Papeles De Trabajo Nº 26 - Diciembre 2013 - ISSN 1852-4508 .

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Papeles de Trabajo Nº 26 - Diciembre 2013 - ISSN 1852-4508Centro de Estudios Interdisciplinarios en Etnolingüística y Antropología Socio-CulturalLAS ESTRUCTURAS ELEMENTALES DEL DESARROLLO.APUNTES TEÓRICO-METODOLÓGICOS PARAUNA ANTROPOLOGÍA DEL DESARROLLO LATINOAMERICANAPablo QUINTERO1Resumen: La idea/fuerza de desarrollo continúa siendo uno de los cimientos fundamentales delos procesos actuales de producción material y de subjetivación social. A pesar de su visibleagotamiento y de los reiterados cuestionamientos a los que ha sido sometido, el meta-relato deldesarrollo pervive y goza aparentemente de buena salud. Lejos de procurar sustentar o defenderal desarrollo, la llamada antropología del desarrollo se ha interesado desde sus comienzos porcuestionar los discursos, las practicas y la propia noción de desarrollo, desde un locusepistémico que asume una responsabilidad ético-política con las comunidades con las cualestrabaja las ciencias sociales. Este artículo propone un marco teórico-metodológico para elabordaje antropológico del desarrollo. Partiendo de una crítica radical a la idea/fuerza dedesarrollo, el trabajo se asienta en la perspectiva teórica de la colonialidad del poder como puntode anclaje investigativo y analítico desde el cual se propone un abordaje metodológico sobre eldesarrollo en tanto espíteme y en tanto praxis. Tal abordaje plantea el análisis de los discursos yprácticas del desarrollo como una totalidad heterogénea de alcance global, que puede serestudiada a través de la integración de diferentes herramientas metodológicas provenientes dedistintas tradiciones.Palabras clave: Antropología, Desarrollo, Modernidad, Colonialidad.Abstract: The idea / force of development still is one of the fundamental building blocks of thecurrent processes of material production and social subjectivity. Despite its visible depletion andrepeated questioning to which it has been submitted, the meta-narrative of developmentapparently survives and enjoys good health. Far from seeking to support or defend development,the discipline known as anthropology of development has been interested from the beginning inquestioning the discourses, practices and the notion of development, from an epistemic locusassuming an ethical-political responsibility to the communities which anthropology works for.This paper proposes a theoretical and methodological framework for the developmentanthropological approach. From a radical critique of the idea / force of development, work isbased on the theoretical perspective of the coloniality of power as an anchor and analyticalresearch point, from which we propose a methodological approach for both the development asepisteme and as praxis. Such an approach brings the analysis of the discourses and practices ofdevelopment as a heterogeneous whole global reach, which can be studied through theintegration of different methodological tools from different traditions.1Instituto de Ciencias Antropológicas, FFyL-UBA / CONICET.pquintero@filo.uba.arFecha de recepción del artículo: Septiembre 2013Fecha de evaluación: Octubre 201398

Papeles de Trabajo Nº 26 - Diciembre 2013 - ISSN 1852-4508Centro de Estudios Interdisciplinarios en Etnolingüística y Antropología Socio-CulturalKeywords: Anthropology, Development, Modernity, Coloniality.Résumé: L idée force du développement continue d’être l un des fondements des processusactuels de production matérielle et de subjectivation sociale. Au-delà de son épuisementapparent, et des remises en question répétées dont il a été l objet, le métarécit du développementsurvit et jouit même d une bonne santé. Loin de vouloir défendre le développement,l anthropologie du développement s’est intéressée à la mise en question des discours, despratiques et de la même notion de développement, à partir d un locus épistémique qui assumeune certaine responsabilité éthico-politique envers les communautés avec lesquelles elletravaille. Cet article propose un cadre théorico-méthodologique pour une approcheanthropologique du développement. En assumant une critique radicale de l idée force dedéveloppement, notre travail prend comme cadre théorique et analytique la perspective de lacolonialité du pouvoir, pour aborder le développement en tant qu épistèmê et praxis. Cetteapproche propose d’analyser les discours et les pratiques du développement comme formant unetotalité hétérogène de portée globale, susceptible d être analysée à travers l intégration desdifférentes outils méthodologiques provenant de traditions diverses.Mots-Clé: Anthropologie, Développement, Modernité, Colonialité.IntroducciónLa noción de estructuras elementales ha sido utilizada por buena parte de los científicos socialespara referirse a modelos y patrones institucionales de diverso tipo existentes en el universosocial y que se constituyen como preceptos, formulas y/o pautas de pensamiento y acción. Estasestructuras establecen, orientan y regulan las praxis sociales de los sujetos en el contexto deespecíficos sistemas culturales. Aún cuando la noción de estructura no esté presente de maneraexplícita en las disquisiciones de la ciencia social, su significación subyace como telón de fondode la mayoría de las exploraciones y de los programas de investigación de la sociología y laantropología. Dentro de ambos campos de los saberes modernos, la adjetivación de elementales(o en otros casos fundamentales), ha servido para denotar el estado o la condición básica y/oesencial de tales estructuras. Es sabido que para Emile Durkheim las estructuras o formaselementales (élémentaires) remiten a estadios societales caracterizados por su sencillez ycuando no por su “primitivismo”, suponiendo que el estudio de estas formas básicas de loshechos sociales es el primer paso hacia la investigación de modalidades más complejas. En laintroducción a Las formas elementales de la vida religiosa (1973), Durkheim utiliza estapremisa, argumentando que para comprender a cabalidad el fenómeno religioso en lassociedades europeas era necesario retrotraerse al estudio específico de las formas más simplesmediante las cuales se presenta este fenómeno. De esta manera, Durkheim examina en su librola religión “animista” de los aborígenes australianos creyendo encontrar allí la modalidad mássimplista del hecho religioso dentro del variopinto panorama mundial de devociones y credos.La misma premisa durkhemiana es la que lleva a Claude Lévi-Strauss (1998) en Las estructuraselementales de parentesco, a tratar como elementales a los sistemas de parentesco másuniformes y estrictos, basados en la determinación de conyugues posibles y prohibidos. Paraaquellos casos en los que intervienen otras disposiciones más allá de las reglas matrimoniales,como las de tipo económico y político, Lévi-Strauss opta por referirse a estructuras “complejas”que intrincarían las modalidades primordiales del parentesco.En las conclusiones de su libro Las estructuras elementales de la violencia, Rita Segato (2003)toma prestado con originalidad el modelo levistraussiano sobre el parentesco para analizar lasdinámicas constitutivas de la violencia (especialmente la violencia de género). Segato encuentrala posibilidad de comparar el eje horizontal del sistema parental de trueques y dádivas con lasrelaciones de competición y alianzas que se gestan en las relaciones de “género/sexualidad”,asimismo extrapola el eje vertical basado en relaciones jerárquicas de exacción forzada y de99

Papeles de Trabajo Nº 26 - Diciembre 2013 - ISSN 1852-4508Centro de Estudios Interdisciplinarios en Etnolingüística y Antropología Socio-Culturaltributo a la dominación de naturaleza sexual. De esta forma, el eje horizontal constituido porrelaciones de poder que tienen a la simetría se combina con un eje vertical basado en relacionesprofundamente asimétricas, formando así un conjunto estructural que fundamenta la violenciade género.Remedando este tratamiento de las estructuras elementales, es posible caracterizar al desarrollocomo una idea/fuerza que encarna asimismo un conjunto de disposiciones fundamentales que loconfiguran como un conjunto estructural de prácticas y discursos. Sin embargo, el desarrolloforma un tipo diferente de estructuras elementales que las que pueden integrar otrasinstituciones y fenómenos sociales como la religión, el parentesco y la violencia, que desdemarcos comúnmente aceptados se visualizan como universales. Por el contrario, el desarrollo noes un fenómeno universal que represente el desenvolvimiento de las sociedades humanas a lolargo del tiempo. Para describir lo anterior, es más adecuado recurrir a las añejas nociones deproceso, devenir, historicidad, entre otras con las cuales pueden describirse los recorridosdiacrónicos de las sociedades humanas a lo largo del tiempo. El morfema desarrollo implicanecesariamente una visión secuencial, teleológica e inexorable de los recorridos de esassociedades, fijando de esta forma no un modelo descriptivo de esos “procesos” sociales sinomás bien un patrón normativo de los mismos. Por ende, el desarrollo es en realidad unaespecífica configuración subjetiva que constituye uno de los fundamentos centrales de lacosmovisión colonial e imperial del sistema-mundo moderno (Quintero, 2013a). Por ello nopuede ser considerado con el mismo status que la religión, el parentesco o la violencia. Pero entanto idea/fuerza, el desarrollo se constituye en torno a un conjunto de estructuras elementalesque a modo de principios constitutivos y organizacionales representan tanto el opus operatumcomo el modus operandi del desarrollo. Es precisamente en este sentido que puede hablarse delas estructuras elementales del desarrollo, no como configuraciones prístinas o simples, segúnel modelo durkehemiano o lévistraussiano de la sociedad, sino más bien como los fundamentos(grund) básicos y raigales (Marx, 1975) de esta moderna idea/fuerza.Las páginas que siguen, a manera de apuntes, procuran delinear un sendero posible para elestudio antropológico del desarrollo, que partiendo desde la teoría de la colonialidad del poderformulada por Aníbal Quijano, proponen diseños y estrategias metodológicas para su estudio.Esto implica, en nuestro caso, un posicionamiento crítico y radical con respecto al desarrollo ysus concomitantes, y que intenta revelar y estudiar sus relaciones carnales con la colonialidaddel poder. Somos consientes de la tensión existente entre la enunciación parcial de un marcoteórico-metodológico que pretende analizar al desarrollo a partir de sus relaciones con lacolonialidad del poder y la utilización de la antropología en tanto disciplina que está a su vezprofundamente ligada al mismo patrón de poder (Ferguson, 1997) y a sus modalidadeseurocéntricas del saber (Lander, 2000a). No por casualidad, las poblaciones dominadas yexplotadas en las que se gestan las intervenciones del desarrollo y sus agentes son las mismasque históricamente ha estudiado la antropología. Sin embargo, lo que se intenta aquí, es seguirlos senderos abiertos por otros intelectuales-activistas2 que han procurado resituar a laantropología a través de la (re)apropiación de algunas de sus herramientas conceptuales yprocedimentales siendo útiles para su utilización autónoma por parte de las comunidades con lasque trabajamos epistémica y políticamente (Colombres, 1996). Por ende, este esfuerzo norepresenta una deificación de la disciplina sino más bien un intento por redirigir suspotencialidades hacia los intereses comunitarios (Smith, 1999). El intento por antropológizar ala colonialidad del poder implica, simultáneamente, un esfuerzo por descolonizar a laantropología.2La lista de autores y proyectos de este corte es profusa, baste por ahora con mencionar algunaspropuestas recientes: Colombres (1996), Escobar (2005b) y Vázquez (2004).100

Papeles de Trabajo Nº 26 - Diciembre 2013 - ISSN 1852-4508Centro de Estudios Interdisciplinarios en Etnolingüística y Antropología Socio-CulturalEn este sentido, la perspectiva analítica que aquí se propone no tiene la pretensión de encontrarun desarrollo alternativo sino más bien se enmarca en el esfuerzo de hallar alternativas aldesarrollo. La actual encrucijada planetaria ha revelado que la última crisis del capitalismo,lejos de representar otro de los trances recurrentes de este modo de producción, representa por elcontrario una profunda crisis civilizatoria en la cual está en juego la sobrevivencia de la vida enla Tierra, dentro de un escenario de guerra permanente y de desgaste ecológico sin precedentes.La idea/fuerza de desarrollo es sin duda uno de los cimientos fundamentales del patrón deacumulación del capitalismo colonial/moderno, es en esa medida en que se hace fundamental laprosecución de exploraciones críticas que puedan revelar tanto las estructuras elementales deldesarrollo como sus lógicas afines.Colonialidad del poder y desarrolloLa colonialidad del poder, tal y como ha sido conceptualizada por Aníbal Quijano (1992, 2000ay 2000b), es una llave analítica que permite visualizar el espacio de confluencia entre lamodernidad y el capitalismo, y el campo formado por esta asociación estructural, en dondedescansa –de diversas formas- el desarrollo (Quintero, 2013a). Según Quijano, la colonialidadconstituye el patrón estructural de poder específico de la modernidad. Se componehistóricamente a partir de la asociación entre dos ejes centrales: a) un sistema de dominaciónbasado en una clasificación asimétrica de la población mundial, y b) un sistema de explotación,que articula todas las formas de explotación del trabajo en beneficio del capital (Quijano, 1993).Al configurar este modelo conceptual, Quijano parte de la elaboración de una teoría general delpoder que define al mismo como una malla de relaciones sociales caracterizadas por la copresencia y la inter-actividad de tres elementos: la dominación, la explotación y el conflicto.Tales elementos se desenvolverían en torno al control de los recursos y productos de cincoámbitos básicos de la existencia social: el trabajo, la subjetividad, la “naturaleza”, el sexo y laautoridad colectiva o pública (Quijano, 2001a). En este sentido la colonialidad del poder,representa un específica e histórica estructuración de la relaciones de poder a nivel global, quecombina en diversas asociaciones y ejes a los elementos del poder y a los ámbitos básicos de laexistencia social constituyendo así un patrón de poder3.De esta forma, la colonialidad del poder se compone históricamente a partir de dos ejescentrales. El primer eje consiste en un sistema de dominación asentado en un entramado derelaciones sociales intersubjetivas, basadas en la clasificación social jerárquica de la poblaciónmundial, sostenida en la configuración y naturalización de la idea de “raza”. Esta idea comoprimera categoría social de la modernidad (Quijano, 2000a), ha desempeñado un papel centraldentro de las nuevas identidades geoculturales globales que se constituyeron con el colonialismohispánico a principios del siglo XVI, articulándose posteriormente con otras formas declasificación social basadas en las ideas de clase y de género/sexualidad. En el patrón de poderde la colonialidad, la idea de raza y el complejo ideológico del racismo, impregnan todos y cadauno de los ámbitos de existencia social y constituyen la más profunda y eficaz forma dedominación social, material e intersubjetiva (Quijano, 2000b). Por otra parte, el segundo eje dela colonialidad, como actual patrón de poder, está compuesto por un sistema de relacionessociales materiales que se gestó en el mismo movimiento histórico de producción y de controlde subjetividades que da origen a los ejercicios clasificatorios descritos en el primer eje. En estesentido, con la conquista de América, comienza a gestarse paralelamente un nuevo sistema decontrol del trabajo, que consiste en la articulación de todas las formas conocidas de explotaciónen una única estructura de producción de mercancías para el mercado mundial, alrededor de la3Para un desarrollo más completo y pormenorizado del que puede hacerse aquí sobre la teoría de lacolonialidad del poder, puede recurrirse a los trabajos de Quijano referenciados en la bibliografía de estetexto, principalmente: Quijano (1992, 1993, 2000a, 2000b y 2001b). Para un breviario de sus propuestasfundamentales y de sus temas centrales pueden verse: Germaná (2009) y Quintero (2010).101

Papeles de Trabajo Nº 26 - Diciembre 2013 - ISSN 1852-4508Centro de Estudios Interdisciplinarios en Etnolingüística y Antropología Socio-Culturalhegemonía del capital. La noción de capitalismo se refiere precisamente al conjunto formadopor dicha articulación. Efectivamente, el capitalismo se desarrolló desintegrando a todos losantiguos patrones de control del trabajo, absorbiendo y redefiniendo todos los fragmentosestructurales anteriores que le fueran útiles. Aunque este eje del actual patrón de poder semanifiesta globalmente desde sus comienzos, no ha existido nunca de modo históricohomogéneo. Por el contrario, debido a su propio carácter, el capitalismo articula (además dediferentes formas de explotación) múltiples contextos históricos y estructuralmenteheterogéneos, configurando con todos ellos un único orden mundial encarnado en el actualpatrón global del control del trabajo (Quijano, 2000b).Desde esta perspectiva, se hace conveniente analizar al desarrollo como parte constitutiva deestas asociaciones estructurales formadas a instancias de la colonialidad del poder. Siguiendoesta línea argumentativa es que puede afirmarse que el desarrollo forma parte de los cimientosde la subjetividad moderno/colonial y por ende está expresada en buena parte de los corolariosque recrean su sistema cultural. El desarrollo no sólo opera en el despliegue de unas yaconocidas dinámicas capitalistas (Wallerstein, 1996), sino que además produce una enhiestaclasificación de la geografía y la población mundial a través de la configuración de una imagendel planeta que lo divide geográficamente en torno a distinciones ontológicas según lossupuestos “niveles de desarrollo” económicos y socioculturales alcanzados en cada uno de losterritorios. Así, supone la existencia de tres entidades diferenciadas: el Primer Mundo,desarrollado, tecnológicamente avanzado, libre para el ejercicio del pensamiento utilitario y sinrestricciones ideológicas. El Segundo Mundo (en la actualidad casi extinto por completo),también desarrollado y tecnológicamente avanzado pero provisto de un cúmulo ideológico queimpide el pensamiento utilitario. Y finalmente el Tercer Mundo, subdesarrollado, rezagadotecnológicamente, y con una mentalidad tradicional que obstruye la posibilidad del pensamientoutilitario y científico (Mignolo, 2003). En este sentido, el desarrollo se yergue actualmentecomo uno de los pilares de las definiciones geoculturales globales, actuando a la vez como unamáquina homogeneizadora que unifica a vastos conglomerados poblacionales bajo el rótulo de“subdesarrollados” o “tercermundistas”. Estas imágenes ontológicas han alcanzado tal grado deaceptación, que parecen ineluctables al grado de establecerse como una especie de segundanaturaleza (Coronil, 1999).En tanto sistema clasificador de la población mundial, las taxonomías del desarrollo se hanasociado históricamente de manera directa con las añejas ideas de raza, género/sexualidad yclase. No es casual que los programas de desarrollo internacional se dirijan hacia los países delllamado Tercer Mundo al tiempo que los proyectos de desarrollo local se orienten haciaindígenas, afrodecendientes, mujeres, etc. Las categorías de clasificación social mássubalternizadas y generalmente los sujetos mayormente dominados y explotados por el actualpatrón de poder global.De este modo, el desarrollo se despliega como la forma de organizar, bajo una categoría única,diversas manifestaciones de este patrón de poder global, a saber: a) el modelo temporal de lamodernidad/eurocentrada, b) la clasificación jerárquica de la población mundial articulada en unsistema descrip

En las conclusiones de su libro Las estructuras elementales de la violencia, Rita Segato (2003) toma prestado con originalidad el modelo levistraussiano sobre el parentesco para analizar las dinámicas constitutivas de la violencia (especialmente la violencia de género).

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