El Estudio Más Completo Publicado Hasta Ahora Sobre La . - Proletarios

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El estudio más completo publicado hasta ahora sobre la denominadaEscuela de Fráncfort, vinculada a Adorno, Horkheimer, Benjamin, Marcuse,Fromm y Habermas. El autor estudia los orígenes y desarrollo de ésta, losdebates que la caracterizaron, sus dificultades en el exilio, su retorno aEuropa, su institucionalización, recepción y creciente influencia en el debateacadémico y político en las últimas décadas.www.lectulandia.com - Página 2

Rolf WiggershausLa escuela de FráncfortePub r1.0Titivillus 07.03.16www.lectulandia.com - Página 3

Título original: Die Frankfurter Schule. Geschichte Theoretische Entwicklung Politische BedeutungRolf Wiggershaus, 1986Traducción: Marcos Romano HassánRevisión: Miriam MadureiraEditor digital: TitivillusePub base r1.2www.lectulandia.com - Página 4

INTRODUCCIÓN«Escuela de Fráncfort» y «teoría crítica»: cuando mencionamos estos conceptos senos viene a la mente algo más que la idea de un paradigma de las ciencias sociales,pensamos también en una serie de nombres, antes que nada los de Adorno,Horkheimer, Marcuse y Habermas, y se nos despiertan asociaciones del tipo:movimiento estudiantil, disputa con el positivismo, crítica de la cultura, y quizátambién emigración, Tercer Reich, judíos, la República de Weimar, marxismo,psicoanálisis. De inmediato queda claro que se trata de algo más que solamente unacorriente teórica, algo más que una parte de la historia de las ciencias sociales.Entretanto, se ha vuelto ya habitual hablar de una primera y una segundageneración de representantes de la teoría crítica[1] y distinguir a la antigua Escuela deFráncfort de lo que vino más tarde, es decir, a partir de los años setenta. Estadistinción nos libera provisionalmente de la obligación de aclarar si La escuela deFráncfort ha persistido desde aquel tiempo, del problema de su continuidad ydiscontinuidad, y nos facilita poner un límite en el tiempo que no sea demasiadoarbitrario a la presentación de la historia de dicha escuela: la muerte de Adorno y, conello, del último representante de la antigua teoría crítica que trabajó en Fráncfort y enel Institut für Sozialforschung.La denominación Escuela de Fráncfort es una etiqueta asignada desde fuera en ladécada de 1960, que al final fue utilizada por Adorno mismo con evidente orgullo. Enun principio, esta expresión designaba una sociología crítica que veía en la sociedadun todo con elementos antagónicos en su interior, y no había eliminado de supensamiento a Hegel ni a Marx, sino que se consideraba su heredera. Desde hacemucho, esta etiqueta se ha convertido en un concepto más amplio y menos definido.La fama de Herbert Marcuse —como consideraban en ese entonces los medios decomunicación— de ídolo de los estudiantes en rebelión, al lado de Marx, MaoZedong y Ho Chi Minh, hizo que La escuela de Fráncfort se convirtiera en un mito. Aprincipios de los años setenta el historiador estadunidense Martin Jay hizo descendereste mito al terreno de los hechos históricos y puso de manifiesto lo multiforme quees la realidad que se oculta tras la etiqueta de La escuela de Fráncfort, etiqueta que seha convertido desde hace mucho en un componente de la historia de la recepción queha tenido lo que se designa con ella, y se ha convertido en algo indispensable,independientemente de hasta dónde se puede hablar de un contexto de escuela ensentido estricto.Sin embargo, sí existieron características esenciales de una escuela, en parte enalgunas épocas, quizá de manera continua o de forma recurrente: un marcoinstitucional (el Institut für Sozialforschung [Instituto de Investigación Social] queexistió todo el tiempo, aunque en ciertas épocas solamente de manera rudimentaria);una personalidad intelectual carismática, que estaba imbuida por la fe en un nuevowww.lectulandia.com - Página 5

programa teórico, y que estaba dispuesta y era capaz de llevar a cabo unacolaboración con científicos calificados (Max Horkheimer como managerial scholar[académico administrador], quien constantemente les hacía ver a sus colaboradoresque ellos pertenecían al selecto grupo en cuyas manos se encontraba el desarrolloposterior de «La teoría»); un manifiesto (el discurso inaugural de Horkheimer de1931, Die gegenwärtige Lage der Sozialphilosophie und die Aufgaben eines Institutsfür Sozialforschung [La situación actual de la filosofía social y las tareas de unInstituto de Investigación Social], al que constantemente se refirieron laspresentaciones que el instituto hizo después de sí mismo, y al que volvió a referirsetambién Horkheimer en la celebración de la reapertura del Instituto en Fráncfort en1951); un nuevo paradigma (la teoría «materialista» o «crítica» de la totalidad delproceso de la vida social, que bajo el signo de la combinación de filosofía y cienciassociales integraba sistemáticamente en el materialismo histórico al psicoanálisis,ciertas nociones de pensadores críticos de la razón y la metafísica, comoSchopenhauer, Nietzsche y Klages; la etiqueta de teoría crítica también se mantuvodespués, casi durante todo el tiempo, aunque los que se servían de ella entendíancosas diferentes cuando usaban el término, y aunque Horkheimer también modificólas ideas que originalmente había vinculado con él); una revista y otros medios parala publicación de los trabajos de investigación de la escuela (la Zeitschrift fürSozialforschung [Revista de Investigación Social], que fungía como el órgano delinstituto y los Schriften des Instituts für Sozialforschung [Escritos del Instituto deInvestigación Social], que aparecieron en editoriales científicas de gran renombre;primero Hirschfeld, en Leipzig, y más tarde Felix Alcan, en París).No obstante, la mayor parte de estas características se dio solamente durante elprimer decenio de la era de Horkheimer en el instituto, es decir, en los años treinta, yen especial en la época de Nueva York. Por otro lado, en esa época el instituto trabajóen una especie de splendid isolation [espléndido aislamiento] respecto a su entornoestadunidense. En 1949-1950 regresaron a Alemania solamente Horkheimer, Pollocky Adorno. De estos tres, solamente Adorno siguió siendo productivo en la teoría ysolamente de él aparecieron libros con trabajos tanto nuevos como antiguos. Ya noexistía una revista, solamente la serie Frankfurter Beiträge zur Soziologie[Contribuciones de Fráncfort a la sociología] a la cual, sin embargo, notoriamente lefaltaba el perfil de la antigua revista, y en la que solamente apareció una vez, aprincipios de los años sesenta, una colección de discursos y ponencias de Horkheimery Adorno mismos. «Para mí no había una doctrina coherente. Adorno escribíaensayos en los que se criticaba la cultura, y por lo demás, llevaba a cabo seminariossobre Hegel. Él personificaba un cierto trasfondo marxista; y eso era todo[2]». Así seexpresa retrospectivamente Jürgen Habermas, que fue colaborador de Adorno y delInstitut für Sozialforschung en la segunda mitad de los años cincuenta. Cuando en losaños sesenta surgió realmente la imagen de una escuela, se mezcló en ella la idea deuna concepción de la sociología crítica, representada en Fráncfort, cuyos exponenteswww.lectulandia.com - Página 6

eran Adorno y Habermas, con la idea de una fase temprana del instituto, radicalmentecrítica de la sociedad y freudiano-marxista, bajo la dirección de Horkheimer.En la medida en que existe esta historia, sumamente desigual, incluso desde lascircunstancias exteriores, es aconsejable no tomar en un sentido demasiado literal laexpresión Escuela de Fráncfort. Otras dos circunstancias abogan también en favor deesta interpretación: por un lado, el hecho de que precisamente la «figura carismática»de Horkheimer comenzó a representar una posición cada vez menos decidida ymenos adecuada para la formación de una escuela. Por otro lado, la siguientecircunstancia, que también tenía una cercana relación con esto: si se consideran loscuatro decenios de la antigua Escuela de Fráncfort en su totalidad, se revela lasiguiente situación: no había un paradigma unificado, tampoco un cambio deparadigma, al que pudiera supeditarse todo aquello que se incluye cuando se habla deLa escuela de Fráncfort. Las dos figuras principales, Horkheimer y Adorno,trabajaban en temas comunes desde dos posiciones claramente diferentes. Uno deellos, que había llegado como inspirador de una teoría de la sociedadinterdisciplinaria entusiasta del progreso, se resignó a ser el crítico de un mundoadministrado, en el cual la isla del capitalismo liberal, que destacaba de la historia deuna civilización malograda, amenazaba con perderse de vista. Para el otro, que habíallegado como crítico del pensamiento inmanente e intercesor de una música liberada,la filosofía de la historia de la civilización malograda se convirtió en la base de unateoría multiforme de lo no idéntico, o de las formas en las cuales se consideraba, deforma paradójica, a lo no idéntico. Adorno representaba un pensamiento micrológicomesiánico que lo vinculaba estrechamente con Walter Benjamin, el cual gracias a sumediación también se había convertido en colaborador de la Zeitschrift fürSozialforschung [Revista de Investigación Social], y finalmente del Institut fürSozialforschung, y también con Siegfried Kracauer y Ernst Bloch. La crítica de larazón de la Dialektik der Aufklärung, escrita conjuntamente con Horkheimer en losúltimos años de la segunda Guerra Mundial, no afectó este pensamiento. PeroHorkheimer, que en los años anteriores al trabajo conjunto en esta obra se habíaseparado del psicólogo social Erich Fromm y de los teóricos del derecho y del EstadoFranz Neumann y Otto Kirchheimer, con lo cual prácticamente había abandonado suprograma de una teoría interdisciplinaria de la sociedad en su conjunto, se quedó conlas manos vacías tras la Dialektik der Aufklärung [Dialéctica de la Ilustración]. De lamisma forma, en su calidad de sociólogo dirigió la vista retrospectivamente a losempresarios independientes de la época liberal; como filósofo, dirigió la vista hacialos grandes filósofos de la razón objetiva. A su vez, mientras que Horkheimer —paraasombro suyo— cobró mayor importancia en los años sesenta, en la época delmovimiento estudiantil, debido al agresivo tono marxista de sus primeros ensayos, yse vio de pronto situado cerca de la posición de Marcuse, que había pasado a laofensiva, de la «Gran negativa», Adorno escribió los dos grandes testimonios de supensamiento micrológico-mesiánico: la Negative Dialektik [Dialéctica negativa] y lawww.lectulandia.com - Página 7

Ästhetische Theorie [Teoría estética]. En aquel entonces, ambos eran poco adecuadospara la época. En cambio, fue descubierto el Benjamin «marxista» y se convirtió en lafigura clave de una teoría materialista del arte y de los medios. Un decenio y mediotras la muerte de Adorno, uno de los más importantes postestructuralistas, MichelFoucault, afirmaba: «Si hubiera estado familiarizado con esa escuela, si hubierasabido de ella en esos momentos, no habría dicho tantos absurdos como dije y habríaevitado muchos de los rodeos que di al tratar de seguir mi propio y humilde camino—mientras que La escuela de Fráncfort ya había abierto avenidas—»[3]. Éldenominaba su programa «crítica racional de la racionalidad», con casi las mismaspalabras que Adorno había caracterizado el tema en 1962, en una clase sobreterminología filosófica en donde veía la tarea de la filosofía, decía de ésta que: teníaque llevar a cabo «una especie de proceso de revisión racional frente a laracionalidad»[4]. Así pues, evidentemente es tan variado todo aquello que se llamaEscuela de Fráncfort, que siempre hay algo de ella que es actual, siempre hay algoque resulta ser una empresa no completada, que está esperando ser continuada.Pero ¿qué era lo que unificaba, aunque en la mayor parte de los casos solamentefuera de forma provisional, a aquellos que pertenecían a La escuela de Fráncfort?¿Había algo que los vinculara a todos? Los que pertenecieron a la primera generaciónde La escuela de Fráncfort eran todos judíos, o bien, fueron obligados por elnacionalsocialismo a retornar a su pertenencia al judaísmo. Ya sea que provinieran defamilias de la gran burguesía, o bien, como Fromm y Löwenthal, de familias noespecialmente adineradas: incluso en el caso más favorable no pudieron ahorrarse laexperiencia, también después de 1918 y ya desde antes de 1933, de seguir siendomarginados en el centro mismo de la sociedad. La experiencia fundamental comúnera la siguiente: ninguna adaptación es suficiente para poder estar alguna vez segurosde la pertenencia a la sociedad. «[El judío, R. W.] se pliega», se dice en las Reflexionssur la question juive [Reflexiones sobre la cuestión judía] de Sartre, publicadas en1964,[ ] a sus mismos ritos y circunstancias, asumiendo, al igual que todos losdemás, valores tales como la respetabilidad y la honorabilidad; no es, por otraparte, esclavo de nadie: ciudadano libre en un régimen que autoriza la librecompetencia, no tiene prohibido ejercer ningún cometido social, ningún cargoestatal; puede ser condecorado con la Legión de Honor, puede ser ilustreabogado o ministro. Pero en el instante mismo en que llega a la cima de lasociedad legal, se produce el encontronazo con otra sociedad, amorfa, difusa yomnipresente, que lo rechaza y le da la espalda. Percibe de forma muy aguday peculiar la vanidad de los honores y de la riqueza, ya que ni el mayor de loslogros y de los éxitos le permitirá jamás acceder al umbral de esa sociedadque pretende ser la auténtica, la verdadera: si llega a ministro, será unministro judío, es decir, una eminencia y un intocable a la par[5].www.lectulandia.com - Página 8

A su manera, los judíos debían tener una sensación no menos marcada de laenajenación y la falta de autenticidad de la vida en la sociedad burguesa capitalistaque la de los proletarios. Aunque frente a éstos los judíos eran en buena parte másprivilegiados, también era verdad que incluso los judíos acomodados no podíanescapar de su condición de judíos. En cambio, los obreros privilegiados a más tardaren la segunda generación dejaban de ser obreros. No obstante, también era más difícilpara ellos llegar a alcanzar dichos beneficios. Así pues, la experiencia de la tenacidadde la enajenación social que tenían que sufrir los judíos creó una cierta proximidadcon la experiencia de la tenacidad de la enajenación social que tenían que sufrirnormalmente los obreros. Esto no tenía que conducir necesariamente a unasolidaridad con los obreros. Pero sí condujo, por lo menos frecuentemente, a unacrítica radical de la sociedad, la cual correspondía a los intereses objetivos de losobreros.Desde el ensayo de Horkheimer Traditionelle und kritische Theorie [Teoríatradicional y teoría crítica] (1937), la expresión teoría crítica se convirtió en laprincipal autodenominación de los teóricos del círculo de Horkheimer. Si bien, éstetambién era un concepto encubridor de la teoría marxista, más aun, era una expresiónde que Horkheimer y sus colaboradores no se identificaban con la teoría marxista ensu forma ortodoxa, la cual estaba encaminada a la crítica del capitalismo como unsistema económico con una superestructura y un pensamiento ideológico quedependían de él, sino con las características de principio de la teoría marxista. Estascaracterísticas originales consistían en la crítica concreta de las relaciones socialesenajenadas y enajenantes. Los teóricos críticos no provenían ni del marxismo ni delmovimiento obrero. Más bien, en cierto modo estaban repitiendo las experiencias deljoven Marx. Para Erich Fromm y Herbert Marcuse, el descubrimiento del joven Marxse convirtió en la decisiva corrección de sus propios esfuerzos. Para Marcuse, Seinund Zeit [Ser y tiempo] fue lo que lo impulsó a buscar a Heidegger en Friburgo,porque ahí, pensaba él, se atacaba concretamente la cuestión de la existencia humanapropiamente dicha. Cuando llegó a conocer los Manuscritos de París del joven Marx,éste se volvió realmente importante para él, e incluso más importante que Heideggery Dilthey. Porque a su modo de ver, este Marx practicaba una filosofía concreta ymostraba que el capitalismo no solamente significaba una crisis económica o política,sino también una catástrofe del ser humano. Consecuentemente, lo que se requeríaera no solamente una reforma económica o política, sino una revolución total.También para Fromm quien, en la fase temprana de lo que más tarde se llamó Escuelade Fráncfort fue, al lado de Horkheimer, el más importante teórico, el joven Marx seconvirtió en la confirmación de que la crítica de la sociedad capitalista consistía en unretorno a la verdadera esencia del ser humano. En cambio, por ejemplo para Adorno,el joven Marx no fue una experiencia clave. Pero también él quería, con su primergran ensayo sobre música que apareció en 1932 con el título de «Über diegesellschaftliche Lage der Musik» [Sobre la situación social de la música] en lawww.lectulandia.com - Página 9

Zeitschrift für Sozialforschung, demostrar la experiencia de que en el capitalismoestaban cerrados todos los caminos, que en todos lados virtualmente uno se estrellabacon un muro de cristal, es decir, que los seres humanos no accedían a la vidapropiamente dicha[6]. La vida no vive: esta constatación del joven Lukács tambiénfue el elemento impulsor de los jóvenes teóricos críticos. El marxismo se convirtiósobre todo en una inspiración para ellos en la medida en que estaba centrado en estaexperiencia. Solamente para Horkheimer (y sólo más tarde para Benjamin y aun mástarde para Marcuse), la indignación por la injusticia que se cometía con losexplotados y los humillados constituyó un aguijón esencial del pensamiento. Pero afin de cuentas también fue decisiva para él la indignación por el hecho de que en lasociedad burguesa capitalista no fuera posible una acción racional, responsabilizadafrente a la generalidad, calculable en sus consecuencias para dicha generalidad, y queincluso un individuo privilegiado y la sociedad estuvieran enajenados el uno respectode la otra. Durante mucho tiempo él constituyó algo así como la conciencia teóricosocial del círculo, la instancia que siempre advertía que la tarea común eraproporcionar una teoría de la sociedad en su conjunto, una teoría de la épocapresente, que tuviera como objeto a los seres humanos como los productores de susformas de vida históricas, pero precisamente de formas de vida que estabanenajenadas de ellos.A principios de los años treinta, Horkheimer había buscado con mucho ahínco «lateoría». Desde los años cuarenta tenía ya dudas de que fuera posible, pero no habíaabandonado su objetivo. La colaboración con Adorno, que finalmente habría dedesembocar en una teoría de la época contemporánea, no llegó más allá de losPhilosophische Fragmente [Fragmentos filosóficos], el primer resultado preliminar,que más tarde apareció como libro con el título de Dialektik der Aufklärung. Pero «lateoría» siguió siendo el signo distintivo de La escuela de Fráncfort. A pesar de toda lafalta de uniformidad, aquello que les importaba a Horkheimer, a Adorno y a Marcusedespués de la segunda Guerra Mundial compartía la siguiente convicción: la teoría —en la tradición de la crítica de Marx al carácter fetichista de una reproduccióncapitalista de la sociedad— tenía que ser racional, y al mismo tiempo representar lapalabra correcta que rompiera el hechizo al que estaba sujeto todo, los seres humanosy las cosas, y las relaciones entre ellos. La imbricación de estos dos aspectos tuvocomo consecuencia que incluso cuando el trabajo en la teoría se estancó yaumentaron las dudas sobre la posibilidad de una teoría en la sociedad, que se habíavuelto más irracional, siguió viviendo el espíritu del cual pudo surgir la teoría.«Cuando después —dice Habermas en la conversación ya mencionada en Ästhetikund Kommunikation [Estética y comunicación]— conocí a Adorno y vi de quémanera tan fascinante se ponía a hablar de pronto del fetichismo de las mercancías, yaplicaba este concepto a fenómenos culturales y a fenómenos cotidianos, esto fueprimeramente un shock. Pero después pensé: intenta hacer como si Marx y Freud —del cual Adorno hablaba de manera igualmente ortodoxa—fueran contemporáneos».www.lectulandia.com - Página 10

Y lo mismo le sucedió cuando conoció por primera vez a Herbert Marcuse[7]. Lateoría que después de la guerra siguió inspirando a Adorno y Marcuse la concienciade una misión, era en verdad de un tipo especial: exaltada aun en la duda, espoleandoaun en el pesimismo hacia la salvación a través del conocimiento. La promesa no fueni cumplida ni traicionada: se la mantuvo con vida. Pero ¿quién habría sido capaz demantener viva una promesa de esa manera como los condenados a ser «marginadosde la burguesía» (Horkheimer) debido a su pertenencia a un grupo de seres humanosllamado «los judíos»?Este libro trata de medio siglo de historia preliminar e historia propiamente dicha dela «Escuela de Fráncfort». Los lugares de esta historia: Fráncfort del Meno, Ginebra,Nueva York y Los Ángeles y, de nuevo, Fráncfort del Meno. Los contextos delespíritu de la época de esta historia: la República de Weimar con su «caráctersospechoso» (Bracher) y su desembocadura en el nacionalsocialismo; el New Deal, laépoca de la guerra y la época de McCarthy en los Estados Unidos; la restauraciónbajo el signo del anticomunismo y el periodo interino de la protesta y la reforma en laRepública Federal de Alemania. Las diferentes formas de la institucionalización en elcurso de esta historia: un instituto de una fundación independiente como núcleo de lasinvestigaciones marxistas críticas de la sociedad, un instituto mutilado, como garantíade una presencia supraindividual de eruditos privados y que les proporcionabaprotección; un instituto que dependía de fondos estatales o de encargos para llevar acabo sus investigaciones como trasfondo de una sociología y una filosofía críticas.Las variantes y transformaciones de «la teoría» en el curso de esta historia: su espaciopara moverse es tan grande y sus tiempos son tan dispares, que es prácticamenteimposible hacer una clasificación por fases para La escuela de Fráncfort. Lo másadecuado es hablar de las tendencias, desviaciones, que la iban separando, la derivaque iba distanciando a la teoría y a la praxis, a la filosofía y a la ciencia, a la crítica dela razón y a la salvación de la razón, al trabajo teórico y al trabajo del instituto, a lasituación irreconciliable y a la voluntad de no dejarse desanimar. Los diferentescapítulos del libro muestran fases de esta deriva en direcciones opuestas. Al mismotiempo muestran la potencia crítica, vista en su contexto con toda su fuerza, de ésta oaquélla variante de la teoría crítica. Al final se encuentra la impresionantepersistencia de los dos polos de la teoría crítica, la de Adorno y la de Horkheimer, enla generación más joven de los teóricos críticos.Hasta ahora, el libro de Martin Jay continúa siendo la única presentación históricade gran amplitud de La escuela de Fráncfort. Sin embargo, concluye con el retornodel instituto a Fráncfort en el año de 1950. Su presentación fue un trabajo pionero,que además de basarse en trabajos publicados, se apoyó sobre todo en conversacionescon antiguos colaboradores del instituto, en detalladas informaciones de LeoLöwenthal, y en cartas, memorándums y presentaciones que el instituto hizo de élmismo, todos contenidos en la Colección Löwenthal. Además del trabajo de Jay, elwww.lectulandia.com - Página 11

presente libro se apoya también en una serie de trabajos históricos o de informaciónhistórica sobre La escuela de Fráncfort y su historia previa, que han aparecidoentretanto; como los trabajos de Dubiel, Erd, Löwenthal, Migdal, Söllner, y en unaserie de publicaciones más recientes de textos de La escuela de Fráncfort, porejemplo la investigación de Fromm sobre Arbeiter und Angestellte am Vorabend desDritten Reiches [Trabajadores y empleados en vísperas del Tercer Reich], publicadapor Wolfgang Bonß y con una introducción de él mismo; las Obras completas deWalter Benjamin, publicadas y ampliamente comentadas por Rolf Tiedemann; o lapublicación de escritos póstumos de Horkheimer en el marco de sus Obrascompletas, que comenzaron a aparecer desde 1985, publicadas por Alfred Schmidt yGunzelin Schmid Noerr. El presente libro se apoya además en conversaciones concolaboradores, antiguos y actuales, del Institut für Sozialforschung, ycontemporáneos que también se ocuparon de La escuela de Fráncfort, perofundamentalmente se apoya en material de archivo. Entre estos materiales seencuentra, sobre todo, una correspondencia existente en el Archivo Horkheimer concartas entre Horkheimer y Adorno, Fromm, Grossmann, Kirchheimer, Lazarsfeld,Löwenthal, Marcuse, Neumann y Pollock, reportes de investigaciones,memorándums, etc. Además, fueron importantes también la correspondencia, sobretodo, de cartas de Adorno entre éste y Kracauer, que pertenece al legado Kracauer,conservado en el Archivo de Literatura Alemana, en Marbach del Neckar; lacorrespondencia, conservada en la Bodleian Library de Oxford, entre Adorno y elAcademic Assistance Council; las actas de Adorno y de Horkheimer del DecanatoFilosófico de la Universidad Johann Wolfgang Goethe, de Fráncfort; las actas ycolecciones sobre el Institut für Sozialforschung y personas individuales existentes enel Archivo de la Ciudad de Fráncfort; los reportes de investigaciones existentes en labiblioteca del Institut für Sozialforschung sobre los trabajos del instituto en los añoscincuenta y sesenta.Por último, y dicho sea de paso, si no se hubiera atravesado la muerte de Adorno—el tema ya estaba definido— yo habría hecho mi doctorado con él.www.lectulandia.com - Página 12

I. EL OCASOFELIX WEIL, CARL GRÜNBERG Y MAX HORKHEIMERFelix Weil, hijo de un millonario, funda un instituto demarxismo, con la esperanza de poderlo entregar algún díaa un victorioso Estado alemán de consejos obrerosApenas había comenzado la Revolución de noviembre en Alemania, cuando RobertWilbrandt, de 43 años, profesor de Economía nacional en Tubinga desde 1908, unode los pocos socialistas alemanes de cátedra, y por lo tanto mal visto entre suscolegas universitarios por izquierdista extremo, realizó un viaje a Berlín. Allí pasó elinvierno de la revolución. Por las mañanas trabajaba en la oficina de desmovilización,que tenía que ocuparse de la integración de los torrentes de soldados que regresaban aintegrarse en el proceso económico. Y por las tardes trabajaba en la comisión desocialización. «Nuestra tarea era improvisar con todo lo utilizable tan rápidamente yde forma tan adaptada como fuera posible, de manera que las masas se tranquilizaran,que a los industriales se les diera la capacidad de producir, y que se solucionaran lasdificultades de organización[8]». Los partidos socialistas, que se imaginaban elsocialismo como consecuencia de un capitalismo más que maduro, que no habría deser producido a través de un fantaseo de «recetas de la cocina del futuro» (Kautsky),carecían en 1918, habiendo llegado repentinamente al poder, de ideas concretasrespecto a un orden económico socialista. La palabra «socialización» estaba en bocade todos después de la Revolución de noviembre, pero como un lema ambiguo, queincluso un derechista como Alfred Hugenberg se había apropiado, cuando calificó enagosto de 1919 en el Süddeutschen Zeitung la participación de los trabajadores en lasganancias y en los negocios que él estaba propagando de antisocialista, pero estabawww.lectulandia.com - Página 13

dispuesto a llamar «socialización» tal cosa «para dejarles a los involucrados unapalabra a la que le habían tomado cariño»[9]. En esta situación, Wilbrandt era de lospocos que intentaban tomar en serio la teoría marxista en una praxis adecuada a lasituación. De ser el más marxista de los socialistas de cátedra, para cuyo seminario desocialismo se había tenido que usar en Tubinga, antes de la guerra, el salón de actosde la universidad debido al gran interés que despertaba, se había convertido en elmayor de los jóvenes marxistas o «socialistas prácticos» que en su folleto aparecido aprincipios de 1919 ¿Son los socialistas suficientemente socialistas?, se lamentaba dela siguiente manera:Prescindo de la burguesía, para la cual amenazo con convertirme en unespanto, y de los «amigos de la patria», que en la miseria de la patria amansolamente la desesperación, pero no el trabajo edificante. Me dirijo solamentea los socialistas. Sí, ustedes son fieles, ustedes son fieles a la profecía, por elloesperan la maduración. Por eso, ustedes hablan de las «empresas maduraspara la socialización». ¡En lugar de confiar en ustedes mismos, y creer queson suficientemente maduros para hacerlas madurar! En lugar precisamentede cocer los inmaduros frutos en el perol de la economía común como lohiciera el socialismo práctico, el socialismo de las cooperativas y las comunascon el mayor éxito (¡con las panaderías y mataderos!). Y en lugar de encontrarla forma ustedes mismos, a pesar de Marx y Hegel, que nos han prohibido lainvención [ ]Solamente la socialización, la transición planificada y comenzadaoportunamente, hacia el Estado socialista, es capaz de evitar una situación enla que una cosa (la empresa capitalista) se haya ya terminado, y la otra (laempresa socialista) no exista todavía. Conservación de las empresas,transición hacia una forma socialista de conducción que fomente lacolaboración y de un espacio para la cogestión, aclaración de la situación; lasutilidades canalizándose a la mayoría y a los trabajadores en la empresa, esdecir, interesándolos, y obligándolos, respecto a sí mismos y a la mayoría, altrabajo, y a restringirse a lo posible desde dentro, ésta es la exigencia del día.Si no se hace esto, el «bolchevismo» lo hará por otros medios. Revolverápasiones y creará artificialmente un ejército de desempleados [ ] Él exigeexplícita y constantemente huelgas, piensa en obligar a hacer algo nuevo,haciendo imposible lo viejo

El estudio más completo publicado hasta ahora sobre la denominada Escuela de Fráncfort, vinculada a Adorno, Horkheimer, Benjamin, Marcuse, Fromm y Habermas.

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