F-· Jfu¡p , .ot'iiktin:J(i T Han - Toledo.es

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ARTÍCULOS PROFESIONALESX M fium ¿¡{ovnítílir uLICENCIADO EN LA FACULTAD DE MEDICINA YCIIIVJfADELA UNIVERSIDAD CENTT.AL, EX l'KACTICANTE POR OPOS!-CiON DEL HOSPITAL GENERAL DE MADRID, PROFESORTI FULAR DE LA SOCIEDAD COOPERATIVA DE OBREROSDE ESTA CIUDAD DE TOLEDO Y DEL MONASTERIO DEseñadas COMENDADORAS DE SANTIAGO. »rc. BtC.TOLEDO: 1889IMP. DEL ASILO DE BENEFICENCIA PROVINCIALARTICOS COVVEirO DE SIS PEOÍO MÁRTIBI CASCO DB JOSÉ BBBB1NO

(Es pro}ieiai)

AL LECTOR CaSiC»a Reunimos en este pequeño folleto, varios denuestros más curiosos artículos profesionales,ora inéditos, ora publicados en diversos perió dicos de ciencia ó de otra índole, no con el finde ostentar conocimientos, sí con el de paten tizar la afición á la profesión que ejercemoscon orgullo.Sí Stutcz.

RECONOCIMIENTO de los restos mortales de la Serias. Sra.Infanta.- de Cas tilla Doña Sancha Alonso, verificado el día 12 de Agostode 18ii0, en el Monasterio de Señoras Comendadora»de Santiago (vulgo Santa Fé) do Toledo.-*»» - »TJescubierta la caja que contiene dichos res-rtos ante el Emmo. Sr. Cardenal Moreno, Ar zobispo de Toledo, y. acompañamiento nume roso, entre el que se hallaban las SeñorasComendadoras que habitan citada casa, elautor de estos apuntes fué designado por elSr. Cardenal para tomar nota del estrío delcadáver, fineza tanto más de agradecer, cuanti*que sin sor en aquella fecha Licenciado en elarte de curar, se le confió tan honroso cargo.ilállose á la Señora en decúbito supino, in clinada un tanto hacia el costado derecho, susextremidades superiores é inferiores rp seniUflexión, con los pies en extensión forzada y

Gtransformado el cadáver en momia por dese cación lápida.Las regiones del rostro, frontal, fronto tem poral, malar, bucinadora y nasa!, intactas,mas no así los bordes libres de los párpados,lóbulo de la nariz, labio superior y parto cen tral de la mandíbula inferior, ó mentón, com prendiendo el labio inferior, que se hallarondestruidosLas arcadas dentarias, íntegras; pequeñas,y sin perder un punto el marfil ninguno defus dientes.Las uñas do los pies y de las manos, fallan¡a mayor parto, pero en cambio sus huesos semantienen articulados, á pesar -de estar supiel apelillada.Las piernas conservan su forma primitiva,si bien la piel que las cubre está como la delos píes y las manos.ÉL resto del cuerpo no fuó reconocido porjrp-osar descubrir regiones que el pudor acon seja respetar.Descansa su cabeza sobre un rico cojín deraso, así como sus pies.Está yeslida con hábito de la orden de San-

7tingo,—de que es fundadora,—siendo éste deseda, y el manto de raso blanco , ambos consus respectivas cruces rojas; lodo perfecta mente conservado.El féretro que la contiene, es una caja rec tangular, forrada de terciopelo morado por suexterior, el interior le cubre raso carmesí;,tiene galones de oro longitudinales y trans versales, y una cruz de terciopelo encarnadoen ¡a tapa, dos asas doradas, una á la cabeceray otra á los pies, y numerosas cabezas de cíavos pequeños, dorados como aquéllas.Sirven de base á la caja seis pies esferoida les de madera, dorados.Esta Serma. Señora falleció en 1280, y fuótrasladada á Toledo en 1608.(Los dolos aquí apuntados, se consignaron en el actaoficial del reconocimiento, hecha por el Notario eclesiasnc&J)r. 1). Carlos ilon Ballanás, Prest llera.J

CAUSAS BE LA MUERTEDE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.Vjermen de discordia entre los discípulos deCaleño ha sido este asunto en épocas distintasHan pretendido unos enumerar las causasque produjeron la muerte al Hijo de Dios, te niendo en cuenta los datos que respecto á ellasuministran los evangelistas y las tradicionesnudosas de los pueblos dé Oriente.Otros no.se explican ciertos detalles de tra gedia del Gólgota, por lo'cuab los juzgan encontradicción con las leyes biológicas.Por lo que á mí toca, ya que pongo manoen este particular, no trato de reunir aquícuantas opiniones existen referentes al caso;intento sólo manifestar parle de una de éstas,quizá la más errónea, para refutar en cnanto ea dable sus afirmaciones', contrarias á la fecatólica. «'

9Interrogado el Sr. Simpsón, de Edimburgo,sobre el mencionado acontecimiento, contestó «que la causa inmediata de la muerte de Jesu cristo no pudo ser la crucifixión, por habersido demasiado corto el período de sufrimien to y hallarse en lo mejor de su vida.»Y después añade, para aseverar su aserto,«que el crucificado muere á causa de un des vanecimiento y pérdida gradual de fuerzas, yCristo por el contrario habló en alta voz másde una vez.»Por último, se decide á asegurar -que lahemorragia puede atribuirse á una rotara del corazón, que produjo le muerte,» haciendoreferencia, en un párrafo intermedio, al costa do izquierdo.¡Qué ideas tan peregrinas!. ¡Qué manerade sal.ir del paso tan singuiar!No pueden admitirse tales conclusiones, nisiquiera hablando rnédicamente, como el emi nente profesor dice. Veámoslo:Primero. La muerte del Salvador pudoser y fué provocada por la crucifixión, puesdado el estado de su organismo—-después desu predicación y sus ayunos en el Desierto—

1(1bastaron d anonadarle los sufrimientos espan tables de la pasión, admitidos por el mundoculto (aun cuando realmente se liallára en lomejor de su vida). Prueba incontestable son de oslo multitud de mártires que. no habiendopadecido tormentos que asimilarse puedancon los de Jesucristo, finaron en un espaciode tiempo relativamente corlo., comparadocon el en que falleció el Señor.Segundo. El Sr. Simpsón se extraña deque Jesucristo hablara en alta voz más de una-'cz estando pendiente del madero santo ymientras la agonía le aniquilaba, y nada creotenga de original que así ocurriera; pues aunagotadas, ó mejor, disminuidas las fuerzas, esdable al hombre articular sonidos diversos cor»alguna intensidad: esto es innegable.No obstante de ser esto positivo, el que tuvoen si medios desconocidos por todos los hom bres para resucitar á Lázaro y curar á la Ilemorroisa creyente, ¿no le sería fácil cosa emi tir. y articular sonidos perfectos en. medio desu horrenda agonía, traspasando los límites delo natural y ordinario, y mucho más cuandose trataba de publicar su eterno testamento?

HTercero. El último párrafo del citado señorprofesor es incierto en todas sus partes.La muerte del que es vida se consumó antesde la lanzada, y así lo aseguran San Mateo ensu cap. xxvn, v. 50, y San Juan en su cap. xix,v. 34 respectivamente. Además, la lanzada notraspasó el costado izquierdo,, como asegura,,y sí el derecho como lo patentiza la sábana.Santa en que fué envuelto el Redentor, quese conserva en Roma (1), y la versión árabede la edición Erpcniana de la Biblia, diciendo:,«atravesó su costado derecho.»El agua y sangre que San Juan vió, pudo seremanado del corazón herido después de atra vesar la lanza de Longinos el pulmón derechoy el pericardio (ó bolsa que contiene en sucavidad al corazón); pero no puede afirmarse,,por constar no haber practicado en el Divina-(1) En este lienzo se grabó la imagen de Nuestro Señor Jesucristo durante su estancia en el sepulcro.La misma imagen se reprodujo en una lela de raso que so envolvió en dicho lienzo, y que hoy guardan las SeñorasComendadoras de Santiago de esta ciudad.

12 adá,ocr la autopsia, diligencia prohibida poráas leyes de aquella época.*a En resumen , y en conformidad con las úl timas razones expuestas, la causa próxima dela muerte de Jesucristo fué la asfixia, provo cada por la compresión excesiva de la sangre¿sobre la jaula torácica y sus importantes vís-ceras, originada á su vez (,or la conmoción y--aplanamiento del sistema nervioso enervadopor los sufrimientos: de una manera seme jante razonan algunos contemporáneos sobre.tan culminante acontecimiento.

COSTUMBRESMEDICAMENTOS VULGARES DE TOLEDO-Los meiicamentos nominados caseros mere-con fijar nuestra atención.Ninguna academia científica ha fallado ja más sobre tales compuestos que la naturalezaen sus entrañas ó alguna hábil mano en mu grientos artefactos confeccionan, y sin em bargo, el pueblo los utiliza en diversas enfer medades con resultado positivo.Esta costumbre no es patrimonio exclusivode una comarca, sino que existe en todos lospaíses habitados.Mencionaremos algunos de los que con-,harta frecuencia usan lós moradores de To ledo.I uente de la Yedra (ó de Mdlero).- xi -el

cigarral propiedad del señor cuyo apellido la-da nombre, existe una caudalosa fuente, ácuyas aguas se atribuyen propiedades diuréti cas, tomándolas para combatir las ascilis,edemas-de los miembros inferiores y anasar cas en suma. ¿Puede tener esto visos de cer tidumbre'.Casos prácticos lo acreditan. Además yaceen el fondo de la citada fuente y en sus alre dedores una planta nominada en botánica ye-dra terrestre é incluida en el grupo de medi camentos tónico-amargo-aromáticos, y al par.astringentes, y por tanto nada de extrañoque produzca, ó al menos, procure indirecta«nente la curación ó el alivio délas afecciones-antedichas. (1)Hítenle Parielaria.—Es una pequeña, así.«ominada—según un autor—por un caballeroitaliano en 1420, por trepar junto á ella unaplanta de ese nombre. Hállase situada en la¿margen izquierda del Tajo, al pie de! puente{1) Escrito lo que antecede, se nos asegura haber aeran*. sado la planta, dejando solo lasmices.

15de San Martin y Ja constituye una pocetita¿ bierla en una roca granítica, en cuyas már genes crecen madreselvas y vinagreras.Asígnanse á sus aguas efectos tónicos, por1o que la beben multitud de convalecientes' on ánimo de poner su órgano gástrico envías de activar las funciones á que le destinóla Providencia.Deben sus aguas estas propiedades al terre no á través del cual se filtran, pues en élabundan sales ferruginosas y principios aro máticos robados á las plantas de la familia delas ¡aliadas, que junto á las peladas rocas degranito contiguas se engendran y que se hallanincluidas en la materia médica entre las exci tantes generales. (1)Ungüento de las monjas Benitas.—Pomadadel color del diaquilón, espesa y de olor resi noso. Empléase como resolutivo en los infartoslácteos.Cuando no obra de esta manera, provoca(1) Además obra como diurética por el nitrato potásicoque roba la citada planta á las paredes en que se halla fija,revestida en parle de una capa ó revoco de cal.

¡cla pronla formación del pus, al que propor ciona á su vez abertura de salida, sin que áestos fenómenos acompañen excesivas impre siones dolorosos.Sólo las religiosas conocen la composicióndel ungüento, el que distribuyen gratuitamenteá cuantas personas lo solicitan.Agua de las religiosas de Santa Clara.—Colirio fabricado con medicamentos que,' se gún los experimentos practicados, no ocasio nan resultados desfavorables.Es incoloro, y,puesto en contacto con lamucosa- palpebral, disminuye notablementesu congestión.A lo que parece, está compuesta esta aguaniod icinal - que romo el anterior medicamentose distribuye gratis—con agua de rosas vi triolo y raíz de lirio. Empléase en lee blefaritis y conjuf¡v¡lisagudas (inflamaciones de los párpados y elglobo ocular.)Lag mismas religiosas distribuyen limadu ras de hierro mezcladas con escasa cantidadde polvo de canela y azúcar, á titulo de heHhalogew.

17Emplasto carmelitana.—Con este nombrese reparte hoy un emplasto ideado pondosPP. Carmelitas Descalzos de esta ciudad,!delcual dejaron aquéllos ¿ su exclaustración lareceta á un prebendado de la Santa Catedral,llamado D. Sebastián Rodríguez del Álamo,por cuyo motivo la da el vulgo ah ora; estenombre.Su composición es como sigue, según, lareceta carmelitana:De albayalde, l libra.De diaquilón gomado. 1Dediapalma. .De pez griega. . .De cera amarilla.De aceite de oliva, 2 libras.De bálsamo peruviano, 2 onzas.El aceite se pone en úna cazuela vidriada ysé echan en ella dos puñados de hojas de ye dra limpias y quitados íos pezones , y á fuegolento se freirán meneándolas con una espátula.,de madera; después de bien fritas se sacan yse añade el diaquilón, la pez, la cera y el díapalma para que se derritan echando en segui da el albayalde, y meneando la mezcla'por uní

18cuarto de ñora con la espátula; pasado estetiempo se aparta del fuego y después de frío sele echa el bálsamo y un poco.de aguártela, semeneabienconla espátula y se vierte el agua/repitiendo esto cinco ó seis veces, cuando hatomado consistencia se hacen'cilindros y asíse distribuye gratis.Espejo de la Virgen del Sagrario.—En lacapilla'de citada imagen, en la Catedral, hayuno que visitan enfermos de la ciudad y tam bién de los pueblos comarcanos, y dicen se curan su dolencia (ictericia) con'sólo estarmirándose al tal espejo unas cuantas mañanas¿ or espacio de unos minutos.Esta preocupación es muy particular,'pues.siendo la ictericia un síntoma, no más( de en fermedades graves del hígado, que ya pasarontal vez, y que se extinguiría por completo como susi originarias, con el tiempo y el tra tamiento, desaparece antes por la fe con queen el espejo nominado de la Virgen se fijanlos enfermos persuadidos de su milagrosa cu ración, queacaso milagrosa sea en ocasiones.: Piedra de la Grieta de la Beata Mariana.—.En la ermita de Nuestra Señora de la Vestida

19existe una gruta, que lleva el título antedicho,de cuyas rocas toma el pueblo trozos, puesdice—casos clínicos notables lo acreditan (!)—que colocando un pedacito de la misma on lamuela dolorida, cesa sin tardanza el dolor poragudo que sea.Basta de medicamentos vulgares; pues para,muestra un bolón basta.Nunca los pueblos abandonarán sus empí ricas costumbres, mal que pese á la ciéncíá yal progreso,'y esto obedecerá á que"éii lacreencia popular siempre existe algún visó decertidumbre.

CONSIDERACIONES SOBRE LA AFASIA.Lo3 recientes estudios clínicos y anatómi cos demuestran que las localizaciones de lesiónmayor ó menor, en ósta.?(l) como en otrasafecciones cerebrales, son un hecho evidente.Mas de esta verdad inconcusanose despren de, como presumirán nuestros lectores, quenecesariamente en ésta ó aquéllas padezca elcerebro detrimento en alguna de sus partes;cuando uno ó varios de nuestros órganos seencuentran bajo la acción devastadora de unaentidad patológica; y decimos esto, porquec ¡n frecuencia se le suelen imputar á aquélsíntomas originados porcausas que en maneraalguna le pertenecen, tales como los qpe oca¿ionanncoplusias en el trayecto de los nervios,compresiones por contigüidad, alteraciones detejidos, colecciones de líquidos, etc.(1) Ate refiero á la Afasia.

21Lo que si resulta cierto es, que las lesionesque solemosjuzgar cerebrales y que nos ponen lc manifiesto los síntomas que observamos,pueden y suelen tener dos ó más orígenesdificultando el diagnóstico, v habiendo grandiferencia entre el tratamiento que' tal vezerróneamente empleamos y el que. en razóndebemos poner en juego á poco que estudie mos ó indaguemos las antecedentes del caso.Esto precisamente suele acontecer con laafasia.Eh efecto, pueden ocasionarla, bien la des trucción ó congestión de la circunvolucióndenominada de Broca, bien la alteración, es pasmo, congestión ó destrucción del nerviohipogloso mayor, nacido entre las eminenciasolivares y los pilares, anteriores de la médulaoblongada y lejos por tanto deícerebro.Es verdad que la lesión de una ú otra regiónanatómica ocasionan trastornos de diversa en tidad, pero en cambio, en el fondo, es ¡a mis ma, puesto que una y otra engendran la afasia,temporal ó permanente, y por esta razón nospermitimos hacer las presentes consideracio nes ú raíz de haber tenido ocasión (le tratar

52varios risos clínicos de la afécción que ,nn .ocupa,’a fin de recordar que en ciertas enfer medades que creemos cerebrales, existe lesiónapárente ó lesión real á -veces, ó bien ambas al-mismo tiempo.Como corroboración de cuanto queda ex puesto, véanse algunos de los casos en quenos apoyamos:1." Señora de veinticuatro años, recibióu.i balazo en la sien izquierda, que según hauptosia, había destrozado el lóbulo anteriordel cerebro, inclusa la tercera circunvolución.En los primeros días que sobrevivió á lalesión, pronunció algunas frases incoherentesé incompletas, hasta que perdió luego porcompleta la locución.2- Hombre de treinta y seis años, carpin tero, temperamento nervioso, ha padecidoaccidentes epiíecticos desde su juventud, quedejaron entre si largos intervalos, provocadosen su princioio los mencionados accesos porun susto.A causade un disgusto reciente quedó sinpoder pronunciar palabra, presentándose alpropio tiempo el aura epiléptica. La conmo

23ción y congestión del oulbo raquídeo y plhipogloso mayor, que de aquel nace, ocasiona ron estos fenómenos.Cuando los fenómenos epilépticos ligeros sedisipaban, contestaba el enfermo por escrito ácuantas preguntas verbales se le hacían.Se extinguieron todos los síntomas y quedócurado el paciente con el uso de duchas fríasen el occipucio, paños de oxicrato á la frente»pediluvios y purga.3. Joven de veintiséis años, .sin antece dentes patológicos, sufre atapíes &. la lengua,según su frase, que le impiden, pronunciarcon libertad, notando que .se le embota lalengua, merced á una excitación que siente lenace en la parte posterior de la cabeza.Debemos consignar que tiene por costumbreel refrescársela boca sin cesar con agua, fría»El espasmo del hipogloso por el enfriamien to parece ser la causa, puesto que con gárga ras emolientes se alivia notablemente el en fermo.4* Joven que ha abusado de los placeresde Venus; no tiene antecedentes patológicos,y su única enfermedad, hasta el presente es

’.iquo á poco de cfecluhr. una .cúpula, ñola algodo cefalalgia, gran dificultad on h pronuncia ción (¿onomalomaniu.?) y diminución de amemoria.Los indicados síntomas se desvanecen conel uso de .duchas frecuentes.Sin duda la conmoción que experimenta ausistema nervioso le ocasiona-el aturdimientopasajero y la congestión 'del- bulbo,- origen dela afasia transitoria.Otros muchos casos- hemos tenido ocasiónde observar, teniendo respectivamente con.losenumerados grande analogía, porfío que enhonor á:la brevedad los omitimos, concluyen)*do estos mal trazados párrafos, encomiando'.ánuestros comprofesores el estudio de la lesión finí.y aparente dé la afasia- en bien de la hu manidad y de la ciencia. ¡Ycr publicados los precedentes apuntes, hemos estudiadox ipnlo sobre el mismo asitn'o escribió.el profesor acoud,estando en un lodo conformes con su doctriuajJiics describemagistralmente la génesis d» la palabra y la desús tra's¡ornas y abolicióncon tí ales auólordo-fisiológicos completos¡¡ exactos:

¿Hidromanía ó hidrofobia?.-.I.UTILIDAD Y NECESIDAD DE LOS BAÑOS.Innegable es la acción reparadora de losbaños, bien cuando se trata de corregir enfer medades que anonadan el organismo humano,bien cuando se intenta prevenirlas. La expe riencia así lo enseña, y por esto, desde el prin cipio del mundo, en todas las épocas,;ha hechouso de aquéllos la especie humana, unas vecescomo agente higiénico, otras como medio.te rapéutico.El pueblo hebreo, por prescripción religiosaen la forma é higiénica en;el fondo; los escitasy medos, por convicción de que el agua, endeterminadas formas empleada, era.uh reme dio eficaz; los espartanos, los griegos y los deRoma, respondiendo á los consejos de los pa

26dres de la medicina, y los árabes, obedeciendoá su adorado profeta, todos rindieron culto áesta costumbre.Unos en toscas pilas, otros en lujosas ter mas, y en ricas tazas de mármol los últimos,todos encontraron en el agua el secreto de lalongevidad,' el de la perpetuación de los ca racteres de su raza, y el vigor de atletas conque mantuvieron incólume la independenciade sus respectivas naciones.Los romanos y los árabes Uegaroná abusarde los baños, 'haciendo de su inocente y pode1rosa influencia impúdico lupanar, escabel delos vicios que les ocasionaron su eterna ruina.En épocas posteriores, muy cercanas á.h'ueslrosdias, las ciencias tnédicas, progresan do incesantes, han precisado no solo qué clasede agua conviene para mada grupo de dolenina .sino hasta la temperatura, velocidad, dij'écc.ón y forma en que deben respectivamenteaO niinistrarse; adelanto tanto más valioso paraÍvp españoles, que tan numerosas fuentes deaguas minero-medicinales poseemos por for tuna.Xas aguas de mar, en las cloro-anemias,

27linfatismo, trastornos menstruales; las nitro genadas, en las afecciones de las vías (espira torias; las sulfurosas', en las enfermedades dela piel; las bicarbonatadas sódicas, en los tras tornos gástricos, y otras mil clases que sería’prolijo enumerar, todas ciertamente contienenoculto,—además de los encantos poéticos de sús encrespadas olas, alagadora corriente, óColores irídeos que las comunica la luz ó el le cho por donde se deslizan,—el genio de salud,el quid divinum, que en' unas se denomina’iodo, en otras nitrógeno ó azufre, y en no po cas ácido carbónico, cuyos misteriosos efectosson imán poderoso que atrae háciasí ¿ Jos pa cientes para que se sumerjan en sus piscinassalvadoras.Debemos hacer en este lugar una observa ción que juzgamos oportuna. No se toman hovlos baños de mar principalmente como se de ben, pues la separación de sexos es indispenrsable á fin de evitar incentivos recíprocos qu**además de ofender á la moral, ocasionan eldesarrollo de las pasiones, y á su vez jenta &indirectamente, mina las existencias, provo cando enfermedades harto frecuentes, por

28desgracia, llamadas por uña eminencia ta pes te moderna.No perdamos de vista e¡ ejemplo que sobreel particular hemos apuntado respecto del pue blo romano y el árabe.11CONDICIONES QUE FAVORECEN EL USODE LOS BAÑOS.Vulgarísimas son las ideas que al trazar elepígrafe nos sugieren.Hace cuarenta años, cuando un desgraciadotuberculoso ó gastrálgico, herpélico ó sifilíti co, ú otro , paralizado y entumecidos susmiembros por una hemiplegia ó el fatal reu ma poli-articular, tenían necesidad de tomarbaños adecuados á su dolencia, ¡qué de sacri ficios y privaciones, sobresaltos y angustiassufrían por igual los pacientes y las familiasademás de los exorbitantes gastos que se les pensionaban—al tener que cruzar gran partehcasó de España de diligencia en diligencia-,de mesón en mesón, aumentando sus penosas enfermedades antes de llegar á ponerse eni

49contado con las aguas que les habían depro curar tal vez ligero alivio!.¿No cuestasen1.jtimienlo solo el recordar aquellos tiempos enque la locomoción era tan ruda y penosa?., ,Hoy, por el contrario, gracias al esfuerzo dela inteligencia del hombre, inspirado por Dios,poseemos caminos de, hierro y locomotorasde fuerza espantable, que en pqcas horas nostrasportan desde el centro de la Península,,donde acaso nuestro hogar, radica, hasta plpuerto más apartado ó á las cercanías del bal neario, nieta de nuestros deseos.Molestias ocasionan los ferrocarriles á losenfermos que viajan, con particularidad á losdesheredados de la fortuna, que caminan entercera ciase, y para mayor economía, con bi-:Heles de ida y vuelta;-mas puestas en parangóndichas incomodidades con aquellas, que seveían obligados á soportar nuestros,anteceso res, aun á principios de nuestro siglo, quedancomo efímeras miniaturas ante los más afa mados colosos de la antigüedad.

30JIIEpilogando cnanto dejamos consignado,-añadiremos queno.obstanle Ig’necesidad, utili dad,' comodidad y economía porque y con-que los baños deben y pueden lomarse hoy,,no faltan escritores de indisputable mérito-que, 'en estilo jocoso y serio, se atreven á lan.zar sobre nuestra sociedad—necesitada más-que otras' del usó constante de los baños, lorepelimos,—una afrentosa caliimni i.Se diceque por mero capricho y vano alarde-de posición se va tomar baños; en' una pala bra, se tilda á nuestra sociedad de padecerMdromania, por lasóla razón de que muchoshermanos nuestros han llegado al pleno con vencimiento de que por medio del uso cons tante de los baños, han recobrado su salud!!.En nuestro humilde pensar, juzgamos que.no es hidromania lo que en nuestros días sepadece, es hidrofobia, y no de otro modo seexplica que costumbre tan laudable corno lade tomar baños, tenga detractores tan furihundos.

S!Hidrofobia, sí; horror al agua, cuando alíigua se deben infinidad de curaciones.Cuando el pueblo lodo sé convenza de estaverdad inconcusa, llegará día en que, cpalperegrinaciones de creyentes de Islam, via jarán los habitantes de comarcas enteras enbusca de aguas donde vigorizarse, no consli»luyendo jamás la generalización de los bañosla hidromania, sino la hidroterapia,, deslerrándose de países civilizados la hidrofobia.

TRATAMIENTO DE LO'VEPITEUhMASApóptar granos de arena para poder cons truir sólidos edificios/ es el deber dentadoobrero.Nosotros nos hemos impuesto el trabajó dereunir los datos recogidos hasta hoy, respectode las entidades patológicas llamadas Epiteliomas, con el propósito de que, estudiados pornuestros comprofesores y puestos en juego,recaiga sobre ellos el fallo imparciaí de lacrítica, y si ésta fuese favorable, como cree mos, pueda el fructífero árbol de la medicinasuministrar á la humanidad un lenitivo máspara una de su más terribles dolencias.El Epilelioma, esa excrecencia orgánica deque los antiguos dijeron como del cáncer nojime fingere; esa exuberancia de epitelio; eseengendro del bacilo de Ja familia del carci-

3Snoma—Scheurlcn;—esa ncoplasiaque invadey mina con harta frecuencia territorios anató micos de importancia suma; esa creación de 11economía enferma, que no tiene igual dentrode la misma economía; ese tumor de aspectorepulsivo, olor insoportable á veces,-y con formación sui gcncris, secreción icorosa co rrosiva—jugo canceroso de Cruveillier—quelardeó temprano recorre sus periodos em brionario, diferencial, eílorescente y ulcerati vo, y después de envenenar al sér que le liaproporcionado elementos nutricios haciendo'emigrar á distancia el virus neopiasico (?) queengendra, ó la miseria orgánicaá que da lugar;,ese engendro, ha sido desde-remota fecha y.es aun el escollo en que naufraga la ciencia.Hipccrática.Ño poseemos, mal que pese el decirlo, me dio alguno para librarnos de su acción devas tadora, salvo el caso , en que el tumor setutotalmente epitelial reciente.Se han ensayado tópicos-diversos, se-hapracticado el raspado, la causticación, la ex tirpación. ¡y, aun la extirpación ha sido,y es con frecuencia estéríll3

ií¿Qué'podemos proponernos, pues, al coor dinar estos párrafos?. .Sencidamente exponer un procedimiento qué ha dilatado la vida en los casos en que lacuración era imposible, y nos ha permitidorespetar gr.an parle de tegidos próximos al tu-:mor en otros enfermes en que los progresosde aquél no se habían iniciado, ó no pasabandel epitelio.No es un procedimiento curativo el que nosna sujerido la imaginación; es meramente unmedio paliativo, que ya han puesto en prác tica, aunque de diverso modo, reputabaseminencias médicas.El año 1883 publicamos en ia Revista deMedicina y Cirujia Prácticas, núm. 173, unas*otas clínicas, bajo el epígrafe de Tratamientode los Epiteliomas por el Clorato de Potasa, enlas que asegurábamos que dicha sal reducidaá' fino polvo y empleada tópicamente sobreólqeras epiteliomalosas, redujo el'tamaño daaquéllas, hizo cesar el dolor casi por com pleto, disminuyó los tumores origen de lasileerasí e tegido duro sé hizo depresible,poniéndolos enfermos a paci .uamos

35en. condiciones tales de realizar la-extirpaciónde los epiteliomas que apenas si se percibíak cicatriz resultante en los pacientes, puestan escasa fué la pérdida de sustancia, tenien do en cuenta el tamaño dé los tumores antes Je la aplicación del clorato potásico.Esto decíamos en la citada fecha, apenascomenzada nuestra práctica profesional,: sintenerla más remota noticia de los trabajos’deFcdehí, (1847) y Leblanc y Bergeron,'(1857).Persistiendo en nuestra idea, hemos, vistorecientemente que Reclus,—1888,—ha-em pleado el clorato de potasa también contra lasneoplásias que nos ocupan, pero de una ma nera transitoria, ligera, como la aplicación desoluciones concentradas de dicha sustanciasobre la parte afecta. .Nuestros ensayos no han recaído en éstosúltimos años como en el principio de nuestrapráctica, en epiteliomas mucosos, pequeños,y úlceras epiieliomalosas de escasa impor tancia, si no que se han verificado en verda deros tumores malignos, que operamosEn todos los casos sin excepción, obtuvimoslos más satisfactorios resultados, con la apli

3¿cación tópica del clorato de potasa en polvocon espátula-sobre la superficie de los tumo res, medio., que si no evitó la pérdida deenfermos, dilató á muchos los días de súexistencia como ya hemos dicho.Confiábamos desde un principio en estesencillo tratamiento, teniendo en cuenta laacción fisiológica y terapéutica de la sal deBerihollet. Su rápida absorción—á la vez que la granactividad que comunica á ;las glándulas sali vares para eliminar cualquier elemento mor boso. en ellas depositado—el sabor salado y latemperatura que su contacto ocasiona en lasmucosas y en la piel desprovista de epidermis,al par que su poderosa acción hemostática nóhace mucho estudiada; todas estas propiedadesnos han sido útiles para satisfacer nuestrodeseo en cuanto á los epiteliomas, así comoexcelente detersivo y cicatrizante probado enlas erosiones del hdcico de tenca,, úlceras depiel y mucosas, leucorreas; etc.-,Omitimos de buen grado el poner á continuaciónhstadísticade enfermos, porgúelocreemos innecesario, pero repetimos y aseve-

Viramos lo que en la Revista de Medicina ¡jCirujia Prácticas expusimos en la f‘zhaenunciada sobre este asunto, por haber, co rroborado nuestras experiencias la práctica-

C

RECONOCIMIENTO de los restos mortales de la Serias. Sra.Infanta.-de Cas tilla Doña Sancha Alonso, verificado el día 12 de Agosto de 18ii0, en el Monasterio de Señoras Comendadora» de Santiago (vulgo Santa Fé) do Toledo. TJescubierta la caja que contiene dichos res-r tos ante el Emmo. Sr. Cardenal Moreno, Ar zobispo de Toledo, y. acompañamiento nume

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