Charles H. Spurgeon(1834-1892)

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Charles H. Spurgeon(1834-1892)

Una poderosa SalvaciónLo que las Sagradas Escrituras enseñansobre la Doctrina de la SalvaciónCharles Haddon Spurgeon“La salvación pertenece a nuestro Diosque está sentado en el trono, y al Cordero”.Apocalipsis 7:10

Una poderosa SalvaciónContenidoExordium . 41 El libre albedrío: Un esclavo . 52 La incapacidad humana . 193 La elección . 334 La redención particular . 505 El llamamiento eficaz . 666 La perseverancia final de los santos . 77Apéndice: Biografía de Charles Haddon Spurgeon . 91

Una poderosa Salvación, compilación de seis sermones de Charles Spurgeon (1834-1892).Traducido al español por Allan Román. Se pueden descargar más sermones de CharlesSpurgeon, ingresando a la página www.spurgeon.com.mx 2020 Chapel Library esta compilación en español. Chapel Library no está de acuerdo necesariamente con todas las posiciones doctrinales de los autores a los que publica. Las citas bíblicas se han tomado de la versión Reina-Valera 1960.Chapel Library envía gratuitamente materiales de siglos pasados centrados en Cristo portodo el mundo, confiando por entero en la fidelidad de Dios. Por consiguiente, no solicitamos donaciones; sin embargo, recibimos con gratitud el sustento de aquellos que libremente deseen dar.En todo el mundo: por favor descargue material gratuitamente desde nuestro sitio en Internet, o contacte al distribuidor internacional para su país en una lista que allí aparece.En América del Norte: para copias adicionales de este folleto u otros materiales de siglospasados centrados en Cristo, por favor contacte a:CHAPEL LIBRARY2603 West Wright StreetPensacola, Florida 32505 EE. UU.Teléfono: (850) 438-6666 Fax: (850) 438-0227chapel@mountzion.org www.ChapelLibrary.orgPor favor, considere además El Portavoz de la Gracia No. 30, El propósito eterno de Dios —disponibles en Chapel Library. El Portavoz de la Gracia es un compendio trimestral quecontiene de seis a diez mensajes de siglos pasados, todos acerca de un mismo tema, cadanúmero trae un tema distinto. Solicite suscripción– en todo el mundo: se envía un libro-e (eBook) gratis por correo-e:www.ChapelLibrary.org/subscriptions/– en América del Norte: se envía una copia impresa gratis porcorreo postal: escriba a Chapel Library.– en un país que tenga un distribuidor internacional: se envía una copia impresa porcorreo postal; escriba al distribuidor ors

ExordiumEstos sermones, predicados por el Príncipe de los Predicadores, Charles Haddon Spurgeon, quien fuera usado poderosamente por el Señor para traer un avivamiento en Inglaterra, a través de la fiel predicación de las Sagradas Escrituras en el siglo XIX;forman parte de la colección Una poderosa Salvación, con la cual pretendemos llevar atodos los lectores una herramienta para entender la Doctrina de la Salvación, incluidaen ella, una magistral exposición acerca del Libre albedrío y las Doctrinas de la Gracia,como se les ha llamado históricamente.Las Doctrinas de la Gracia, conocidas en inglés por su acróstico TULIP (Total depravity;Unconditional election; Limited atonement; Irresistible grace or effectual calling y Preservation of the saints) son la base de la fe reformada:1. Depravación total o Incapacidad humana: La total pecaminosidad del hombre o total incapacidad del género humano para buscar a Dios y hacer el bien según Él.2. Elección incondicional: La elección soberana incondicional de Dios para salvar a particulares pecadores indignos.3. Redención particular o Expiación limitada: El sacrificio expiatorio eficaz de Cristopor los pecados de su pueblo. Es decir, que la sangre de Cristo fue derramada sólo porsu pueblo escogido, garantizando la salvación para ellos y sólo para ellos.4. Llamamiento eficaz o Gracia irresistible. Por lo cual, aquellos que Dios ha escogidopara salvación vendrán indefectiblemente a Cristo, a través del llamado del Evangelio,pues es Dios quien los lleva a creer.5. Perseverancia o Preservación final de los santos: Su pueblo, aquellos que han sidoescogidos, llamados y justificados, también son guardados o preservados en la fe paraque perseveren en la obediencia hasta el final de sus vidas por el poder de Dios; paraque crezcan continuamente en santificación y estos nunca se perderán para siempre nise apartarán para apostasía.Es el propósito de este libro entonces, que el lector pueda reconocer la inmensa graciaque Dios ha tenido para con nosotros al darnos un poderoso Salvador.El editor

1El libre albedrío: Un esclavo“Y no queréis venir a mí para que tengáis vida”.Juan 5:40Sermón N 52. Predicado el domingo, 2 de diciembre de 1855,en la Capilla New Park Street, Southwark, Londres.Éste es uno de los poderosos cañones de los arminianos 1, colocado sobre sus murallas y, a menudo, disparado con un terrible ruido contra los pobres cristianos llamadoscalvinistas 2. Yo pretendo silenciar ese cañón el día de hoy o, más bien, dispararlo encontra del enemigo, pues nunca les perteneció a ellos. El cañón no fue construido en lafundición de los arminianos y, más bien, su objetivo era la enseñanza de una doctrinatotalmente opuesta a la que los arminianos sostienen.Usualmente, cuando se explica este texto, las divisiones son: Primero, que el hombre tiene voluntad. Segundo, que es entera-mente libre. Tercero, que los hombres deben decidir venir a Cristo por ellos mismos, de lo contrario, no serán salvos.Pero nosotros no lo dividiremos de esa manera, sino que nos esforzaremos por analizar de manera objetiva este texto, sin concluir apresuradamente que enseña la doctrina del libre albedrío, simplemente porque contiene palabras tales como “querer” y “noquerer”.Ya se ha demostrado más allá de toda controversia, que el libre albedrío es una insensatez. La voluntad no tiene libertad como tampoco la electricidad tiene peso. Soncosas completamente diferentes. Podemos creer en la libertad de acción del individuo,pero el libre albedrío es algo sencillamente ridículo. Todo el mundo sabe que la voluntad es dirigida por el entendimiento, que es llevada a la acción por motivos, que esguiada por otras partes del alma y que es una potencia secundaria.12Arminianismo – Doctrina que cree, principalmente, que los hombres vienen a Cristo por la meradecisión de su voluntad, es decir, profesan que el hombre tiene libre albedrío y que tienen la capacidad inherente de aceptar o rechazar a Cristo rechazando la predestinación de los individuospor parte de Dios. Pertinente a la teología de Jacobus Arminius (1560-1609), teólogo holandés,nacido en Oudewater, Países Bajos.Calvinismo – Línea teológica que cree en la Soberanía de Dios en todos los aspectos de la vida,incluyendo la salvación de los hombres, de manera que sólo los elegidos por gracia, llegarán a lasalvación, a través del llamado eficaz que hace el Espíritu Santo, usando la predicación o el conocimiento del Evangelio, y asegurando para siempre la salvación de los mismos al preservarlos ensantidad y obediencia al Evangelio.

6UNA PODEROSA SALVACIÓNTanto la filosofía como la religión, descartan de inmediato la pura idea del libre albedrío y yo estoy de acuerdo con la rotunda afirmación de Martín Lutero que dice: “Sialgún hombre atribuye una parte de la salvación, aunque sea lo más mínimo, al librealbedrío del hombre, no sabe absolutamente nada acerca de la gracia y no tiene el debido conocimiento de Jesucristo”. Puede parecer un concepto duro, pero aquel que creecon plena convicción que el hombre se vuelve a Dios por su propio libre albedrío, nopuede haber recibido esa enseñanza de Dios, pues ese es uno de los primeros principiosque aprendemos cuando Él comienza a trabajar en nosotros: que no tenemos ni voluntad ni poder, sino que ambos los recibimos de Él; que Él es “el Alfa y la Omega” (Ap.1:8) en la salvación de los hombres.Nuestras consideraciones, el día de hoy, serán las siguientes: Primero: Todos loshombres están muertos porque el texto dice: “Y no queréis venir a mí para que tengáisvida”. Segundo: Que hay vida en Jesucristo: “Y no queréis venir a mí para que tengáisvida”. Tercero: Que hay vida en Jesucristo para todo aquel que viene por ella: “Y noqueréis venir a mí para que tengáis vida”, implicando que todos los que vengan, tendrán vida. Y cuarto: La sustancia del texto radica en esto, que ningún hombre por naturaleza vendrá jamás a Cristo, pues el texto dice: “Y no queréis venir a mí para quetengáis vida”. Lejos de afirmar que los hombres, por su propia voluntad, harán algunavez eso, lo niega de manera abierta y categórica, diciendo: “y no queréis venir a mí para que tengáis vida”. Entonces, queridos hermanos, estoy a punto de gritar: ¿Acaso losque creen en el libre albedrío no están conscientes de que se están atreviendo a desafiarla inspiración de la Escritura? ¿No tienen ningún entendimiento, aquellos que nieganla doctrina de la gracia? Se han apartado tanto de Dios que retuercen el texto para demostrar el libre albedrío. En cambio, el texto dice: “y no queréis venir a mí para quetengáis vida”.I. Los hombres están muertos por naturalezaEntonces, en primer lugar, nuestro texto indica que los hombres están muertos pornaturaleza. Ningún ser necesita buscar la vida si tiene vida en sí mismo. El texto hablade manera muy fuerte cuando afirma: “Y no queréis venir a mí para que tengáis vida”.Aunque no lo dice con las palabras, efectivamente está afirmando que los hombres necesitan otra vida distinta a la que tienen. Queridos lectores, todos nosotros estamosmuertos, a menos que seamos engendrados a una esperanza viva.Todos nosotros, por naturaleza, estamos legalmente muertos: “ el día que de élcomieres, ciertamente morirás” (Gn. 2:17), le dijo Dios a Adán y, aunque Adán no murió en ese momento físicamente, murió legalmente; es decir, su muerte quedó registrada en su contra. Tan pronto como en Old Bailey (famosa corte criminal de Londres)el juez se cubre la cabeza con una gorra negra y pronuncia la sentencia, el reo es considerado muerto según la ley. Aunque pueda transcurrir todavía un mes antes de que seallevado al cadalso para que se cumpla la sentencia, la ley lo considera un hombre muerto. Es imposible que ese hombre realice ninguna transacción. No puede heredar nada

1. El libre albedrío: Un esclavo7ni puede hacer un testamento; él no es nada: Es un hombre muerto. Su país consideraque no tiene vida. Si hay elecciones, él no puede votar porque está considerado comomuerto. Está encerrado en su celda de condenado a muerte y es un muerto vivo.¡Ah! Ustedes, pecadores impíos, que nunca han tenido vida en Cristo, ustedes estánvivos hoy, por una suspensión temporal de la sentencia, pero deben saber que ustedesestán legalmente muertos; que Dios los considera así, que el día en que su padre Adántocó el fruto y cuando ustedes mismos pecaron, Dios, el Eterno Juez, se puso una gorranegra de Juez y los ha condenado.Ustedes tienen opiniones muy elevadas acerca de propia posición, y de su bondad, yde su moralidad. ¿Dónde está todo eso? La Escritura dice que “ya han sido condenados”(Jn. 3:18). No tienen que esperar el Día del juicio para escuchar la sentencia (allí será laejecución de la sentencia) ustedes “ya han sido condenados”. En el instante en que pecaron, sus nombres fueron inscritos en el libro negro de la justicia; cada uno ha sidosentenciado a muerte por Dios, a menos que encuentre un sustituto por sus pecados enla persona de Cristo.¿Qué pensarían ustedes si entraran en la celda de un condenado a muerte y vieran alreo sentado en su celda riéndose muy feliz? Ustedes dirían: “Ese hombre es un insensato, pues ya ha sido condenado y va a ser ejecutado; sin embargo, cuán feliz está”. ¡Ah! ¡Ycuán insensato es el hombre del mundo, quien, aunque tiene una sentencia registradaen su contra, vive muy contento! ¿Piensas tú que la sentencia de Dios no se cumplirá?¿Piensas tú que tu pecado, que está escrito para siempre con una pluma de hierro sobrelas rocas, no contiene horrores en su interior? Dios dice que ya has sido condenado. Sitan sólo pudieras sentirlo, esto mezclaría gotas amargas en tu dulce copa de gozo; tusbailes llegarían a su fin, tu risa se convertiría en llanto, si recordaras que ya has sidocondenado. Todos nosotros deberíamos llorar si grabáramos esto en nuestras almas:Que, por naturaleza, no tenemos vida ante los ojos de Dios; que estamos, en realidad,efectivamente condenados; que tenemos una sentencia de muerte en contra nuestra yque somos considerados por Dios tan muertos, como si en realidad ya hubiésemos sidoarrojados al infierno. Aquí ya hemos sido condenados por el pecado. Aún no hemos sufrido el correspondiente castigo, pero la sentencia ya está escrita y estamos legalmentemuertos. Tampoco podemos encontrar vida, a menos que encontremos vida ante la leyen la persona de Cristo, de lo que hablaremos más adelante.Pero, además de estar legalmente muertos, también estamos muertos espiritualmente porque, además de que la sentencia fue registrada en el libro, también se registró en el corazón; entró en la conciencia; obró en el alma, en la razón, en laimaginación, en fin, en todo. “ el día que de él comieres, ciertamente morirás”, secumplió, no sólo por la sentencia que fue registrada, sino por algo que ocurrió en Adán.De la misma forma que en un momento determinado, cuando me muera, la sangre sedetendrá, cesará de latir el pulso, los pulmones dejarán de respirar, así el día que Adáncomió del fruto, su alma murió. Su imaginación perdió su poder maravilloso de elevarse hacia las cosas celestiales y ver el cielo, su voluntad perdió el poder que tenía para

8UNA PODEROSA SALVACIÓNelegir siempre lo bueno, su juicio perdió toda la habilidad anterior de discernir entre elbien y el mal, de manera decidida e infalible, aunque algo de eso fue retenido por laconciencia; su memoria quedó contaminada, sujeta a recordar lo malo y olvidar lobueno; todas sus facultades perdieron el poder de la vitalidad moral. La bondad, que erala vitalidad de sus facultades, desapareció. La virtud, la santidad, la integridad, todasestas cosas, eran la vida del hombre; pero cuando desaparecieron, el hombre murió.Y ahora, todo hombre, está “muerto en sus delitos y pecados” (Ef. 2:1) espiritualmente. En el hombre carnal, el alma no está menos muerta de lo que está un cuerpocuando es depositado en la tumba; está real y efectivamente muerta, no a la manera deuna metáfora, pues Pablo no está hablando de manera metafórica cuando afirma: “Y élos dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”.Pero, queridos lectores, nuevamente quisiera poderles predicar a sus corazones enrelación a este tema. Ha sido algo penoso tener que recordarles que la muerte ya estáregistrada; pero ahora tengo que hablarles y decirles que la muerte ya ha ocurrido,efectivamente, en sus corazones. Ustedes no son lo que antes eran; ustedes no son loque eran en Adán, ni son lo que eran cuando fueron creados. El hombre fue creado puro y santo. Ustedes no son las criaturas perfectas que algunos presumen ser; ustedesestán completamente caídos, completamente extraviados, llenos de corrupción y suciedad. ¡Oh! Por favor, no escuchen el canto de la sirena de quienes les hablan de su dignidad moral o de su elevada capacidad en los asuntos de la salvación. Ustedes no sonperfectos; esa terrible palabra “ruina”, está escrita en sus corazones y la muerte está sellada en su espíritu.No pienses, oh hombre moral, que tú serás capaz de comparecer ante Dios sólo contu moralidad, pues no eres otra cosa que un cadáver embalsamado en legalidad, un esqueleto vestido elegantemente, pero, al final, putrefacto a los ojos de Dios. ¡Y tampocopienses tú, que posees una religión natural, que tú puedes hacerte aceptable ante Diosmediante tu propia fuerza y poder! ¡Vamos, hombre! ¡Tú estás muerto! Y tú puedes maquillar a un muerto tan gloriosamente como te plazca, pero no dejará de ser una solemne burla.Allí está la reina Cleopatra con una corona sobre su cabeza, vestida con sus mantosreales, siendo velada en la sala mortuoria. ¡Pero qué escalofríos recorren tu cuerpocuando pasas junto a ella! Aun en su muerte, se ve bella. ¡Pero cuán terrible es estarjunto a un muerto, aun si se trata de una reina muerta, muy celebrada por su bellezamajestuosa! Así también tú puedes tener una belleza gloriosa y ser atractivo, amable ysimpático; te pones sobre tu cabeza la corona de la honestidad y te vistes con los vestidos de la rectitud, pero, a menos que Dios te haya dado vida, ¡oh, hombre!, a menos queel Espíritu haya obrado en tu alma, tú eres a los ojos de Dios tan desagradable, comoese frío cadáver es desagradable para ti.Tú no elegirías vivir con un cadáver para que comparta tu mesa; tampoco a Dios leagrada tenerte ante sus ojos. Él está airado contigo cada día (Sal. 7:11), pues tú estás en

1. El libre albedrío: Un esclavo9pecado, tú estás muerto. ¡Oh! Debes creer esto; deja que penetre en tu alma; aplícalo ati, pues es muy cierto que estás muerto, tanto espiritualmente como legalmente.El tercer tipo de muerte es la consumación de las otras dos. Es la muerte eterna. Esla ejecución de la sentencia legal; es la consumación de la muerte espiritual. La muerteeterna es la muerte del alma; tiene lugar después que el cadáver ha sido colocado en latumba, después que el alma ha salido de él. Si la muerte legal es terrible, es debido asus consecuencias; y si la muerte espiritual es espantosa, es debido a todo lo que vienedespués. Las dos muertes de las que hemos hablado son la raíz y esa muerte que vendráes la flor que nace de esa raíz.¡Oh! quisiera tener las palabras apropiadas para poder describirles lo que es la muerte eterna. El alma se ha presentado ante su Hacedor; el libro ha sido abierto; la sentencia ha sido pronunciada: “Apartaos de mí, malditos” (Mt. 25:41) ha sacudido eluniverso y ha oscurecido a los astros con el enojo del Creador; el alma ha sido arrojadaa las profundidades donde permanecerá con otros en muerte eterna.¡Oh! cuán horrible es su condición ahora. ¡Su cama es una cama de fuego; los espectáculos que contempla son de tal naturaleza que aterran a su espíritu; los sonidos queescucha son gritos sobrecogedores, y quejidos y gemidos y lamentos; y su cuerpo sóloconoce un dolor miserable! Está sumido en un dolor indecible, en una miseria que noconoce el descanso.El alma mira hacia arriba. La esperanza no existe, se ha ido. Mira hacia abajo llenade terror y miedo; el remordimiento se ha adueñado de su alma. Mira hacia la derecha ylas paredes impenetrables del destino la mantienen dentro de sus límites para torturarla. Mira hacia su izquierda y allí los muros de fuego ardiente descartan la menor posibilidad de colocar una escalera para poder escapar. Busca en sí misma el consuelo, peroun gusano que muerde dolorosamente ha penetrado en su alma. Mira a su alrededor yno encuentra a ningún amigo que le pueda ayudar, ni a ningún consolador, sino sóloatormentadores en abundancia. No tiene a su disposición ninguna esperanza de liberación; ha escuchado la llave eterna del destino girar en su terrible cerradura y ha vistoque Dios toma la llave y la lanza al fondo del abismo de la eternidad donde no podrá serencontrada nunca. No tiene esperanza, no tiene escape, no hay posibilidad de liberación; desea ardientemente la muerte, pero la muerte es su encarnizada enemiga y novendrá; anhela que la no-existencia lo trague, pero esta muerte eterna es peor que laaniquilación. Anhela la exterminación como el trabajador ansía el día de descanso. Espera ser tragado por la nada de la misma manera que un preso anhela su libertad. Peronada de esto sucede, está eternamente muerta.Cuando la eternidad haya recorrido muchísimas veces sus ciclos eternos, estará todavía muerta. La eternidad no tiene fin; la eternidad sólo puede deletrearse con la eternidad. Y después de todo eso, el alma verá un aviso escrito sobre su cabeza: “Tú estáscondenada para siempre”. Escucha aullidos que durarán por toda la eternidad; ve llamas que no se pueden extinguir; sufre dolores que no pueden mitigarse; oye una sentencia que no retumba como los truenos de la tierra, que pronto se desvanecen, sino

10UNA PODEROSA SALVACIÓNque va en aumento, más y más, sacudiendo los ecos de la eternidad, haciendo que milesde años se sacudan nuevamente con el horrible trueno de su terrible sonido: “¡Apartaosde mí! ¡Apartaos de mí! ¡Apartaos de mí! ¡Malditos!”. Ésta es la muerte eterna.II. En Cristo Jesús hay vidaEn segundo lugar, en Cristo Jesús hay vida, pues Él dice: “Y no queréis venir a mípara que tengáis vida”. No hay vida en Dios Padre para un pecador; no hay vida en DiosEspíritu Santo para un pecador, aparte de Jesús. La vida de un pecador está en Cristo.Si piensas que en el Padre puedes encontrar la vida aparte del Hijo, aunque Él ame asus elegidos y decrete que vivirán, no es así; la vida está solamente en el Hijo. Si tomasa Dios el Espíritu Santo aparte de Jesucristo, a pesar de que es el Espíritu quien nos davida espiritual, sin embargo, la vida está en Cristo, la vida está en el Hijo. Ni nos atreveríamos ni podríamos pedir la vida espiritual a Dios el Padre o a Dios el Espíritu Santo.Lo primero que se nos ordena hacer cuando Dios nos saca de Egipto es comer la Pascua. Eso es lo primero. El primer medio por el que recibimos la vida es comiendo lacarne y la sangre del Hijo de Dios; viviendo en Él, confiando en Él, creyendo en su Gracia y su Poder.Nuestra segunda consideración es: Hay vida en Cristo. Les mostraremos que haytres tipos de vida en Cristo, de la misma manera que hay tres tipos de muerte.En primer lugar, hay vida legal en Cristo. De la misma manera que todos los hombre considerados en Adán tenían una sentencia de condenación dictada contra ellos enel momento que Adán pecó y, más especialmente en el momento de su propia primeratrasgresión, así también, yo, si soy un creyente, y tú, si confías en Cristo, hemos recibido una sentencia legal absolutoria, dictada a nuestro favor por medio de la obra de Jesucristo.¡Oh, pecador condenado! Tú puedes estar aquí hoy, condenado como el prisionerode Newgate (famosa prisión de Londres para los condenados a muerte); pero antes deque pase este día, tú puedes estar tan libre de culpa como los ángeles del cielo. Hay vidalegal en Cristo y, ¡bendito sea Dios!, algunos de nosotros la tenemos. Sabemos quenuestros pecados son perdonados porque Cristo sufrió el castigo merecido por esos pecados; sabemos que nosotros mismos no podremos ser castigados, pues Cristo sufrió enlugar nuestro. La Pascua ha sido sacrificada por nosotros; el dintel y los postes de lapuerta han sido rociados y el ángel exterminador no puede tocarnos jamás. Para nosotros no hay infierno, aunque esté ardiendo con terribles llamas. No importa que Tofet 3esté preparado desde hace mucho tiempo y tenga un buen suministro de leña y muchohumo, nosotros nunca iremos allí: Cristo murió por nosotros, en nuestro lugar. ¿Quéimporta que haya instrumentos de horrible tortura? ¿Qué importa si hay una sentencia3Tofet – Lugar cercano a Jerusalén donde, según el Antiguo Testamento, los israelitas sacrificabanniños al dios Moloch, quemándolos vivos. Se cree que es un lugar específico en el Valle de laGehena. Por extensión, los arqueólogos aplican este término a las tumbas de incineración conrestos infantiles carbonizados, depositados en urnas.

1. El libre albedrío: Un esclavo11que produce los más horribles ecos de sonidos atronadores? ¡Sin embargo, ni los tormentos, ni la cárcel, ni el trueno, son para nosotros! En Cristo Jesús hemos sidoliberados. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Ro. 8:1).¡Pecador! ¿Estás tú, legalmente condenado esta mañana? ¿Sientes que es así? Entonces déjame decirte que la fe en Cristo te hará saber que has sido absuelto legalmente. Amados hermanos, no es una fantasía que estamos condenados por nuestrospecados, es una realidad. Tampoco es una fantasía que hemos sido absueltos, es unarealidad. Si un hombre va a morir en la horca, pero recibiera un perdón de última hora,sentiría que es una grandiosa realidad. Diría: “He sido perdonado completamente, ya nopueden condenarme otra vez”. Así me siento yo.“Libre de pecado ahora, camino en libertad,la sangre del Salvador es mi completo perdón,a sus amados pies me arrojo,para rendirle homenaje, siendo un pecador redimido”.Hermanos, hemos ganado una vida legal en Cristo y no podemos perder esa vida legal. La sentencia fue dictada en contra nuestra una vez, pero ahora ha sido anulada. Está escrito: “Ahora, pues, ninguna condenación hay” y esa anulación es tan válida paramí dentro de cincuenta años, como lo es ahora. No importa cuántos años vivamos,siempre estará escrito: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están enCristo Jesús”.Continuando, en segundo lugar, hay vida espiritual en Cristo Jesús. Como el hombre está muerto espiritualmente, Dios tiene una vida espiritual para él, pues no hayninguna necesidad que no pueda ser suplida por Jesús, no hay ningún vacío en el corazón, que Cristo no pueda llenar; no hay ningún lugar solitario que Él no pueda poblar,no hay ningún desierto que Él no pueda hacer florecer como una rosa.¡Oh, ustedes pecadores que están muertos! que están muertos espiritualmente, hayvida en Cristo Jesús, pues hemos visto ¡sí! estos ojos lo han visto, que los muertos reviven; hemos conocido al hombre cuya alma estaba totalmente corrompida, pero que porel poder de Dios ha buscado la justicia; hemos conocido al hombre cuya visión eracompletamente carnal, cuya lujuria lo dominaba plenamente y cuyas pasiones eranmuy poderosas, pero que, de pronto, por un irresistible poder del cielo, se ha consagrado a Cristo y se ha convertido en un hijo de Jesús.Sabemos que hay vida en Cristo Jesús de un orden espiritual; sí, y más aún, nosotros mismos, en nuestras propias personas, hemos sentido esa vida espiritual. Recordamos muy bien cuando estábamos en la casa de oración, tan muertos como el propioasiento en el que estábamos sentados. Habíamos escuchado durante mucho, muchotiempo, el sonido del Evangelio, sin que surtiera ningún efecto, cuando de pronto, como si nuestros oídos fuesen abiertos por los dedos de algún ángel poderoso, un sonidopenetró en nuestro corazón. Creímos escuchar a Jesús que decía: “El que tenga oídospara oír, oiga” (Mt. 13:9). Una mano irresistible apretó nuestro corazón hasta arrancar-

12UNA PODEROSA SALVACIÓNle una oración. Nunca antes habíamos orado así. Clamamos: “¡Oh Dios!, tenmisericordia de mí, pecador” (Lc. 18:13).¿Acaso algunos de nosotros no hemos sentido una mano que nos apretaba como sihubiésemos sido sorprendidos en un vicio y nuestras almas derramaban gotas de angustia? Esa miseria era el signo de una nueva vida. Cuando una persona se está ahogando, no siente tanto dolor como cuando logra sobrevivir y está en proceso derecuperación. ¡Oh!, recordamos esos dolores, esos gemidos, esa lucha encarnizada quenuestra alma experimentaba cuando vino a Cristo. ¡Ah!, podemos recordar cuando recibimos nuestra vida espiritual tan fácilmente como puede hacerlo un hombre que haresucitado de su sepulcro. Podemos suponer que Lázaro recordaba su resurrección,aunque no recordara todas las circunstancias que la rodearon. Así nosotros también,aunque hayamos olvidado mucho, ciertamente recordamos cuando nos entregamos aCristo. Podemos decir a cada pecador, sin importar cuán muerto esté, que hay vida enCristo Jesús, aunque esté podrido y lleno de corrupción en su tumba. El mismo que levantó a Lázaro, nos ha levantado a nosotros y Él puede decir, aún a ti pecador: “¡Lázaro!, ven fuera” (Jn. 11:43).En tercer lugar, hay vida eterna en Cristo Jesús. ¡Oh! y si la muerte eterna es terrible, la vida eterna es bendita; pues Él ha dicho: “Y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor” (Jn. 12:26). “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yoestoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria ” (Jn. 17:24) “Yo les doyvida eterna; y no perecerán jamás, ” (Jn. 10:28). Entonces, cualquier arminiano quequiera predicar acerca de ese texto, debe comprar algo que le ayude a estirar sus labiosde manera especial; nunca podría decir toda la verdad sin retorcerla de una maneramuy misteriosa. La vida eterna, no una vida que se pueda perder, sino la vida eterna. Siperdí mi vida en Adán, la recobré en Cristo; si me perdí a mí mismo eternamente, mehe encontrado a mí mismo en Jesucristo. ¡Vida eterna! ¡Oh pensamiento bendito! Nuestros ojos brillan de gozo y nuestras almas se encienden en un éxtasis al pensar que tenemos vida eterna.¡Estrellas, apáguense!, dejen que Dios ponga su dedo sobre ustedes, pero mi almavivirá en el gozo y la bienaventuranza. ¡Oh sol, oscurece tu ojo!, mi ojo verá “al Rey ensu hermosura” (Is. 33:17), mientras que tu ojo no hará sonreír más a la verde tierra. ¡Ytú, oh luna, enrojece de sangre! Pero mi sangre nunca dejará de ser; este espíritu vivirácuando tú hayas dejado de existir. ¡Y tú, grandioso mundo!, tú puedes desaparecer porcompleto tal como la espuma desaparece sobre la ola que la transporta; sin embargo, yotengo vida eterna. ¡Oh tiempo!, tú puedes ver a las gigantes montañas morir y esconderse en sus tumbas; puedes ver a las estrellas como higos remaduros caer del árbol,pero nunca, nunca, verás morir mi espíritu.III. La vida eterna es dada a todo aquel que venga buscándolaEsto nos lleva al tercer punto: La vida eterna

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