente, son necesarias.La raza judía es un dedo en la llaga paracualquier nación que le dé cobijo.Nunca he odiado a ningún judío en

particular Siempre te he consideradoun amigo querido y respetado pero,comprenderás que hablo con absolutasinceridad, si digo que te he querido nopor tu raza sino a pesar de ella.Los judíos son los chivosexpiatorios universales. Siempre hanresultado sospechosos, no sin motivo yno por la antigua superstición de habersido «los asesinos de Cristo». Elproblema judío no es más que unincidente. Está ocurriendo algo muchomás importante.¡Si pudiera enseñarte, si pudierahacerte ver el renacer de esta nuevaAlemania, bajo la jefatura de nuestro

Amado Líder! No se puede mantener aun gran pueblo subyugado para siempre.Derrotados, hemos agachado la cabezadurante catorce años. Hemos comido elpan amargo de la vergüenza y tragadolas empachosas gachas de la miseria.Pero ahora somos hombres libres. Noslevantamos con nuestro poderío ymantenemos la cabeza alta ante lasnaciones. Purgamos los componentesmás abyectos de nuestro torrentesanguíneo. Marchamos a través denuestros valles, cantando enardecidoscon paso firme, en pos de una nuevahazaña Y desde las montañas llamanlas voces de Wotan y Thor, los

ancestrales y poderosos dioses de laraza alemana.Pero, no. Conforme escribo,conforme me enardece el entusiasmoante la nueva perspectiva, estoy segurode que no comprenderás lo necesarioque todo esto era para Alemania. Sóloverás que tu pueblo tiene dificultades.No comprenderás que deben sufrir unospocos para que se salven millones.Antes que nada serás un judío y gemiráspor tu pueblo. Lo entiendo. Es propiodel carácter semita. Os lamentáis, peronunca tenéis valor para devolver losgolpes. Por eso hay pogromos.Ay, Max, te dolerá, lo sé, pero tienes

que hacerte cargo de la verdad. Haymovimientos más grandiosos que loshombres que los dirigen. Heinrich esoficial de los escuadrones juveniles,encabezados por el barón Von Freische,cuyo rango ahora da lustre a nuestra casaporque viene con frecuencia a visitar aHeinrich y a Elsa, a quien admiramucho. Yo siempre estoy metido en eltrabajo hasta las orejas. Elsa se interesapoco por la política, salvo para adorar anuestro Bienamado Líder. Este últimomes está muy cansada. Tal vez los bebésestén llegando demasiado seguidos. Sesentirá mejor cuando haya nacido éste.Lamentoquenuestra

correspondencia quede interrumpida deesta manera, Max. Quizás algún díapodamos encontrarnos otra vez encondiciones de poder entendernosmejor.Como siempre, tu amigo,MARTIN SCHULSE

SCHULSE-EINSESTEIN GALLERIESSAN FRANCISCO, CALIFORNIA,EEUU1 de agosto de 1933Herrn Martin Schulse(a la amable atención de J. Lederer)Schloss RantzenburgMúnich, AlemaniaMartin, mi querido y viejo amigo:

Te mando estas líneas a mano,gracias a la amabilidad de JimmyLederer, que pasará pronto por Múnichdurante su viaje de vacaciones enEuropa. No he podido recobrarme de laimpresión que me produjo tu últimacarta. Es tan ajena a tu manera de ser,que sólo puedo atribuir su contenido a tumiedo a la censura. El hombre a quienhe querido como a un hermano, cuyocorazón siempre ha irradiado simpatía yamistad, no es posible que participe, nisiquiera pasivamente, en la masacre degente inocente. Confío y ruego que asísea. No me escribas nada que te expongaa correr ningún peligro Sólo un

simple «sí». Ese «sí» bastará para queyo sepa que no estás haciendo más quecubrir las apariencias, pero que tucorazón no ha cambiado y que no meengañé cuando creí que siempre seríasun hombre liberal y de espíritu puro,para quien las perversidades sonperversidades, sin que ninguna razón delmundo pueda justificarlas.Esa censura, esa persecución detodos los hombres de pensamiento libre,la quema de bibliotecas, la corrupciónde las universidades habrían despertadotu rechazo aunque en Alemania no lehubieran puesto un dedo encima a nadiede mi raza. Tú eres un liberal, Martin.

Siempre has tenido amplitud de miras.Ningún movimiento popular cargado demaldad —por fuerte que sea— puedehaber acabado con tu cordura.Puedo entender la razón de losalemanes para aclamar a Hitler.Reaccionan contra injusticias bienreales, que les fueron impuestas despuésdel desastre de la guerra. Pero tú,Martin, has sido casi un norteamericanodesde los tiempos de la guerra. Sé queno es mi amigo quien me ha escrito,quedará probado que sólo ha sido la vozde la cautela y la necesidad.Espero con ansiedad la únicapalabra que puede llevar la paz a mi

corazón. Escribe tu «sí» en el acto.Para todos vosotros mi cariño,MAX

18 de agosto de 1933Señor Max EisensteinSchulse-Eisenstein GalleriesSan Francisco, California, EEUUQuerido Max:Recibí tu carta. La respuesta es«no». Eres un sentimentalista. No sabesque no todos los hombres están hechos atu medida. Les pones una bonita etiqueta

como «liberal» y esperas que actúen dedeterminada manera. Pero estásequivocado. ¿De modo que soy unamericano liberal? ¡No! Soy un patriotaalemán.Liberal es el hombre que no cree enla necesidad de hacer nada. Tiene muchalabia para hablar de derechos humanos,pero eso es todo. Le gusta haceralharaca sobre la libertad de expresión¿y qué es la libertad de expresión? Essólo la oportunidad para cruzarse debrazos en la retaguardia y decir que estámal todo cuanto hacen los hombres deacción. ¿Qué puede haber más fútil queun liberal? Los conozco bien porque he

sido uno de ellos. El liberal condena alos gobiernos pasivos porque nocambian nada. Pero basta que surja unhombre poderoso, basta que un hombrede acción empiece a cambiar las cosas¿y dónde está tu liberal? En contra. Parael liberal cualquier cambio es elequivocado.Dice tener «amplitud de miras» ysólo está muerto de miedo ante elpeligro de tener que hacer algo. Legustan las palabras y los preceptosaltisonantes, pero el liberal no le sirvede nada a los hombres que han hecho delmundo lo que es. Ésos son los únicoshombresquecuentan,los

emprendedores. Y aquí, en Alemania, hasurgido un hombre emprendedor. Unhombre vital está cambiando las cosas.El curso de la vida de un pueblo enterocambia en un minuto porque ha llegadoel hombre de acción. Y yo me uno a él.No me arrastra la corriente. He dejadoatrás esa vida inútil, toda ésa palabreríasin logro alguno. Pongo el hombro algrandioso y nuevo movimiento. Soy unhombre porque actúo. Antes era sólo unavoz. No cuestiono los fines de nuestraacción. No hace falta. Sé que son justosporque son vitales. Los hombres no seven arrastrados a la iniquidad con tantaalegría y afán.

Dices que perseguimos a hombres depensamiento liberal, que destruimosbibliotecas. Debes despertar de tudesfasado sentimentalismo. ¿Debe elcirujano perdonar al cáncer porque paraextirparlo está obligado a cortar? Somoscrueles. Claro que somos crueles. Todoalumbramiento es atroz, así es estealumbramiento nuestro. Pero nosregocija. Alemania levanta bien alta lacabeza entre las naciones del mundo.Sigue a su Glorioso Líder hasta eltriunfo. ¿Qué puedes saber tú de esto,que no haces más que quedarte sentado ysoñar? No has conocido a Hitler. Es unaespada en alto. Es una luz blanca, pero

ardiente como el sol del nuevo día.Debo insistir en que no me escribasmás. Ya no tenemos nada en común.Debemos aceptarlo los dos.MARTIN SCHULSE

EINSESTEIN GALLERIESSAN FRANCISCO, CALIFORNIA,EEUU5 de septiembre de 1933Herrn Martin nich, AlemaniaQuerido Martin:Bank-und

Te adjunto el cheque y la liquidaciónmensual. Tengo imperiosa necesidad demandarte un breve mensaje. Griselle seha marchado a Berlín. Es demasiadotemeraria. Ha esperado el éxito durantetanto tiempo, que no va a renunciar a ély se ríe de mis temores. Estará en elKöenig Theater. Eres funcionario delgobierno. En nombre de nuestra antiguaamistad te suplico protegerla. Si puedes,ve a Berlín para ver si corre peligro.Te disgustará ver que me he vistoobligado a quitar tu apellido de la firma.Sabes quiénes son nuestros principalesclientes y ahora no se acercarían a nadaque procediera de una firma con

apellido alemán.Me es imposible discutir tu nuevaactitud. Tienes que comprenderme. Noesperaba que cogieras las armas por mipueblo porque sea mi pueblo sinoporque eras un hombre que creía en lajusticia. Te encomiendo a mi imprudenteGriselle. La criatura no se da cuenta delriesgo que corre. No volveré aescribirte.Adiós, amigo mío,MAX

EINSESTEIN GALLERIESSAN FRANCISCO, CALIFORNIA,EEUU5 de noviembre de 1933Herrn Martin nich, AlemaniaMartin:Bank-und

Vuelvo a escribirte porque tengo quehacerlo. Me acosa un presentimientohorrible. Le escribí a Griselle tan prontosupe que estaba en Berlín y me contestóunas breves líneas. Los ensayosmarchaban admirablemente bien. Laobra se estrenaría en poco tiempo. Misegunda carta era más de aliento que deadvertencia y me han devuelto el sobresin abrir, con un sello que sólo épalabrasmásominosas! ¿Cómo es posible? Es sinduda señal de que le ha pasado algo.Quienes pusieron ese sello saben lo quele ha ocurrido. Pero yo no puedo

saberlo. Ha caído en alguna suerte devacío y será inútil buscarla. Es lo queme dicen en dos palabras: «Adresseunbekannt».Martin, ¿necesito pedirte que labusques, que la socorras? Tú hasconocido su gracia, su belleza, sudulzura. Tuviste su amor, un amor que nole ha dado a ningún otro hombre. Nointentes escribirme. Ni siquiera necesitopedirte ayuda. Basta con decirte quealgo ha ido mal, que tiene que estar enpeligro.La dejo en tus manos, yo no puedohacer nada.MAX

EINSESTEIN GALLERIESSAN FRANCISCO, CALIFORNIA,EEUU23 de noviembre de 1933Herrn Martin nich, AlemaniaMartin:Bank-und

Desesperado, me dirijo a ti. Nopuedo esperar a que pase un mes más,de modo que te doy información sobretus inversiones. Puede

de la libertad intelectual, las discusiones, la música, el desenfado de la camaradería. Y ahora el viejo espíritu aristócrata, la arrogancia prusiana y el militarismo han desaparecido. Llegas a una Alemania democrática, a una tierra profundamente culta, donde la preciosa libertad política está en sus comienzos. Será una vida maravillosa .

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7736 TETRA TECH: LOCKHEED MARTIN MARTIN STATE AIRPORT, 2011 GROUNDWATER MONITORING WORK PLAN PAGE 1-1 Section 1 Introduction On behalf of Lockheed Martin Corporation (Lockheed Martin), Tetra Tech Inc. (Tetra Tech) has

(13) economies. By 1932, (14) of American workers were out of work. Hoover and the Crisis In 1931 President Herbert Hoover authorized additional federal spending on (15) . In 1932, Congress created the (16) to lend money to businesses. When the (17) marched on Washington in the summer of 1932 to demand

The Partnership Act, 1932 (Act No.IX of 1932) Contents Sections Particulars Preamble 1 Short title extent and commencement. 2 Definitions. 3 Application of provisions of Act IX of 1872. 4 Definition of "Partnership", "Partner 5 Partnership not created by status. 6 Mode of determining existence of partnership. 7 Partnership-At-Will.

(1934), C.O.D. (1932), Hotel Splendide (1932) and My Friend the King (1932). EMERIC PRESSBURGER (b. December 5, 1902 in Miskolc, AustriaHungary [now Hungary] —d. February 5, 1988, age 85, in Saxstead, Suffolk, England) won the 1943 Oscar for Best Writing, Original Story for 49th Par

S3675 Independent, The 1932-1938 aka Sandwich Independent 1908-1932 Cape Cod News 1932-1938 . S4762 Saugus Advertiser Herald & Press 1985- S4763 Saugus Evening News 1877-1878 S4764 Saugus Herald 1913-1940 . the alternative newspaper 1972 aka Singlescope 1971-1972 S73 Springfield Business News Bulletin