Estudios De Historia Económica N.º 64. La Inflación En .

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LA INFLACIÓN EN ESPAÑA.UN ÍNDICE DE PRECIOS DE CONSUMO,1830-2012Jordi Maluquer de MotesEstudios de Historia EconómicaN.º 642013

LA INFLACIÓN EN ESPAÑA. UN ÍNDICE DE PRECIOS DE CONSUMO, 1830-2012

El Banco de España, al publicar esta serie, pretende facilitarla difusión de estudios de interés que contribuyan al mejor conocimientode la economía española.Los análisis, opiniones y conclusiones de estas investigacionesrepresentan las ideas de los autores, con las que no necesariamentecoincide el Banco de España.El Banco de España difunde todos sus informesy publicaciones periódicas a través de la red Interneten la dirección http://www.bde.es.Se permite la reproducción para fines docenteso sin ánimo de lucro, siempre que se cite la fuente. Banco de España, Madrid, 2013ISSN: 1579-8682 (edición electrónica)

LA INFLACIÓN EN ESPAÑA.UN ÍNDICE DE PRECIOS DE CONSUMO, 1830-2012Jordi Maluquer de MotesEstudios de Historia Económica, n.º 642013

ÍNDICEIntroducción17Los índices de precios de consumo en España111.1El Índice de Precios de Consumo y otras nociones próximas1.2Antecedentes de la medida del nivel general de precios1.2.11.2.2Los índices coetáneos111518181.2.1.1La serie de Morato1.2.1.2La serie de García Alix1.2.1.3Los ensayos de Francisco Bernis1.2.1.4El índice del Instituto de Reformas Sociales1.2.1.5El índice del Museo Social de Barcelona1.2.1.6Los índices del Instituto Geográfico y Catastral1.2.1.7El índice del Servicio de Estadística Municipal de Barcelona1.2.1.8Las tentativas del Institut d’Investigacions Econòmiques1.2.1.9Los índices provinciales del Laboratorio de EstadísticaLos índices retrospectivos181920211.322.22.3324El índice de Biescas-Germán Zubero para Zaragoza1.2.2.2El índice de Pérez Castroviejo para Vizcaya1.2.2.3El índice de Reher-Ballesteros1.2.2.4El índice de Pérez Sánchez para Valladolid1.2.2.5El índice del coste de la vida de Martínez Vara para Santander1.2.2.6Los ensayos de Ballesteros1.2.2.7Los precios de Valladolid según Serrano García1.2.2.8El índice de Moreno Lázaro para Palencia261.2.2.9El índice de Molina de Dios para Mallorca27242425252728El deflactor de Alcaide Inchausti1.2.3.2Los deflactores de Prados de la Escosura2828Dificultades para la estimación de los precios de consumoEl campo de observación26271.2.3.1Construcción de un nuevo índice de precios de consumo2.1231.2.2.1Los deflactores del PIB31312.1.1Ámbito y período analizados2.1.2Las fuentes utilizadas2223231.2.2.10 El índice nacional de precios de Barquín Gil1.2.3223134Metodología utilizada en la construcción del índice38382.2.1Problemas en la composición del índice2.2.2Elaboración de los datos anuales y sistema de agregación2.2.3Las agrupaciones de artículos y su inclusión en el índice general2.2.4Enlace de índices de base distinta384142Las ponderaciones de los artículos incluidos en el índice432.3.1El consumo de alimentos básicos2.3.2Criterios de ponderación del grupo alimenticio2.3.3Criterios de ponderación de los productos no alimenticiosEvolución histórica de los precios de consumo españoles4655553.1Tendencias de largo plazo3.2La evolución de los índices de grupo573.3Niveles y movimientos de los precios593.4Variaciones interanuales de los precios de consumo62473925

456Principales etapas en la evolución de los precios63634.1Una ligera pendiente alcista, 1830-18734.2La paradisíaca estabilidad de la anteguerra, 1873-19134.3Inflación y retorno a la estabilidad, 1913-19364.4Distorsiones de los precios durante la Guerra Civil, 1936-19394.5Inflación acelerada y control de precios, 1939-2012Los precios españoles en el contexto internacional5.1La época de la moneda estable5.2Tiempos de grandes turbulencias5.3La carrera ANuevo Índice de Precios de Consumo95107BPrecios al por mayorCPrecios de las subsistencias e índices del coste de la vidaFuentes y bibliografíaÍndice de cuadros141Índice de gráficos14312911873

IntroducciónEn las últimas décadas, la historia económica ha registrado en España grandes avancesen cuanto a la construcción de series históricas de los principales agregados e indicadores. Muchas de las interpretaciones tradicionales de la evolución de la historia contemporánea, con ello, se han modificado sustancialmente. Se mantienen vivas, por otro lado, líneas de interpretación innovadoras, a la vez que una serie de polémicas abiertas permitenprever nuevos resultados. En una proporción nada desdeñable, esos logros provienen dela mejor utilización de las fuentes estadísticas disponibles o del aprovechamiento, después del correspondiente análisis crítico, de otras que eran consideradas inutilizables hasta ahora. Una buena muestra de ello es la obra colectiva Estadísticas históricas de España.Siglos XIX y XX, de 1989, con una segunda edición actualizada y muy ampliada en 2005,en la que yo mismo he preparado el capítulo dedicado a consumo y precios. Desde lapublicación de la primera versión de este trabajo en 1989, algunos de los tópicos, hastaentonces muy arraigados, acerca de una supuesta evolución inflacionista de la economíaespañola antes de 1936 quedaron desmentidos. Con todo, subsisten todavía importanteslagunas en el conocimiento estadístico de los dos últimos siglos. Una de las más sensibleses, a mi modo de ver, una mejor medición de la evolución de los precios de consumo. Elpresente volumen pretende poner fin a las incertidumbres subsistentes en este ámbito.El análisis del nivel general de precios de cualquier economía se efectúa a travésdel Índice de Precios de Consumo. Se trata de una de las más relevantes variables económicas, cuya evolución afecta muy directamente a los ciudadanos en sus ingresos, en susgastos cotidianos, en sus ahorros y en sus expectativas de futuro, y a los Gobiernos ensus previsiones, así como en su actuación reguladora. El Índice de Precios de Consumofigura, además, entre los instrumentos de primera importancia para el análisis del conjunto de la economía desde el momento en que hace posible la medida de la inflación y,por lo mismo, facilita el establecimiento de una base sólida para relacionar otros muchosagregados económicos y expresarlos en términos reales, como también para efectuarcomparaciones internacionales.El actual y muy popular Índice de Precios de Consumo español nace en 1940 conbase inicial en el primer año de la Guerra Civil (1936-1939), por lo que proporciona una cobertura temporal limitada a las seis últimas décadas del siglo XX y comienzos del XXI. Paraantes de esas fechas se carece de un indicador específico adecuado. Existe un índice deprecios al por mayor (IPM) de carácter oficial, con arranque en el año 1914, y también diversas estimaciones de precios al por mayor y del coste de la vida realizadas en el primer terciodel siglo XX, pero no se cuenta con ninguna serie que se pueda relacionar directamente conel conjunto de los precios de consumo. De entre las distintas estimaciones de los contemporáneos a que me acabo de referir, destacan seis; a saber, las realizadas por Francisco Bernis,el Instituto de Reformas Sociales, la Comisión para el Estudio de la Implantación del PatrónOro (Comisión del Patrón Oro), el Museo Social de Barcelona, el Institut d’InvestigacionsEconòmiques, también de Barcelona, y, finalmente, el economista Juan Sardá.Es bien notoria la utilidad de esos trabajos, como demuestra su profusa utilización por la historiografía. Pero ninguno de ellos cubre satisfactoriamente el vacío producido por la inexistencia de un índice de precios de consumo, objetivo al que no aspiraronpara nada, por otra parte, ni la Comisión del Patrón Oro ni Sardá. Los datos del Institutode Reformas Sociales, a partir de 1909, sí tratan de medir precios de consumo y, adicionalmente, presentan la ventaja de una muy amplia cobertura geográfica, pero están limitados a los alimentos básicos y no fueron objeto de ponderación alguna en la elaboraciónde los índices sintéticos, lo que plantea graves insuficiencias y problemas.BANCO DE ESPAÑA7ESTUDIOS DE HISTORIA ECONÓMICA, N.º 64LA INFLACIÓN EN ESPAÑA. UN ÍNDICE DE PRECIOS DE CONSUMO, 1830-2012

Los dos trabajos restantes que se elaboraron en el primer tercio del siglo XX,efectuados por Bernis y por el Museo Social de Barcelona —continuado este por el Institutd’Investigacions Econòmiques, que animara Josep Vandellós—, sí se propusieron trazaríndices ponderados, aunque solamente de los precios de los alimentos, y cumplieron algunos de los requisitos necesarios para alcanzar una mayor solidez metodológica. Lasprincipales limitaciones de estas dos series están en su corta duración temporal y en lalimitada gama de productos que consideran, lo que reduce muchísimo la utilidad para elanálisis histórico-económico de medio y largo plazo.En los últimos años, algunos historiadores económicos han tratado de cubrir elvacío motivado por la inexistencia de un auténtico indice de precios de consumo mediante diversos procedimientos, en ocasiones bastante laboriosos. Estas muy variadas y bienintencionadas tentativas de construir un sucedáneo del Índice de Precios de Consumohistórico para antes de la Guerra Civil constituyen aproximaciones interesantes, pero noalcanzan a satisfacer las exigencias propias del referido agregado por distintas razones deorden metodológico y de disponibilidad de información primaria que se explicitan másadelante, en la sección correspondiente de este estudio. En la mayoría de los casos, se hadebido recurrir a datos de precios procedentes del comercio al por mayor y a precios deproductos agrarios pagados en origen, así como a otros datos de valor de la producciónde mercancías, en vez de emplear precios pagados por los consumidores, lo que suponeun elemento de debilidad de estos ejercicios.Por la carencia de un instrumento tan relevante para el análisis de la economía enel caso español, emprendí muchos años atrás el proyecto de construir un índice que pudiera satisfacer razonablemente los requerimientos adecuados, a partir de la muy abundante información que fue posible reunir acerca de los precios de consumo de la ciudadde Barcelona. La primera versión escrita de este ensayo corresponde a 1986. Sus resultados fueron publicados parcialmente al año siguiente. También procedí a divulgar el índiceponderado de los precios de consumo del grupo de la alimentación entre 1890 y 1913,incluyendo el detalle de los precios mensuales entre 1894 y 1907, con motivo de un estudio sobre la economía española en los años de la crisis de 1898 que se editó en el año1999. El tiempo transcurrido desde la primera de estas fechas me ha permitido exponer elejercicio ante diversos foros académicos, completar la localización de un buen número denuevas fuentes primarias y dar a conocer sus principales resultados en diversos artículosy capítulos de libros. Finalmente, más de veinticinco años después, estoy convencido deque ha llegado la hora de cerrar la investigación y de dar a la luz sus resultados completos.El largo recorrido de esta pesquisa ha ido dejando numerosas deudas de gratitudpor el camino, que deseo explicitar. En primer lugar, debo hacer constar mi agradecimiento hacia Jordi Pradas, por su auxilio en el acopio de buena parte de los muchos millaresde datos de precios de los alimentos que se combinan en el Índice. Esta fue la labor básica para el arranque de la investigación en su fase inicial y permitió la construcción deltronco central del Índice. La incorporación de nuevas series ha sido, después, muy importante. Me han proporcionado referencias bibliográficas y fuentes de información, o pistaspara hallarlas, así como comentarios útiles, Luis Alonso Álvarez, Josep Maria Benaul, Albert Carreras, Josep Maria Delgado, Esteve Deu, Álvaro Espina, Joan Maria Esteban Marquillas, Maria Reis Fontanals, Pilar Frago, Aurora Gómez Galvarriato, Montserrat Llonch,Ramón Molina de Dios, Jordi Palafox, Pere Puig i Bastard y Ricardo Robledo.Estoy en deuda, asimismo, con los asistentes a los seminarios que impartí en diversas fechas en la Universidad Autónoma de Barcelona, Universidad Nacional Autónomade México, Universidad Complutense de Madrid, Universidad de Valencia, Centro de Estudios Históricos del CSIC, Universidad Internacional Menéndez Pelayo y Université deAix-en-Provence, así como con los participantes en una sesión monográfica sobre preciosdel III Congreso Latinoamericano de Historia Económica, celebrado en Bariloche en octuBANCO DE ESPAÑA8ESTUDIOS DE HISTORIA ECONÓMICA, N.º 64LA INFLACIÓN EN ESPAÑA. UN ÍNDICE DE PRECIOS DE CONSUMO, 1830-2012

bre de 2012. Deseo agradecer muy particularmente a María Eugenia Romero Ibarra, Enrique Llopis, Jordi Palafox, Consuelo Naranjo, Gérard Chastagneret, Antonio Escudero,Susana Bandieri, Carolina Román y Mario Matus las oportunidades de presentar a discusión este trabajo, y a Pedro Tedde de Lorca, su infinita paciencia en la continuamenteanunciada, y otras tantas veces aplazada, entrega del original definitivo.Quiero expresar, asimismo, mi gratitud al personal de los Archivos Administrativoe Histórico de la Ciudad de Barcelona, Archivo Histórico de la Biblioteca de Catalunya,Archivo Histórico de la Diputación Provincial de Barcelona, Archivo de la Corona de Aragón y Arxiu Nacional de Catalunya, así como al de la Biblioteca Nacional de Madrid, laBiblioteca del Pavelló de la República de la Universidad de Barcelona y las bibliotecas deTabacalera, SA, y del INE, en Madrid, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Valencia, la Empresa Municipal de Transportes de Barcelona, el INSEE de París yel ISTAT de Roma. Estoy en deuda, por último, con el personal de los servicios de préstamointerbibliotecario de la Biblioteca de Catalunya y de la Facultad de Economía y Empresade la Universitat Autònoma de Barcelona.BANCO DE ESPAÑA9ESTUDIOS DE HISTORIA ECONÓMICA, N.º 64LA INFLACIÓN EN ESPAÑA. UN ÍNDICE DE PRECIOS DE CONSUMO, 1830-2012

1Los índices de precios de consumo en EspañaEste primer capítulo está dedicado a definir el Índice de Precios de Consumo con el fin dedistinguir con claridad este concepto de otros bastante próximos —como los índices delcoste de la vida, los índices de precios al por mayor o los deflactores de la ContabilidadNacional— con los que se confunde frecuentemente. Se presentan, asimismo, los numerosos ejercicios que se han realizado en España para medir el nivel general de precios y suevolución a lo largo de los siglos XIX y XX. He agrupado tales antecedentes en tres conjuntos. Tras valorar rápidamente los trabajos de elaboración de índices de precios demayoreo y de precios industriales, procedo a resumir las características de los índicesconstruidos en la primera mitad del siglo XX, aquellos otros de carácter retrospectivo quese deben a la labor de los historiadores económicos modernos y, en fin, los instrumentosderivados de la reconstrucción de series retrospectivas de Contabilidad Nacional.El apartado final del capítulo aborda las dificultades para la estimación de losprecios de consumo cuando se carece de registros estadísticos sistemáticos realizadospor oficinas que se aplican a esa finalidad. Trata de enfatizar los problemas que surgen deemplear solamente precios de productos alimenticios y, además, de procedencias diversas. Los precios de los manufacturados y de los servicios, como también los alquileres deviviendas, evolucionaron con frecuencia de forma distinta a las subsistencias. Otro problema muy general es la falta de homogeneidad de los datos y la relativa arbitrariedad de lasponderaciones. Pero el mayor inconveniente de la gran mayoría de los índices es el escaso número de artículos cuyos precios se han podido controlar. Quedan abiertos, por tanto,problemas de relieve tanto en lo que se refiere a los datos como a los métodos empleados.1.1El Índice de Precios de Consumo y otras nociones próximasComo escribió el economista y demógrafo francés Alfred Sauvy (1952), un índice generalde precios es, en realidad, un monstruo, el espacio en que mayor virtualidad adquiere ladefinición clásica de la estadística como «el arte de precisar las cosas que se ignoran». Setrata de medir con la máxima exactitud posible algo tan perfectamente abstracto como elnivel general de precios y sus cambios en el tiempo. Cada uno de los valores de un índicede precios viene a ser, por tanto, la síntesis de un conjunto de cifras que representan conla máxima precisión posible las variaciones de los precios de mercado de una inmensamultitud de bienes y servicios, de los que tiene lugar un número inabarcable de transacciones. Dada la imposibilidad de controlar la totalidad de las operaciones de intercambiode bienes y servicios en una determinada economía, se hace necesario operar con unvolumen reducido de precios y de operaciones cuidadosamente seleccionadas con el finde garantizar su representatividad.Dentro de esa especie de entelequia a la que se ha convenido en llamar «nivel general de precios», el Índice de Precios de Consumo1 es un instrumento con el que se trata demedir la evolución del conjunto de los precios de los bienes y servicios que forman parte delconsumo de los hogares. Como tal, consiente una serie de empleos fundamentales, desdeel análisis de la coyuntura hasta la actualización de los salarios, las pensiones, las rentas olos impuestos directos. Pero, a pesar de sus múltiples utilizaciones, el Índice de Precios deConsumo informa sobre las variaciones de un tipo muy determinado de precios y no, comose piensa con frecuencia, sobre cualquier clase de precios o sobre el consumo en general.1BANCO DE ESPAÑA11Sobre la introducción del concepto de Índice de Precios de Consumo, adoptado por la OIT y ya generalizadoa nivel internacional, y sobre la sustitución de la fórmula tradicional de índices del coste de la vida, véase GarcíaEspaña y Serrano Sánchez (1980), pp. 17-19.ESTUDIOS DE HISTORIA ECONÓMICA, N.º 64LA INFLACIÓN EN ESPAÑA. UN ÍNDICE DE PRECIOS DE CONSUMO, 1830-2012

En las sociedades tradicionales que precedieron al moderno crecimiento económico, la relación entre el productor y el consumidor era prácticamente directa, sin ningunaclase de intermediación, en las transacciones relativas a la mayor parte de las mercancíasde consumo corriente. Apenas escapaban de esa pauta, en efecto, algunos bienes que nose producían localmente, como la sal y el hierro o las especias y los coloniales («ultramarinos»). En estas condiciones, el output del productor es, a la vez, el input del consumidor.Precios pagados al productor y precios al por menor son establecidos en una sola transacción y, por tanto, resultan idénticos. Por esta razón, el estudio de los precios de épocashistóricas remotas presenta escasas complicaciones, siempre, claro está, que se disponga de suficiente información primaria. La simplicidad del mercado en la Europa preindustrial es, quizá, la causa primera de las confusiones de muchos historiadores al utilizar demanera indiscriminada informaciones de precios de muy diversa naturaleza para medir lainflación de los siglos XIX y XX.En las sociedades contemporáneas, en efecto, con economías de mercado complejas y flujos de intercambios extraordinariamente intensos, el tema se presenta de unmodo muy distinto. En esta clase de escenarios alcanzan una importancia muy grande, adiferencia de las situaciones históricas remotas, las fases intermedias que separan la producción del consumo, integradas por los distintos segmentos del sector de la distribucióncomercial. Las actividades de intermediación llegan a alcanzar una enorme complejidad yconstituyen, por sí solas, la base de una o de varias de las más importantes ramas productivas de cualquier economía moderna.La participación de los costes de intermediación y de distribución en los preciosde consumo de alimentos, vestido y otros bienes es muy alta en las economías desarrolladas, como demostró Colin Clark [(1971), pp. 409-445] con ejemplos de Gran Bretaña,Estados Unidos y Holanda. Estos componentes de servicios de intermediación alejanenormemente los niveles de l

4 Principales etapas en la evolución de los precios 63 4.1 Una ligera pendiente alcista, 1830-1873 63 4.2 La paradisíaca estabilidad de la anteguerra, 1873-1913 65 4.3 Inflación y retorno a la estabilidad, 1913-1936 69 4.4 Distorsiones de los precios durante la Guerra Civil, 1936-1939 73 4.5 Inflación acelerada y control de precios, 1939-2012 75 5 Los precios españoles en el contexto .

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