El Más Allá En El Nuevo Testamento - Mercaba

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ca41Michel GourguesEl más alláen el NuevoTestamentoEDITORIAL VERBO DIVINOAvda. de Pamplona, 41ESTELLA (Navarra)1983

«Alguno preguntará: y ¿cómo resucitan los muertos?» (1 Cor15, 35). Igual que en tiempos de san Pablo, los cristianos dehoy siguen haciendo esta misma pregunta. La fe en la resurrecCiónde los muertos plantea inevitablemente muchos interrogantes.¿Qué pasa después de la muerte? ¿Cómo imaginarnos el cielo?¿Volveremos a encontrar en el otro mundo a las personas queridas? .Las representaciones del Nuevo Testamento sobre el más alláno son fáciles de comprender. Los textos utilizan el mito y elsímbolo, el único lenguaje adecuado para hacer entender los contornos misteriosos del universo más allá de la muerte. En estecuaderno, Michel GOURGUES se entrega a un examen minucioso yprofundo de todo lo que en el Nuevo Testamento es capaz deiluminar los enigmas de la otra vida. ¿Cuál era la esperanza deJesús y la de los primeros cristianos respecto a la vida futura?¿Puede la esperanza cristiana contentarse simplemente con creerque hay «algo» después de la muerte, sin poder precisar nada más?La resurrección de Jesús ofrece una luz deslumbrante: el más alláes una comunión con Dios. ¿Qué importa entonces que el cómo deesa comunión escape a nuestra curiosidad? La reflexión sobre elmás allá se convierte así en una meditación sobre la resurrecciónde Jesús yen aquello que la preparó. Esforzándonos, como Jesús ycon Jesús, en vivir la vida en armonía con la voluntad del Padre,construiremos aquí el más allá. Paradójicamente, el más allá exigeque tomemos en serio la vida presente, el «más acá».Los lectores de estos cuadernos ya conocen el trabajo de MichelGOURGUES, dominico canadiense, autor de los cuadernos 25 y 30.Encontrarán de nuevo aquí la misma claridad sobre un tema deperenne actualidad.Marc SEVIN

¿VUELVEN LOS «NOVISIMOS»?Dying again: era el título de un artículo que apareció hace unos años en una revista americana muyconocida. Dying again no quiere decir evidentemente: «se vuelve a morir», sino más bien: «de nuevopreocupa la muerte».y no es desde luego en el aspecto metafísico oabstracto como se habla de la muerte en la abundante literatura que ha aparecido sobre este tema afinales de los años 70, sobre todo en la que haencontrado más eco en el gran público. Interesa másel estar-muriendo, por así decirlo, que el ser-parala-muerte al estilo de Heidegger. No se piensa tantoen la muerte en sí misma, ligada irremediablementea la 'condición humana, como en la muerte tal comola perciben y la viven las personas de carne y hueso,bien sean los hombres del pasado 1 o bien esos«enfermos graves» de hoy cuyas reacciones se han1Así, por ejemplo, las obras de P, Aries, Essais surl'histoire de la mort en Occident du Moyen Age el nosjours. París 1975; Id.,L'homme devant la mort. París 1977.podido observar y anotar 2. En una palabra, lamuerte se ve sometida a una aproximación concreta,la que practica en diversos terrenos el hamo technicus de hoy, provisto de instrumentos y de métodoscientíficos de observación, de análisis y de verificación.¿Cómo explicar este renacido interés por lamuerte? Son muchos los factores que han influido.De todas formas no se ha dejado de señalar envarias ocasiones que este interés se ha manifestadoal mismo tiempo que cierto «malestar en la civilizacióil», esa especie de desencanto que atraviesa elconjunto de la cultura occidental respecto al tipo deexistencia y de sociedad engendrado por el impulso2Señalemos en esta línea los trabajos tan conocidos deE. Kubler-Ross, On Death and Dying. London 1969; Id.,Questions and Answers on Death and Dying. New York1974. Es interesante señalar la aparición concomitante devarias obras de exégesis y de teología centradas en laactitud de Jesús ante la muerte.5

de la ciencia y de la técnica. «Nosotras, las civilizaciones, sabemos ahora que sq,mos mortales». Nosotros -podríamos decir recogiendo esta fórmula célebre de Paul Valéry-, en esta civilización tantotiempo segura de sí misma y seducida por el espejismo de un progreso sin fin, volvemos a tomarconciencia de que somos mortales. Tomamos conciencia de los límites y del fracaso de cierto tipo deracionalidad científica y técnica que, a pesar detodas sus riquezas, se siente impotente para transformar en profundidad la vida y sus horizontes.condenados por leyes cósmicas inexorables. Todoocurre como si se proyectase en un más. allá de lavida presente un ideal de progreso frustrado y decepcionante de cierta cultura contemporánea. Puedeser que ciertas reminiscencias cristianas expliquenesta revisión optimista al estilo occidental, en la quesiguen en pie ciertas posibilidades de «redención» yde un nuevo comienzo, en el que la libertad y laresponsabilidad humana no se vea apagada por unencierro en un ciclo fatal que impida a la persona,ligada por su pasado, cambiar de destino a pesar desus esfuerzos.El interés por la muerte ha ido naturalmenteacompañado o seguido muy de cerca por otra preocupación relativa al más allá. Incluso se ha intentado captar la experíencía vivída por los «muertos»,del mismo modo que lag médicos se habían esforzado en describir las fases psicológicas por las quepasan los moribundos 3. Este contexto de interés porel más allá de la muerte permite sin duda comprender en particular las siIE.patías de que goza actualmente la idea de reencarnación. Esta, en opinión delos expertos, ha sufrido importantes modificacionesal pasar de oriente a un occidente inquieto, más omenos alejado de su herencia cristiana. Es verdadque la concepción parece ser muy distinta, pero seha observado que la reencarnación se representaentre nosotros de ordinario de una forma más positiva; se ve en ella de buena gana una oportunidad derecuperación y de perfeccionamiento, más bien queun largo proceso de purificación que pudiera darlugar a una regresión y al que los seres se veríanDe este modo, enfrentados con todo cuanto se dicey se escribe sobre la muerte y el más allá, testigosde esas simpatías que conoce en especial la ídea dereencarnación, muchos cristianos se interrogan a símismos. ¿En qué medida todo esto es incompatiblecon la fe y la esperanza cristiana? ¿Es posible unintercambio? ¿En qué medida la certeza de fe, «Diosha resucitado a Jesús de entre los muertos», afectade manera nueva y decisiva a la esperanza humana,con las formas de ver y de vivir la vida? ¿En quérepresenta esta esperanza basada en la resurrecciónde Cristo algo i dito respecto a la esperanza delAntiguo Testamento y respecto a otros tipos de espera relativos al más allá de la muerte? ¿En quégrado la fe cristiana ofrece una respuesta a losinterrogantes sobre el rostro de una vida en el másallá? ¿Hasta qué punto podemos decir algo másconcreto sobre el «cómo» de esa otra vida?3 Pensamos aquí en particular en los testimonios recogidos de personas que han pasado por la experiencia de la«muerte clinica» por el doctor R. Moody, cuyas obras Vidadespués de la vida. Madrid 16 1980; Reflexiones sobre vidadespués de la vida. Madrid 5 1980 han apasionado al granpúblico.6Vamos a preguntar al Nuevo Testamento sobreestas cuestiones. Nos centraremos sobre todo en elmisterio central de la resurrección de Jesús (capítulo Il) y en los horizontes inéditos que abre a laesperanza humana (capítulo IIl). Previamente seráde utilidad recoger algunas indicaciones de losevangelios sinópticos sobre la manera como concibió y expresó Jesús el misterio del más allá de lamuerte.

1LA VIDA FUTURAEN LA ENSEÑANZA DE JESUSHay algo que impresiona desde el principio. En losrelatos evangélicos la vida futura sólo es objeto enmuy raras ocasiones de una enseñanza específica yun tanto elaborada por parte de Jesús. Veremos sinembargo que la certeza de una vida después de lamuerte. no muy a menudo afirmada por sí misma, seencuentra incluida como algo lógico en ciertos as-pectos centrales de la buena nueva. A continuación,examinaremos más de cerca tres pasajes especiales,alrededor de los cuales podremos agrupar otrosdatos evangélicos relativos al más allá de la muerte.De paso podremos comparar estos datos con los deljudaísmo antiguo.Datos dispersosLa esperanza de una vida futura se encuentra enprimer lugar implicada en el anuncio del reino deDios, tema central de la predicación de Jesús. Enefecto, está claro que ese reino, aunque se encuentra ya inaugurado a través de la misión, la predicación y la actividad de Jesús, posee además unadimensión escatológica y que la acogida de esereino lleva consigo repercusiones que se extiendenhasta más allá de la vida presente. Esta perspectivase deduce concretamente de los pasajes, relativamente numerosos, en donde se habla de «entrar enel reino de Dios». Pensemos por ejemplo en Mc 9,47:«Si tu ojo te pone en peligro, sácatelo; más tevale entrar tuerto en el reino de Dios que serechado con los dos ojos al quemadero, dondesu gusano no muere y el fuego no se apaga».Es la misma perspectiva que la de Mt 13, 43, porejemplo, donde se les promete a los justos que«brillarán como el sol en el reino de su Padre». Otambién, para utilizar en esta ocasión un ejemplo deLucas:«Allí será el llanto y el apretar de dientes,cuando veáis a Abrahán, a Isaac, a Jacob y atodos los profetas en el reino de Dios, mientrasa vosotros os echan fuera. Y también de orientey de occidente, del norte y del sur, habrá quienes vengan a sentarse en el banquete del reinode Dios» (Lc 13, 28-29; cf. Mt 8, 11 s.).A estos pasajes sobre el carácter futuro del reinohay que añadir otros, también muy numerosos, endonde se habla de la «vida», situada en la mismaperspectiva escatológica. Así, por ejemplo, en Mc 9,45, la vida se presenta en paralelismo con el reino7

mencionado en el pasaje de 9, 47, citado anteriormente:recogió al comienzo de la última cena de Jesús conlos suyos:"y si tu pie te pone en peligro, córtatelo: más"iCuánto he deseado cenar con vosotros estapascua antes de mi pasión! Porque os digo quenunca más la comeré hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios» (Lc 22, 15).vale entrar cojo en la vida que con los dos piesser echado al quemadero».Aparece con frecuencia en los sinópticos el anuncio de la «vida eterna" 1 que poseerán los justos enel «siglo venidero» (Mc 10, 30 par.). Se trata siemprede la misma perspectiva de una vida futura, evocadaa través de la mención del cielo o de los cielos, endonde los discípulos están invitados a almacenar untesoro, en donde están inscritos sus nombres (Lc 10,20) Y en donde tienen reservada su recompensa (Mt5, 12 par.).Ya hemos visto en Lc 13, 29 la evocación delbanquete escatológico. Esta misma imagen aparecetambién en otros lugares:"Cuando yo sea rey, comeréis y beberéis a mimesa, y os sentaréis en tronos para juzgar a lasdoce tribus de Israel» (Lc 22, 30).Esta frase, en Lucas, hace eco a la que poco antes1 Cf. Mc 10, 17 par., 10, 30 par.; Lc 10, 25; Mt 25, 46. En Juan,donde esta expresión aparece 17 veces, la «vida eterna. suelepresentarse como ya comenzada.Ausente en Mateo y en Marcos, esta frase encuentra sin embargo en ellos un equivalente en elmismo relato de la cena, después de las palabrassobre la copa:«Esta es mi sangre, la sangre de la alianza, quese derrama por todos. Os aseguro que ya nobeberé más del fruto de la vid hasta el dia enque lo beba, pero nuevo, en el reino de Dios»(Mc 14, 25 par.) (Mt 26,29 añade: en que lo bebacon vosotros).El reino, la vida, la vida eterna, la pascua definitiva, el banquete escatológico: otras tantas imágenes y expresiones a través de la cuales se afirma,como algo lógico, la perspectiva de una vida futura,de un más allá después de la muerte. Pero, comopodemos constatar, se trata ordinariamente de indicaciones que se cuelan incidentalmente, con ocasión de una enseñanza que se refiere a otra cosa.'vemos también algunos pasajes en los que Jesúsprecisa más; los examinaremos a continuación.La resurrección de los muertosLos evangelios sinópticos tienen una triple seriede datos relativos a la esperanza de la resurrecciónpor parte de Jesús.1. Están en primer lugar los pasajes en queanuncia su propia resurrección.Se trata ante todo 2 de las tres predicciones de lapasión que ponen ritmo en los tres sinópticos alrelato de la segunda gran etapa de la misión deJesús (Mc 8, 31 par.; 9, 31 par.; 10, 34 par.). Puesbien, en todos estos lugares la predicción de lapasión y de la muerte va seguida de la promesa de la8resurrección, excepto en el segundo anuncio talcomo lo encontramos en Lc 9, 44:"Vosotros meteos esto bien claro en lá cabeza:a este Hombre lo van a entregar en manos delos hombres».2 Además de algunos pasajes como Mc 9, 9 s. par. (Mt 17, 9); Mc14,28; Mt 27,63, a los que algunos autores quieren añadir el/ogionsobre el signo de Jonás. Sin embargo, hay que indicar que en laforma en que se encuentra en Mc (8, 11-13 par.) no se habla de laresurrección. Esta se evoca sólo en la forma más desarrollada deMt 12, 30, donde se reconoce generalmente un esfuerzo de interpretación y de explicitación por parte del evangelista.

Ciertamente es Imposible demostrar la autenticIdad de los tres anuncIos que muchos autores califican de vatlclma ex eventu (predicciones hechasdespues del suceso) En efecto esta claro que estaspredicciones tal como nos han llegado reflejan untlabajo redacclonal y unas perspectivas teologlcasPero todos admiten que pueden remontarse a unnucleo pnmltlvo que podna relacionarse con el 10glon 3 de Lc 9 44 que acabamos de cItar Como handemostrado concretamente los afrnados anallsls deJ Jeremlas 4 esta forma literaria mas antigua puedereflejar una tradlclon aramea muy sobna de contenido que debe ponerse en el mismo genero literariodel mashal (sentencia lapldana y enlgmatlca) y cuyosentido sena "DIOS va a entregar (pronto) el hombrea los hombres»Pero en este caso SI nos atenemos estrictamenteal punto de vista de la cntlca hlstorlca hay querenunciar a atribUir al mismo Jesus la predlcclon dela resurrecclon Srn embargo resulta difiCil creerque Jesus no esperara para SI mismo esa resurrecclon de la que hablo en otras ocasiones comovamos a comprobar a contrnuaclon2 Encontramos tamblen algunas frases aisladasen las que Jesus habla no ya de su propia resurrecclon srno de manera general de la resurrecclOn fmalde los muertos Esta aluslon solo se hace de pasadacomo en los testimoniOS que velamos en el parrafoanterior y en donde se trataba del rerno de DIosescatologlco o de la Vida eternaEn esta linea podemos citar"Cuando des una comida o una cena no mVltesa tus amigos m a tus hermanosInvita a pobres lisiados COfaS y ciegos, y dichoso tu entonces porque no pueden pagarte, te pagarancuando resuciten los fustas» (Lc 14 13-14)3 Se designa por log/on una frase o sentencia que no pertenecenecesariamente al contexto en que la sltuan los relatos evangellcos4 J Jeremlas Teolog/a del Nuevo Testamento I Salamanca 1974342 s Este análiSIS ha Sido recogido y ampliado por M BastmJésus devant sa passlOn 124 1423 Tenemos frnalmente la perlcopa comun a lostres slnoptlcos (Mc 12 18-27 par) que recoge unadlscuslon de Jesus con los saduceos a proposlto dela resurrecclOn de los muertos Esta vez las rndlcaclones son mas concretas y conciernen a la vez a lacreencia misma en la resurrecclon a la manera conque Jesus se la representa y qUlzas a aquellos que ladisfrutaranAntes de examrnar mas de cerca el contenido deeste pasaje digamos unas palabras sobre su contexto Es el mismo en los tres srnoptlcos que estande acuerdo en situar la dlscuslon durante la ultimaetapa de la mlSlon de Jesus la que se desarrolladespues de su entrada en Jerusalen (Mc 11 1-10par) y antes de su paslon (Mc 14 1 par) Tamblenen los tres srnoptlcos la dlscuslon tiene lugar dentrode una serie de controversiasEs sobre todo Mateo el que subraya este clima decontroversia y de hostilidad que rodea a la actiVidadde Jesus De 22 1 a 22 40 se observa la repetlclondel mismo escenario ciertas rnlclatlvas de Jesusfrases o comportamientos suscitan una reacclonobjecIones o preguntas que el se encarga de resolver A partir de 22 41 Jesus objeto hasta entoncesde los ataques de diferentes grupos u opositorespasa a su vez a la ofensiva Se observa ademas queen toda esta secclon Mateo ha agrupado en cuatrotrlptlCOS los pasos de Jesus1) Tres actiVidades- entrada en Jerusalen (21 1-11)- expulslon de los comercIantes del templo(21 12-17)- maldlClon de la higuera (21 18-22)2)Tres parabofas- los dos hiJos (21 28-32),- los vlñadores asesrnos (21 33-45),- el banquete nupCial (22 1-14)3)Respuesta a tres preguntas planteadas porsus oponentes- el tributo al Cesar (22 15-22)- la resurrecclOn de los muertos (22 23-33),- el mayor mandamiento (22 34-40)9

4)"OfensIVa" en tres etapa! - cuestiones a pro pasito del meslas (2241-46)- ataque contra los fariseos (23 1-36)- apostrofe a Jerusalen (23 37-39)Marcos y Lucas presentan en lo esencial estosmismos materiales pero los organizan de maneraalgo distinta cada uno a su modo En ellos porejemplo no se subraya tanto el aspecto de controversia en vez de un ambiente de tenslon y de polemica que se vaya acentuando progresivamente nosencontramos con un clima mucho mas IronlCO marcado solamente por algunas tensiones eplsodlcasMarcos presta atenclon al marco cronologlco yagrupa en tres dlas la actividad de Jesus Lucas porsu parte subraya el hecho de que Jesus enseña enel templo Sin preocuparse aparentemente del marcocronologlcoEs significativo que en los tres SInOptlCOS -a pesarde las variantes propias de cada uno en el manejode los materlales- Jesus expresa su fe en la resurrecclon de los muertos en el momento en que seacerca la perspectiva de su muerte esa muerte ala que ha aludido poco antes (Mc 12 1-12 par) en laparaba la de los vlnadores Es verdad que no hay unareferencia explicita a la suerte de Jesus en la dlscuslon sobre la resurrecclon de los muertos comotampoco en la dlscuslon que sigue a pro pasito delorigen del meslas (Mc 12 35-37) Pero resulta dificilcreer que en este ultimo caso los evangelistas nopensaran en la resurrecclon de Jesus En efecto ladlscuslon sobre el meslas Incluye una referencia alSal 110 1 (Mc 12 36 par) pues bien este verslculodel salmo sera aplicado con esmero a Jesus cuandola resurrecclon lo haya hecho reconocer como elautentico meslas hiJo de David (Hch 2 33-36) Talsera tamblen el caso del Sal 118 2 s ("la piedra quedesecharon los constructores ,,) que figura ademas en la paraba la de los vlnadoresSI todo esto es verdad no hay mas remedio quesentirse Impresionado por el caracter particular delcontexto en que se sltua la dlscuslon sobre la resurrecclon Inserta de este modo entre dos referenciasa la resurrecclon de Jesus la dlscuslon pierde gran10parte de su aire puramente teorlco Se convierte enel lugar de aflrmaclon de una esperanza en el momento crucial en que se dibuJa con mayor claridadla perspectiva de la paslon y de la muerteEL HECHOSI prestamos atenclon al contenido de la dlscuslon comprobamos que los tres relatos-hacen intervenir a las mismos "actores" Jesus yun grupo de saduceos (Mc 12 18 par)-presentan la misma problematlca (Mc 12 19-22par la mUjer con 7 maridos) y la misma cuestlon(Mc 12 23 par) solamente con algunas variantes enel plano de la formulaclon-recogen una respuesta casI Identlca de labios deJesus Esta respuesta encierra dos partes el como(Mc 12 24-25 par) y el hecho de la resurrecclon delos muertos (Mc 12 26-27 par)Veamos sucesivamente cada uno de estos aspectos empezando por el ultimo la certeza de la resurrecclon de los muertos y los puntos en que seapoyaLa fe en la resurreccion en el ludalsmo contemporáneo de JesusSe presenta a los saduceos Interlocutores de Jesus como "los que declan que no hay resurreCClOn"(Mc 12 18b par) En los Hechos se les caracterizadel mismo modo entonces Lucas empieza refiriendo la declaraclon de Pablo ante el sanedrln "Meluzgan acerca de la esperanza en la resurrecclOn delos muertos" (Hch 23 6) Luego hablando de lacomposlclon del sanednn formado por un partidode fariseos y otro de saduceos el autor indica aproposlto de estos ultlmos "Los saduceos sostIenen que no hay resurrecc

no son fáciles de comprender. Los textos utilizan el mito y el símbolo, el único lenguaje adecuado para hacer entender los con tornos misteriosos del universo más allá de la muerte. En este cuaderno, Michel GOURGUES se entrega a un examen minucioso y profundo de todo lo que en el Nuevo Testamento es capaz de iluminar los enigmas de la .

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